Tarazonica: una vía verde al lado del Moncayo

Un recorrido de 22 kms que discurre entre Tarazona y Tudela, a través de espacios naturales y en la que pueden verse todavía algunas de las antiguas instalaciones ferroviarias.

La Vía Verde del Tarazonica, a su paso por Tulebras, donde todavía se conserva el edificio de la estación ferroviaria.
La Vía Verde del Tarazonica, a su paso por Tulebras, donde todavía se conserva el edificio de la estación ferroviaria.
Heraldo.es

La más pequeña de las Vías Verdes aragonesas es la VV del Tarazonica, un camino natural para recorrer a pie o en bicicleta que une la localidad zaragozana de Tarazona con la ciudad navarra de Tudela. Es un recorrido de 22 km, que unen el Moncayo y el Ebro por este antiguo camino de ferrocarril, inaugurado en 1885 y que estuvo dando servicio hasta 1972. Se trataba de un recorrido de vía estrecha, por lo que los usuarios acabaron llamando ‘Tarazonica’ al entrañable tren, que, por la parsimonia con la que se desplazaba la locomotora, era conocido también como el ‘Escachamatas’. Con este recorrido por el Tarazonica continuamos la serie sobre estas rutas naturales en Aragón, en este año en el que se cumple el 25 aniversario de las Vías Verdes.

La vía de Tarazonica es una pista de doble piso: asfalto y zahorra compactada, que discurren paralelamente. Toda la senda “se encuentra señalizada y con piso en buen estado”, afirma Sara Royo, coordinadora de Turismo de la Comarca de Tarazona y el Moncayo. Se trata de una vía “bastante popular, incluso se celebra una maratón todos los años siguiendo su recorrido”, dice Royo. La vía cuenta con una afluencia regular de cicloturistas pero “también se utiliza para caminar por muchos de los habitantes de las localidades por las que pasa”, explica la coordinadora de Turismo.

Se trata, por tanto, de una vía que es muy disfrutada por los vecinos, pero, también por los turistas. Aunque no sea el principal reclamo turístico de la zona, “los visitantes que vienen a las casas rurales, sí que preguntan mucho por la vía verde”, dice la coordinadora comarcal. Puede recorrerse al completo o en parte, y disfrutar de las zonas recreativas que hay a lo largo de su recorrido.

La salida de Tarazona se realiza por la estación. El gran edificio que en su día fue lugar de tránsito de viajeros y mercancías es hoy es un centro cultural. Desde allí, y camino de Malón, nos encontramos con zonas de densa arboleda, que se combinan con huertas y frutales. Tras unos seis kilómetros de marcha se llega a la explanada que iba a ser el apeadero de Vierlas, una infraestructura que se planificó pero nunca llegó a ser construida. Desde este punto de la ruta se puede optar por dos caminos para continuar el recorrido. Por un lado, se puede seguir lo que fue el recorrido del Tarazonica en sus últimos años, después de que Renfe creará un nuevo trazado de vías anchas en el año 1953. Esta parte se realiza dentro de una especie de 'trinchera' de unos dos kilómetros. También se puede optar por usar la antigua vía estrecha que se encuentra a la derecha, un recorrido más sinuoso pero que, al estar situado en una cota más alta, permite disfrutar de las vistas del valle.

Conforme nos vamos acercando a Malón la ruta nos lleva de nuevo por espesas arboledas, una de ellas acondicionada como área de descanso. Se puede elegir reposar un poco o seguir camino hacia la localidad. Esta población, la última de la provincia de de Zaragoza antes de entrar en Navarra, se encuentra apoyada en un otero. En la cumbre se ubica una explanada con una buena perspectiva de la vega del Queiles.

En Malón, ubicada en uno de los muelles de la estación hay un área acondicionada para el descanso. Hasta aquí habremos recorrido siete kilómetros. Si se desea continuar, Tulebras, ya en la comunidad navarra, es la siguiente parada. La senda sigue por línea recta durante varios kilómetros. La llegada a un puente nos indicará que nos encontramos apenas a 500 metros de la localidad. Desde este punto, volviendo la vista atrás se pueden ver los huertos y, sobre ellos, la imponente mole del Moncayo.

En Tulebras, a pocos metros de la estación, junto a la carretera de Barillas, existe otra zona de descanso. De esta localidad destaca el Monasterio de Santa María de la Caridad, un recinto ligado a la Vía Verde, ya que el edificio de la antigua estación de Tulebras está incorporado en el conjunto monacal, quedando sus andenes y porches abiertos al disfrute de los viajeros.

La Vía Verde continúa, siguiendo siempre de forma paralela la estela azul del Queiles. En apenas dos kilómetros se llega a Cascante, donde aguarda un área de descanso y en el que puede verse el curioso edificio de la antigua estación de tren de vía estrecha, situado en una cota más alta que el moderno.

De camino hacia Murchante se pasa por el despoblado Urzante, municipio que quedó sin habitantes a mediados del siglo XIX y del que sobreviven algunas ruinas, además de la imagen de la Virgen del Pilar a la que procesionan en romería todos los 12 de octubre desde los vecinos Cascante y Murchante.

Hacia esta última localidad continua la ruta, que conduce, por el recorrido de que ocupaban las vías hasta la estación, a dos kilómetros de distancia del casco urbano. Se puede tomar una respiro sin necesidad de salir de las instalaciones ferroviarias, en un espacio acondicionado en la antigua playa de vías.

La ruta prosigue en una línea casi recta teniendo ya Tudela como próximo objetivo. La vía nos llevará, tras cruzar por debajo de un camino rural y una autopista, hasta el Canal de Lodosa. A la derecha de este cauce de agua artificial queda otro Canal, el Imperial de Aragón. Se cruza un olivar y se atraviesa una pasarela sobre la carretera de Ablitas. Quedan solo 4 kilómetros para llegar a la ciudad navarra y aparece la última ocasión de descansar en una de las áreas de reposo de la vía. Un camino rural sigue el sendero que marcó en su día el Tarazonica en su época de vía estrecha. Este último tramo se realiza entre un paisaje de huertas como el que ha marcado buena parte del recorrido y nos lleva hasta las calles de Tudela, donde una de las antiguas locomotoras de vapor que formaron parte de la cohorte del Tarazonica se expone ahora en medio de un canal de agua, y nos lleva, por un carril bici, hasta la actual estación. Y con esto se llega al fin del trayecto.

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