SALUD-ARAGÓN

Un enfermo de párkinson vive ahora veinte años más que hace tres décadas

En Aragón hay más de 2.000 pacientes, y casi 700 son tratados en el Clínico. No hay cura para este mal, pero sí avances en el tratamiento.

A Luis Muñoz le diagnosticaron el párkinson a los 30 años. En ese momento, ya había perdido el 70% de las neuronas que, en su cerebro, fabricaban la dopamina. Es decir, no estaba produciendo el componente que facilita la comunicación entre varias neuronas cruciales de su cerebro y se convirtió en presa de la enfermedad.


Pasó unos once años sin responder al tratamiento y, después, se sometió una cirugía para lograr la estimulación cerebral profunda (solo indicada para un 8% de los afectados aproximadamente). Ahora, cuatro años después, Luis asegura estar mucho mejor después de haberse acogido a esta opción.


En Aragón se detectan de 200 a 250 casos por 100.000 habitantes y año. En total, hay entre 2.000 y 3.000 afectados, de los que unos 680 son tratados en el Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa. En concreto, Javier López del Val, neurólogo de este centro sanitario, llamó ayer la atención sobre el hecho de que se ha avanzado mucho en el tratamiento quirúrgico y farmacológico de estos pacientes. También en el diagnóstico, para el que, por ejemplo, desde hace un par de años hay una máquina en el Clínico, un DATscan, que permite resultados más claros.


Para ello, se inyecta al paciente una sustancia marcada con radioactividad que se fija a una molécula implicada en el metabolismo de la dopamina.


"En 1986, la esperanza de vida de un enfermo de párkinson era de entre 6 y 8 años. Ahora, oscila entre los 26 y los 28", concretó López del Val en una rueda de prensa en la que se presentaron los actos para conmemorar durante esta semana el día mundial de la dolencia (que será el 11 de abril).


En ella estuvo acompañado de Adolfo Royo, presidente de la asociación Párkinson Aragón (www.parkinsonaragon.com) y de algunos asociados, como el propio Luis Muñoz.


Entre otras cosas, rechazaron la tesis que apunta a que se estén dando más casos ahora de párkinson que hace años, si bien es cierto que en la actualidad se diagnostica mejor. También insistieron en que, al contrario de lo que se piensa a nivel popular, no es solo una enfermedad de personas mayores, y que se encuentran casos en la juventud e incluso se han detectado en niños de 7 años.


Por otra parte, la enfermedad no produce la muerte por sí sola, pero sí que está ligada a complicaciones de tipo respiratorio que aparecen si el paciente tiene que estar en cama mucho tiempo.


En busca del origen


La causa de la enfermedad sigue siendo una incógnita, aunque se ha descartado que sea hereditaria. Existen varias hipótesis como que sea de origen infeccioso, por el envejecimiento precoz de áreas determinadas del sistema nervioso o por alteraciones de naturaleza vascular, pero ninguna ha sido validada por el rigor científico.


Nuevas teorías indican que la enfermedad sobrepasa al problema neuronal y que afecta a otras áreas del cerebro.


Lo cierto es que esto tiene su lógica, ya que no todos los pacientes comparten sus síntomas. Algunos de ellos se resumen en: manos con determinado temblor, pérdida progresiva del sentido del olfato, paso lento, dificultades para escribir (haciendo una letra cada vez más pequeña y más ilegible) y dificultades para hablar (mala vocalización, dolor de las articulaciones, sudoración excesiva...). El signo más característico es la rigidez muscular, y sobre todo hay una resistencia al estiramiento.