GRAN SCALA

Un año con (y sin) Gran Scala

Aquel periódico de mitad de noviembre recordaba al del Día de los Inocentes. Nadie podía creerse hace un año que un plan faraónico con 32 casinos y 70 hoteles se hubiera fijado en Monegros. Hoy la incredulidad persiste y, aunque se hayan dado pasos, todavía hay mucho por concretar.

"Un grupo internacional anuncia el mayor complejo europeo de ocio en los Monegros". Así contaba HERALDO hace ahora un año el sueño de levantar 32 casinos, 70 hoteles y cinco grandes parques temáticos en la estepa monegrina. La noticia llegaba de Orlando (Estados Unidos) y revolucionaba una tierra poco acostumbrada a este tipo de oportunidades. Había nacido Gran Scala. Un nombre, que esos días sonaba casi a inocentada, pero al que pronto se familiarizarían los aragoneses. Al igual que a las siglas ILD (International Leisure Development), los promotores del proyecto.


Una presentación por todo lo alto en la Sala de la Corona del Edificio Pignatelli, el Gobierno autonómico totalmente volcado y el apelativo que se ganó enseguida como "relevo de la Expo" hicieron que los aragoneses acogieran el proyecto con fervor. Ya fuera a favor o en contra, Gran Scala despertó desde el principio adhesiones inquebrantables y oposiciones enconadas. Pero de la expectación y el entusiasmo, se pasó rápido al escepticismo y, luego, a la decepción.


El incumplimiento reiterado de los plazos de compra del suelo -se habló primero de enero, luego de febrero, marzo, abril, y así hasta hoy- y una primavera salpicada de noticias que arrojaban todo tipo de dudas sobre la solvencia económica de sus impulsores, alimentaron la oposición al proyecto. Hubo protestas y movilizaciones ciudadanas, lideradas por la plataforma "Stop Gran Scala", que aglutinó a colectivos de diversa índole; mientras en el territorio de Monegros comenzaban a surgir las primeras dudas.


También en el Gobierno regional afloraron distintas sensibilidades y se dejaron ver las primeras suspicacias entre los socios. Gran Scala pasó de ser el relevo de la Expo a tan solo "una idea". La administración exigió un aval a los promotores, que nunca llegaron a presentar, si bien salvarían la situación al ampliar su capital con la entrada de un nuevo socio financiero.


Pero en ese momento, ya nada parecía convencer a la opinión pública, que demandaba hechos y acciones. Unas y otras circunstancias dejaron al proyecto prácticamente muerto a la llegada del verano. Entonces, por primera vez, los focos de la prensa y de las televisiones de medio mundo se alejaron de la iniciativa y quizá, por eso, sus promotores lograron avanzar discretamente.


No hubo primera piedra el 15 de septiembre, como ya todo el mundo preveía a esas alturas de la película, pero los promotores consiguieron durante ese mes dar los primeros pasos para ubicar el macrocomplejo en Aragón. Fracasadas las primeras opciones de Villanueva de Sijena y de La Almolda, ambas en Monegros, la ruleta de la fortuna se paraba definitivamente y para sorpresa de muchos en Ontiñena, un pequeño municipio ubicado en la comarca delBajo Cinca.


"Regalo de Navidad"


No sin ciertas dudas, el Ejecutivo daba al final su visto bueno a la ubicación -que alteraba los planes iniciales de Monegros y premiaba, curiosamente, a un Ayuntamiento del Partido Popular- y la maquinaria comenzaba a moverse, por fin. Habían transcurrido ya más de diez meses desde que el sueño comenzara a perfilarse.


Más que nunca, en medio de la situación de crisis económica, los aragoneses continúan hoy aguardando noticias. Tras un año con (y sin) el proyecto, desde sus promotores y desde la propia Administración autonómica se sigue pidiendo paciencia. "Será un buen regalo para Navidad", aseguran ahora. Esa es la fecha que manejan a día de hoy. Pero quién sabe mañana. "Avanzamos lento, pero seguro, y vamos a darle un empujón estos días", garantizan desde el gabinete jurídico que asesora a International Leisure Development para la compra de los terrenos. Lo mismo se asegura desde la DGA.


Lo cierto es que la firma de las opciones de compra se está demorando. Se habló de dos meses y el plazo está a punto de vencer (una vez más). El consorcio promotor se puso la venda antes de la herida y ya advirtió en su día de que el proceso no iba a ser fácil. Sus premoniciones se están cumpliendo. De los 130 propietarios que se beneficiarían del proyecto, solo 50 han presentado por el momento la documentación completa que les ha solicitado ILD para poder firmar. Muchas fincas se encuentran sin regularizar (o no están matriculadas o siguen a nombre de familiares fallecidos) y hay todavía un pequeño porcentaje de propietarios sin localizar siquiera.


A falta de concretar los terrenos, el Ejecutivo sigue trabajando para allanar el camino al proyecto llegado el momento. Aunque la ley de grandes centros de ocio que prepara aún no ha visto la luz (está bastante avanzada), sí lo han hecho otras normativas. El proyecto de ley de Ordenación del Territorio -que tendrá que tramitarse ahora en las Cortes- y el decreto-ley de Medidas urgentes administrativas para hacer frente a la crisis -ya en vigor- favorecerán su tramitación con la nueva figura de las inversiones de interés autonómico. Los plazos del proyecto se reducirán a la mitad.


Y es que el Gobierno tiene claro que el proyecto es vital, mucho más dada las circunstancias. "Hemos tenido claro siempre que es bueno para Aragón, antes y ahora", explica el consejero de Industria y Turismo, Arturo Aliaga. Las cifras son mareantes: 17.000 millones de inversión, más de 60.000 puestos de trabajo y 12 millones de visitantes al año. Aliaga reconoce que los promotores "tienen que ponerse las pilas" para "cerrar los flecos" de los terrenos. Pero es optimista y asegura que "una vez con el suelo en la mano, el proyecto tirará para adelante". "Si hay operadores que ya han confirmado su interés, mucho más con terrenos y una normativa especial. Lo más difícil es arrancar", afirma. En cuanto a las dificultades , echa mano del refranero y asegura que "el que algo quiere, algo le cuesta y lo que cuesta, vale".


Pero la crisis también afecta al juego. Y hay quien se pregunta ya si el consorcio logrará financiación en el contexto actual. Sobre todo, después de conocerse que su máximo referente -Las Vegas- sufre su peor crisis desde 1980. Sin embargo, ILD se mantiene firme en sus expectativas y no decae en su intención de transformar Monegros en el principal destino turístico de Europa.


Tampoco la contestación social. Los contrarios al proyecto acaban de solicitar una rueda de reuniones con los partidos políticos y han convocado manifestaciones para el próximo 12 de diciembre, cuando se cumplirá el aniversario de la presentación a todo trapo del proyecto. Para entonces, ¿será ya una realidad? Solo el tiempo lo dirá.