Tras las huellas del islam por el Alto Aragón

El islam dominó durante siglos parte del territorio altoaragonés, inserto en la Marca Superior de al-Ándalus. Ruta por paisajes de la Hoya de Huesca y Los Monegros, en rincones de Huesca, Bolea, Alcalá de Gurrea, Piracés, Marcén, Usón y Alberuela de Tubo.

Vista de los torrollones de La Gabarda, desde el yacimiiento de Las Sillas.
Vista de los torrollones de La Gabarda, desde el yacimiiento de Las Sillas.
Javier Romeo/Prames

En la primavera del año 714, la expansión del islam alcanzó el valle del Ebro, ocupación que se prolongó durante cuatro siglos. La Marca Superior de al-Ándalus, frontera de este nuevo espacio de dominio musulmán, ejerció un destacado papel defensivo frente al reino franco y la Marca Hispánica, que incluía el reino de Pamplona y los condados aragoneses y catalanes en tierras pirenaicas.

Las huellas del islam en ese territorio oscense fronterizo son más difusas que en otros lugares de Aragón. De entonces datan algunas madinas o ciudades como Fraga o Barbastro, y avanzados sistemas de riego conservados en parte hasta nuestros días. En esta ruta vamos a descubrir los vestigios de ese legado de nuestra historia y nuestro patrimonio cultural.

Buena parte del territorio oscense pertenecía al distrito de Huesca (Wasqa), población conquistada por los musulmanes en el año 714 y reconquistada por Pedro I en 1096, donde iniciaremos nuestro recorrido. La zuda o fortaleza residencia del gobernador de la ciudad, ocuparía el solar que hoy corresponde al Museo de Huesca, la plaza de la Universidad y el Colegio Universitario, y contaría con su propia mezquita. El principal resto constructivo de esta época en el Alto Aragón es la muralla de Huesca, datada hacia el año 874. En las calles Joaquín Costa y Trasmuro encontraremos sus tramos más visibles.

Debió de contar con unas 82 torres, en su mayoría cuadrangulares, siendo la poligonal de Santo Domingo una torre albarrana, es decir, adelantada al cerco, y una de las más antiguas en su tipología. La torre del Amparo, la más visible hoy, podría tener origen en la muralla islámica pero es fruto de una reforma bajomedieval. La única puerta de la muralla que, aunque transformada, ha permanecido como portal es la de Montearagón o la Porteta, al este.

Una catedral sobre la mezquita

Sobre la mezquita aljama de Huesca se levantó la catedral gótica en el s. XIII. Al norte del claustro podemos ver el arco que daba acceso a su alminar. El Museo de Huesca expone piezas destacadas del mundo musulmán halladas en la provincia. La principal es el tiraz de Colls, magnífica tela del siglo XI hallada en la iglesia de Colls, en Puente de Montañana. También se muestran restos cerámicos de varios yacimientos, piezas de marfil, orfebrería y numismática, o los restos de un enterramiento infantil hallado en Los Zafranales (Fraga).

Nos desplazamos ahora por la A-132 y la A-1206 hasta Bolea, otra importante población musulmana fortificada. De sus desaparecidas murallas encontraremos huellas en un muro de contención de la plataforma en la que se asienta la Colegiata de Santa María la Mayor, monumento del siglo XVI que exhibe un retablo mayor considerado como una obra maestra del gótico mudéjar.

Seguimos por la carretera A-132 para tomar el desvío de la A-1207, en busca de la Atalaya de Tormos, ubicada frente a las aguas del embalse de la Sotonera, en el extremo noroccidental de una meseta, en término de Alcalá de Gurrea. Tomaremos una pista desde una finca situada a la izquierda de la carretera, en dirección sur. Es una construcción de planta rectangular (siglos IX al XI), que ha perdido su paño meridional y desde la que la vista se extiende sobre La Sotonera, hacia tierras del Gállego.

En lo más alto de Alcalá de Gurrea, siguiente destino, fue demolida en los años 1920-30 una torre conocida como el Torretón, pero en la parte baja del pueblo (avenida de la Virgen de Astón y calle de San Jorge), podremos ver algunos paños de sus antiguas murallas, con grandes sillares de yeso a tizón. La ruta nos lleva ahora hacia Almudévar, con fortaleza musulmana desaparecida, Tardienta y Grañén, territorio densamente poblado en época musulmana. Nuestro siguiente destino está en la Serreta de Tramaced.

La Peña del Mediodía

Al norte de Grañén, tomamos el desvío a Piracés, que albergó una de las fortalezas principales del distrito oscense. Dominando la localidad se alza la Peña del Mediodía, tozal que muestra en su cara norte numerosos huecos. Son los mechinales donde apoyaban las vigas de uno de los pocos ejemplos de castillo de madera que hubo en Aragón, de época emiral (siglos IX-X). Al oeste se eleva un montículo más prominente donde se ubicó un segundo recinto fortificado, dominado por la torre de Tartafaya. En el núcleo urbano encontraremos el pozo de Piracés o pozo Árabe, fuente excavada que bien podría remontarse a época musulmana.

De Piracés podemos tomar la pista asfaltada que conduce a Tramaced, en dirección a Fraella para llegar a Marcén. Por detrás de la iglesia, una pista nos acerca hasta los depósitos de agua y a una plataforma de arenisca donde se encuentran los restos de la población musulmana de Las Sillas o Las Cías (siglos X-XI). Ha aportado mucha información sobre la vida cotidiana en el ámbito rural de esta parte de la Marca Superior. En el sector oriental, un arquito de herradura señalaría la apertura del mihrab de una mezquita u oratorio.

Desde Marcén, tomamos la pista asfaltada que se dirige hacia el embalse del Torrollón. En la zona de la presa, nos desviamos a la izquierda por la pista que indica Usón, otro enclave musulmán. A 1,2 km, después de una cerrada curva a la derecha, tomamos un desvío a la izquierda que en otro tanto nos deja cerca del yacimiento de La Iglesieta o Gabarda I (siglos IX-X). Allí veremos los restos de una torre de planta rectangular y de un muro adosado a ella, una cisterna excavada en la roca y otros huecos de difícil interpretación.

Al suroeste de La Iglesieta se localiza el torrollón de Gabarda y los restos de su castillo, del que dependía la anterior fortaleza. Accederemos desde el parque Aventura Gabarda, otro punto de interés turístico al que llegaremos por pista asfaltada que parte del embalse del Torrollón. Desde el parque, una ruta marcada lleva hasta el pitón de arenisca. Una grieta permite una trepada no exenta de riesgo para acceder a la plataforma cimera, por lo que no la recomendamos. En la meseta superior quedan huellas de viviendas, aljibes y depósitos excavados en la roca.

Nuestro siguiente destino es el castillo de Alberuela de Tubo, al que llegaremos por pista desde el mismo núcleo, o por unas escaleras que parten desde el pueblo y giran en codo para dar con una puerta abierta bajo un arco del siglo XVI o XVII. En el interior del castro se levanta la ermita de la Virgen del Castillo (siglo XVI), hay un aljibe, varios silos y restos de diferentes épocas.

Castillo y bosque de pinos

Nuestro destino está ahora en San Lorenzo de Flumen. Una vez en la carretera hacia Sariñena (A-1223), tomamos la pista asfaltada que discurre junto a la acequia del Flumen, a la derecha; más adelante tomamos otra de tierra a la derecha y, poco después, un desvío a la izquierda, en dirección al tozal conocido como Castillo de Tubo, torrollón aislado con un bosquete de pinos a sus pies.

En la cara norte encontraremos las embocaduras de tres silos excavados en el suelo, que se cerraban con una losa de piedra y carbón para evitar un exceso de humedad. El lugar, habitado desde el Neolítico, alojó un castillo musulmán que pasaría a manos cristianas a principios del siglo XII. Quedan pocos restos en la plataforma cimera, inaccesible si no es escalando. Finalizamos nuestra ruta junto a esta impresionante roca, con vistas a Los Monegros más orientales y las primeras tierras del Somontano de Barbastro.

Texto extraído de ‘Ruta del islam. Paseos por la historia’, 2015, DPH-Prames.

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