Vacaciones pasadas por agua en Aragón

La Comunidad dispone de multitud de enclaves en los que disfrutar del agua. Un centenar de empresas en las tres provincias ofrecen mil actividades.

Actividades acuáticas en Aragón.
Actividades acuáticas en Aragón.
Río Caspe Aventura

Quien al soñar con unas vacaciones a remojo solo piensa en la playa, no ha caído en la cuenta de que Aragón tiene más de 4.500 kilómetros de tramos fluviales, además de pantanos y presas que dan lugar a más de 25.000 hectáreas de agua embalsada. La orografía aragonesa ofrece desde tranquilos embalses a trepidantes aguas bravas, permite deslizarse sobre el agua en tablas de windsurf o en una embarcación a vela, juntar agua y cielo en un deporte como el kitesurf, y divertirse sin más con el paddle sup o los familiares patinetes y ‘bananas’. Un centenar de empresas en las tres provincias ofrecen actividades para todas las edades y preferencias.

El kitesurf es una de las modalidades acuáticas más jóvenes, y tiene en La Loteta «el mejor lugar de España para practicarlo», dice Carlos Rodríguez, profesor de la Escuela Aragonesa de Kitesurf y director de La Loteta Sports, en Luceni. «Contamos con las mejores condiciones porque tenemos mucho viento, agua dulce, que da mayor flotabilidad y, al ser una lámina plana, sin olas, es mejor para aprender», afirma Gutiérrez.

La meca del kitesurf

En La Loteta no suele faltar nunca gente practicando el kitesurf, «incluso en diciembre, un puente puede traer a un centenar de deportistas», señala Gutiérrez, que vienen de todos los puntos de España, incluso zonas de costa.

Al contrario que el kitesurf, el rafting o el hidrospeed pueden disfrutarse sin necesidad de aprendizaje previo. «En tramos poco complicados el hidrospeed se puede practicar con 14 años. En el rafting, en secciones tranquilas del río se puede ir con niños de 4 años», explican en la empresa Compañía de Guías del Pirineo, en Torla, localidad bañada por el Ara, «el más potente del sur de Europa, y en el que el agua del deshielo permite practicar el rafting en primavera en las mejores condiciones». El resto del año, utilizan el Ésera, en Campo, y el Gállego, en Murillo, para ofrecer rafting, con sus rápidos y divertidos descensos. En el hidrospeed, «la tabla da sujeción y te protege de las rocas, y es increíble porque da la sensación de ser absorbidos por el agua».

Junto a aquellos apasionados de algunos deportes, el turismo fluvial juega también un importante papel como complemento a las estancias vacacionales en la montaña. «La gente viene a Ordesa a conocer el valle y caminar, pero siempre apetece un día de agua», explican desde la Compañía de Guías del Pirineo, que subraya que en Aragón la ley exige que estas actividades deben hacerse en compañía de guías titulados. En la práctica generalidad, las empresas facilitan todo el equipamiento a los usuarios, que simplemente deben llevar bañador y, en algunas actividades, calzado deportivo.

Son actividades que sirven para llenar una mañana de diversión. Lo explica Álvaro, de Jovial Adventura, en Fraga, que ofrece rutas en piragua en el Bajo Cinca, tanto en aguas bravas como tranquilas, en las que también vive un gran auge la práctica del paddle sup.

Navegar en Teruel

También Teruel tiene tradición marinera, especialmente en la Estanca de Alcañiz. En La Puebla de Híjar, Ricardo Rodríguez Canal, con su empresa Karalom, lleva años monitoreando cursos de vela ligera en la Estanca, «un enclave muy bueno porque es circular, con suficiente diámetro para hacer tiradas y el viento entra muy limpio por su orografía, ya que no hay montañas alrededor». Este verano, «por los problemas de llenado de la estanca ofrecemos kayak y patines por el pantano de la Pena, en Beceite. De una o dos plazas, se alquilan por horas y «recorren el pantano, se bañan, contemplan el paisaje…».

La tradición de la vela tiene un punto fuerte en Caspe. El ‘Mar de Aragón’ es un enclave excepcional con más de 100 km de longitud y 500 kms de costa. «Se hacen travesías hasta ‘perderse’, la gente se va más lejos de lo que hace en un puerto marítimo’, dice Eduardo Catalán, gerente de Río Caspe Aventura. «Otra gran ventaja son las buenas instalaciones del Club Náutico», añade Catalán, que enumera una larga lista de actividades:escuela de vela, windsurf, wakeboard y esquí náutico, para lo que disponen de alquiler de veleros, kayaks, patines de pedales, tablas de paddle sup y windsurf y motoras de paseo. El embalse de Mediano y La Sotonera, en Huesca, son también enclaves destacados para la vela ligera.

En Zaragoza, Ebronautas propone descensos de ecoturismo fluvial por el Ebro, que no disminuyen en verano, pese al estiaje. Sus recorridos ofrecen el añadido de una explicación de la naturaleza de un entorno en el que pueden verse «garzas, gaviotas, andarríos, cigüeñuelas..., también muchos peces e incluso nutrias», señala Néstor, director de Ebronautas. En los días de calor, el efecto endotérmico de evaporación del agua hace que navegar por el río sea una experiencia realmente fresca y relajada.

Son algunas propuestas, pero en la web turismodearagon.com están todas las modalidades que se pueden disfrutar en Aragón.