Un testigo dice que la muerte del alcalde Miguel Grima no le causó tristeza

Un testigo, Miguel Ángel Puyó, vecino de Jaca, que mantiene relación con Fago por sus raíces familiares, ha declarado hoy en la sexta jornada del juicio por el asesinato de Miguel Grima, que se celebra en la Audiencia Provincial de Huesca, que la muerte del alcalde fagotano no le entristeció.


A preguntas del abogado de la acusación particular, Enrique Trebolle, quien planteó al testigo si su sentimiento por la muerte del alcalde era de alegría, Puyó aseguró que "yo me puedo alegrar en un sentido, Franco murió, otra gente murió y yo me puedo alegrar del hecho, no de la circunstancia".


Agregó que "me puedo alegrar en el sentido de que esa persona está muerta, no me puedo alegrar de la circunstancia, del modo en el que esa persona ha muerto". A la pregunta de Trebolle de si el hecho no le entristeció, el testigo contestó: "Para nada".


Este testigo consideró que el autor del asesinato de Grima no es del pueblo de Fago. El alcalde murió el 12 de enero de 2009 tras recibir el disparo de una escopeta de postas en la carretera que va desde Majones a Fago, cuando el alcalde regresaba a su casa tras mantener una reunión en Jaca. "No ha sido nadie del pueblo", estimó Miguel ngel Puyó, aunque "si a mí me dicen que le han dado una paliza, no me habría extrañado lo más mínimo".


Una veintena de testigos, entre vecinos de Fago, visitantes de fin de semana o cazadores, prestaron hoy declaración en la sexta jornada del juicio por el asesinato de Miguel Grima, entre ellos, Enrique Orduna, ganadero de la zona, quien manifestó que los problemas entre él y el alcalde surgieron a raíz de que el alcalde impidiera el paso del ganado por el casco urbano de Fago.


Orduna, en su declaración, aseguró haber visto el coche de Grima. "Vi el coche de Grima donde la finca de Santiago Mainar, allí estaba aparcado a la derecha y el furgón que tenía blanco, lo vi otro día en el depósito del agua".