SANIDAD/ARAGÓN

Un plan mejorará el acceso de 8.000 aragoneses al año a los cuidados paliativos

Se van a crear unidades en los hospitales especializadas en esta asistencia al final de la vida.

El equipo del ESAD del centro de salud Seminario prepara una jornada de trabajo
Un plan mejorará el acceso de 8.000 aragoneses al año a los cuidados paliativos
MAITE FERNÁNDEZ

Morir es parte de la vida, pero no por eso es menos importante tener ayuda profesional cuando llega el momento. Por eso, el papel de los servicios sanitarios no termina cuando una enfermedad no se puede curar, sino cuando ya no hay dolor que aliviar o asistencia que prestar.


Aragón pone ahora en marcha un ambicioso programa destinado a mejorar y facilitar la prestación y el acceso a los cuidados paliativos, los que se brindan a los enfermos al final de su vida para minimizar su sufrimiento físico y emocional.


El plan ha tardado en llegar, y aunque ya existían protocolos de actuación en las tres provincias y equipos de soporte de atención domiciliaria (ESAD), Aragón era una de las comunidades que tenía pendiente una estrategia específica.


El programa, que ya está en marcha y tiene dos años para consolidarse, va dirigido a unos 8.000 aragoneses cada año. Se estima que esta es la cifra de personas que fallecen y son susceptibles de recibir cuidados paliativos. Muchos de ellos son enfermos crónicos cuya esperanza de vida es limitada y se calcula que unos 3.500 padecen cáncer y, el resto, otras patologías, como demencias, ictus o ELA.


"En la pasada legislatura impulsamos dos estrategias generales, la de enfermos crónicos y la de salud mental. También hemos presentado la del cáncer y ahora activamos la de cuidados paliativos. Es vital seguir mejorando en este sentido", asegura el director general de Planificación y Aseguramiento de Salud, Manuel García Encabo.


La atención primaria, la clave


Han sido unos dos años de trabajo, en los que oncólogos, neurólogos, trabajadores sociales y psicólogos, entre otros, han consensuado qué medidas debían adoptarse. La propuesta es ambiciosa y busca dignificar el proceso de la muerte del paciente, respetando su voluntad y minimizando su sufrimiento.


Su objetivo es potenciar la atención en el domicilio del paciente, aunque luego se respete su decisión sobre dónde desea morir. Para aquellos que no pueden ser tratados en el domicilio, se marcan otras dos opciones. "Cuando por el proceso o las condiciones familiares no pueda estar en casa, se primarán las plazas en hospitales de convalecencia y, por último, la atención en hospitales generales. Pero el domicilio debe ser el lugar por excelencia", explica la directora de este documento, María José Amorín.


A efectos de organización, se quiere reforzar el papel de los equipos de atención primaria. Estos médicos y enfermeros recibirán en este tiempo más formación y serán los protagonistas de la asistencia. También serán los gestores de los casos y seguirán el desarrollo del paciente aunque sea trasladado a otro dispositivo. García Encabo resalta, el papel de la enfermería. "Ellas son la clave", dice.


Cuando un caso sea especialmente delicado, porque la familia esté desestructurada o el proceso sea mucho más crudo de lo habitual, intervendrán los equipos de soporte de atención domiciliaria (ESAD). Hay ocho en Aragón, uno por cada sector sanitario.


Nuevas unidades y más camas


Una de las novedades más importantes tiene que ver con la estrategia en los centros hospitalarios. Allí, actualmente, los enfermos que necesitan cuidados paliativos están desperdigados, son vistos por los especialistas pero no se hace una atención integral de sus necesidades emocionales o todas las que atañen al fin de su vida.


Por eso, en los hospitales generales se van a crear unidades específicas y va a haber un responsable de la estrategia de paliativos. Por ejemplo, en el Miguel Servet (sector II) se creará una unidad de 13 camas, que agrupará a aquellos que antes estaban en otros servicios. Allí se atenderán los casos más complejos y que tengan más necesidad específica de cuidados.


Otros pacientes también recibirán este trato, aunque no estén en la unidad, y lo harán desde neurología, neumología o cualquier especialidad. Para eso, se va formar a los especialistas. Tanto la unidad como el resto de pacientes estarán bajo la figura del coordinador. En el Clínico se funcionará igual y también habrá una unidad con 9 camas. Además, se habilitarán otras 22 camas en total, 6 en el sector de Zaragoza I, 4 en el de Huesca, 4 en el de Barbastro, 3 en el de Teruel, 3 en el de Alcañiz y 2 en el de Calatayud.


Asimismo, cuando un paciente necesite estar internado pero no requiera grandes medios, lo ideal será llevarlo a un hospital de convalecencia, como el San Juan de Dios o los respectivos en Teruel y Huesca, o utilizar unidades específicas, como la del Hospital Nuestra Señora de Gracia (Provincial).


Se estima que Huesca deberá contar con 12 camas de este tipo (ahora hay 4), Teruel con 10 (tienen 6) y Zaragoza con 70 (hay 38).


Información y formación


Poco a poco, además, hay que ir superando la falta de información que hay sobre cuántos pacientes están siendo tratados y otros aspectos, que suponen una brecha entre la atención primaria y la especializada. "Habrá un modelo de sistema de información homogéneo", asegura el director de Planificación.


María José Amorín, explica que ahora comienzan meses de formación. "Habrá un nivel básico, dirigido a los miembros de los equipos de primaria, psicólogos, trabajadores sociales... Otro intermedio, para los responsables de los equipos intrahospitalarios, y uno avanzado, muy específico, para el personal de los ESAD", aclara.