La confirmación de que la DGA ha instalado tornos en el acceso a su sede del Pignatelli ha creado malestar entre los funcionarios que trabajan en el centro, que consideran la medida "populista", ya que presupone que no cumplen su horario. Sin embargo, el consejero de Presidencia, Javier Velasco, lo justificó con el argumento de que, en tiempos de "crisis", los empleados públicos son los "primeros" que deben "dar ejemplo". La postura de los representantes sindicales va desde la complacencia de UGT hasta las encendidas críticas de CSI-CSIF.

Velasco explicó ayer que los tornos se pondrán en marcha por motivos de seguridad, pero reconoció que servirán también para mejorar el control de los funcionarios. Aunque el socialista no quiso cargar tintas contra los empleados públicos y aseguró que la medida no obedece a que se haya detectado un incremento del absentismo laboral o de la picaresca a la hora de fichar, admitió que se quiere incrementar el control de los trabajadores.

"En estos tiempos en los que gran parte de la población está perdiendo su empleo, los primeros que tienen que dar ejemplo con su jornada laboral son los trabajadores de la Administración", señaló. Velasco, que explicó que su departamento llevaba cerca de un año trabajando en el nuevo sistema de acceso, afirmó que, "además de ser honrado, hay que parecerlo", consciente de la "imagen, no siempre correcta" que tiene la sociedad de los funcionarios.

Los representantes sindicales, por su parte, reaccionaron con diversidad de opiniones. Desde UGT, Alicia Hernández, consideró normal que se realice un "control de los trabajadores" y no se postuló "ni en contra ni a favor" de los tornos. "No tiene que suponer ningún problema ni crear nada de angustia entre los funcionarios. Que se modernicen los sistemas de acceso es bueno", explicó la dirigente sindical.

Una "comunicación más clara"

Alberto Ramos, de CC. OO., sí lamentó que no les hayan informado "oficialmente" de esta circunstancia. "Echamos de menos una comunicación más clara a los representantes de los trabajadores", dijo Ramos, para quien no existen más problemas en el nuevo sistema de tornos: "Esto no va a ser una hecatombe. El procedimiento no es por sí ni bueno ni malo, sino diferente. Todo cambio genera cierta resistencia, aunque debería realizarse de la forma más normalizada posible", abundó, y recordó que cuando se llevó a cabo la instalación de los actuales aparatos de control ya hubo cierto malestar, "aunque luego no surgieron más problemas".

Desde CSI-CSIF, sin embargo, las críticas fueron mucho más duras. Lola Asín mostró su enfado porque, en su opinión, el Gobierno de Aragón "vende márquetin barato para confundir", ya que los trabajadores del Pignatelli llevan "desde 1993 fichando". "A nosotros qué más nos dan los tornos, si tenemos que hacer igual las horas que nos corresponden", añadió.

A su vez, Asín reclamó que el control en el cumplimiento de la jornada laboral se dirija también hacia "los 33 periodistas y los 300 asesores que hay". "A muchos de ellos, ni siquiera los conocen en su lugar de trabajo", atacó. También quiso precisar que -al contrario de lo que se indicaba en la auditoría realizada por la UE, según fuentes de la DGA- los tornos no incrementarán la vigilancia para los centros pagadores de la Política Agraria Comunitaria (PAC), ya que en este caso las gestiones se llevan a cabo en la sede de la plaza de San Pedro Nolasco.

Por último, Asín apuntó que antes de Navidades la junta de personal de los servicios centrales ya solicitó al Gobierno de Aragón que explicara en qué consistía el cambio, y que el lunes se reiteró esta petición en un "escrito detallado".

"Que fichen los 300 asesores"

Entre los funcionarios de la DGA, las opiniones son por lo general de malestar, no tanto por que aumente el control como porque la consideran una iniciativa "populista" que transmite una "imagen deteriorada de la realidad", al dar por supuesto que no cumplen su horario. Así lo explicó Carmelo Pérez, inspector de Turismo. "Ahora vamos a ver un restaurante. Antes, hemos tenido que pedir permiso a nuestro superior. Él lo valida, y el director provincial lo vuelve a validar. Y, luego, la secretaria lo comprueba", explicó para dejar claro que su jornada laboral ya está fiscalizada. "Pero de todo se puede hacer demagogia", añadió a continuación.

A su lado, su compañero Jesús Subías dejó claro que los tornos no les afectaban "de ningún modo" en su ritmo de trabajo. "Eso es para que la gente diga: que se fastidien los funcionarios", manifestó con desagrado.

"Ni fu ni fa, me da igual", dijo por su parte Pilar Valero, que trabaja en Industria. "Son los jefes quienes deben hacerse responsables de que todo vaya bien, como en las empresas privadas. Y también sería importante que fichen los 300 asesores, que no lo hacen". Asimismo, consideró que para los casos de ausencias injustificadas del puesto de trabajo la situación no cambiará: "Los que burlaban el sistema lo seguirán haciendo, bien yendo a la cafetería del Pignatelli o alegando alguna tarea en el exterior".

Hasta marzo, en cualquier caso, los nuevos tornos permanecerán inactivos, según informó el lunes el Gobierno de Aragón. Durante este periodo se pondrá a prueba el sistema para evaluar los posibles fallos y corregirlos. El cambio no afectará a los ciudadanos que acudan al Pignatelli a llevar a cabo los trámites de la administración autonómica. Para ellos, continuará en marcha el escáner actual.

Junto a los tornos, otra novedad va a ser la tarjeta electrónica que ya se está distribuyendo entre los casi 1.400 trabajadores, entre funcionarios, directores generales, asesores y demás, que hay en estas instalaciones. Con este dispositivo, que lleva incorporado sus credenciales, podrán realizar también las gestiones que prevé el plan de la administración electrónica.