Monasterio y bienes de Sijena, una visita que son dos

Las plazas para ver los recuperados bienes de Sijena se llenan con semanas de antelación. Para comprender bien este patrimonio, debe conocerse también el monasterio, cuya visita se realiza aparte y debe reservarse por otro lado.

Un grupo de visitantes atiende a las explicaciones de la guía frente a las urnas funerarias y otros bienes de la colección de Sijena.
Un grupo de visitantes atiende a las explicaciones de la guía frente a las urnas funerarias y otros bienes de la colección de Sijena.
Rafael Gobantes

Casi 6.000 personas han acudido a ver los bienes del Monasterio de Sijena desde que se abrieron a la visita pública el 27 de enero de 2017 con las primeras obras rescatadas del Museo de Arte MNAC de Barcelona (51 de las 53, ya que la Generalitat da por extraviadas dos de ellas). A ellas se unieron el 23 de febrero las 44 piezas que permanecían depositadas en el Museo de Lleida, y que fueron recuperadas el 11 de diciembre por orden judicial. «Después de todo lo que ha visto y oído, la gente llega con mucho interés por saber más de este patrimonio», dice Ingrid Grúas, guía de Turismo de Aragón, organismo que gestiona la visita a los bienes.

Por cuestiones de conservación, las visitas deben hacerse en grupos pequeños, de no más de 20 personas. El perfil de visitante responde «tanto a turismo familiar como a personas a título individual aficionadas al arte», señala la guía. Se trata de «un público muy participativo, tanto que, a veces sus, observaciones nos han ayudado, por ejemplo, a descubrir alguna figura en un retablo», dice Grúas.

Los bienes que más admiración despiertan son «las tres urnas funerarias del siglo XV, el cuadro de Doña Dulce y el retablo de alabastro de Joly, que estaban en el Museo de Lérida», afirma. Y la pregunta más repetida: «Si las momias están dentro de las urnas». «No lo están, porque fueron expoliadas», aclara.

La historiadora Marisancho Menjón menciona también como piezas más singulares «las cajas sepulcrales de las tres religiosas, por su buena conservación y porque no era usual ese tipo de sarcófago de madera para contener la caja en la que estaban los cadáveres». Al mismo nivel de singularidad sitúa esta experta «las puertas del Palacio Prioral, del siglo XIII», que forman parte de los bienes recuperados del MNAC de Barcelona. «Se conservan muy pocos ejemplares de elementos muebles de esa época, además de estar pintados en policromía con lazos, escudos... y hasta ahora nunca habían estado expuestas», enfatiza Menjón, autora del libro ‘Salvamento y expolio. Las pinturas murales del Monasterio de Sijena en el siglo XX’. Junto con el retablo de alabastro de Gabriel Joly, maestro del siglo XVI que trabajó con Damián Forment «son las joyas de la colección», dice Menjón. Destaca también la historiadora «unos fragmentos de pinturas murales que se encontraban en el refectorio y otras zonas del monasterio» y que se han rescatado también de los almacenes del MNAC.

Otros bienes

Junto a ellos se puede ver la predela del retablo de la Piedad, el remate de este mismo retablo, dorado y policromado, y otros fragmentos de alabastro también obra de Joly, pertenecientes a varios retablos. De gran valor son también varios óleos sobre lienzo del siglo XVII. También se muestra un interesante repertorio de pergaminos y documentos, y una singular colección de indumentaria litúrgica del siglo XVIII.

Pero la mayor singularidad de todas es ver los bienes en el lugar para el que se crearon y donde estuvieron durante siglos. «A la gente le sorprende mucho porque están acostumbrados a ver monasterios ‘desnudos’, en los que solo se visita el edificio, mientras que aquí se ve con lo que eran sus muebles y decoraciones, en lo que era el día a día del cenobio. Sijena es un lugar diferente a cualquier otro», afirma Ingrid Grúas. La guía destaca que la impresión del visitante se intensifica «si sube desde la sala capitular del monasterio». Para ello, Menjón está de acuerdo en que «hay que recorrer todo el monasterio».

Hay que advertir que ello significa hacer dos visitas: la exposición de los bienes, que se muestran en el espacio acondicionado en los antiguos dormitorios, está gestionada por Turismo de Aragón, cuyos guías asisten a los visitantes; mientras que el permiso de visita al resto del monasterio pertenece a la comunidad de religiosas que lo habitan, atendido por guías voluntarios.

Visita doble

La visita al monasterio comienza por la iglesia, donde se muestra el panteón y la actual capilla (que era el antiguo refectorio), y se pasa al claustro para acceder a la sala capitular. Allí una proyección explica las imágenes, con pasajes de la Biblia, de las pinturas murales que cubrían sus muros, que se encuentran en el MNAC de Barcelona, y que deben regresar a Aragón por sentencia judicial. Una mayor explicación de las pinturas se ofrece en unos paneles explicativos (con textos de Menjón).

El Gobierno de Aragón está elaborando un plan director del monasterio, cuya presentación estará anunciada para dentro de unos días. Incluirá diversas fases de intervención en el monasterio, su consolidación y restauración y supondrá recuperar el Palacio de doña Sancha para la muestra del patrimonio artístico de Sijena.

Desde este 8 de abril, la visita a la exposición de bienes de Sijena se amplía a los domingos. El horario, viernes y sábados es de 10.00 a 14.30 y de 16.00 a 19.00; y el domingo, de 12.00 a 14.30 y de 16.00 a 19.00. Hay visitas guiadas cada hora. Para la visita a los bienes se recomienda reservar previamente ya que las plazas se llenan con mucha antelación. Teléfono 974 355 119; y visitasijena@aragon.es. Precio: 3 € (menores de 6 años, gratis).

Las visitas al resto del monasterio se realizan viernes y sábados, de 10.15 a 16.15, duran una hora y son atendidas por guías voluntarios. Recomendable reservar previamente (653 644 527).

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