Barranquismo en familia

El barranquismo es una disciplina de montaña que ha tenido gran auge, muy interesante para practicar en familia. Algunos barrancos están especialmente indicados para iniciar a los más pequeños, como los del Furco, Ascaso o La Glera.

El barranco de La Glera presenta abundantes y divertidos saltos.
El barranco de La Glera presenta abundantes y divertidos saltos.
José Ortega

Los barrancos más sencillos o de iniciación atraen a menudo a grupos más o menos numerosos, que encuentran en ellos una forma de introducir en el mundo de la montaña a los más pequeños, con muchos alicientes para garantizar la diversión: saltos, toboganes, pequeñas escaladas o destrepes, rápeles sencillos… Todo en un ambiente refrescante, perfecto para los días calurosos de verano, y en un entorno magnífico de montaña, aventura y naturaleza que suele ser, además, idóneo para enseñar a los niños los valores más básicos de conocimiento y cuidado del entorno y respeto hacia un medio que obliga a la prudencia, como es siempre la montaña.

El descenso de un barranco con pequeños puede ser una forma perfecta de pasar el día en la montaña y hacerles disfrutar de la diversión y la aventura, sin más requisitos que seguir esos consejos básicos que parecen de sentido común y que se resumen, como en cualquier actividad de montaña, en saber valorar las limitaciones del grupo, dominar las técnicas básicas necesarias para acometerla y conocer el entorno, que no deberemos minusvalorar por muy lúdico, sencillo o relajado que pueda parecer.

Barranco del Furco (Broto)

- Dificultad: baja.

- Horario: 30 min aproximación; 2 h descenso y retorno inmediato.

- Longitud: 800 m.

- Desnivel: 150 m.

- Material: neopreno completo, arnés, descensor, casco y dos cuerdas de 30 m (rápel más largo de 22 metros).

- Periodo aconsejado de descenso: junio-septiembre; precaución al principio de temporada (principio de junio) pues todavía puede tener el caudal alto.

- Acceso: saliendo de Broto en dirección a Sarvisé, a unos 600 m encontraremos en una curva a la derecha un amplio ensanche para dejar vehículos, junto al puente por el que cruzaremos el barranco y donde podremos valorar el caudal. A los pocos metros, a nuestra izquierda, seguimos el sendero marcado que asciende hacia Buesa. Tras cruzar la carretera en dos ocasiones, la seguimos unos metros en sentido ascendente hasta tomar una pista a la izquierda, por la que subiremos para acercarnos en pocos minutos al dique de hormigón en el cauce que marca el inicio del descenso. Si se quiere acortar el acceso se puede subir a los más pequeños en coche hasta la pista.

Este barranco es un gran clásico del Pirineo, con muchas ventajas: la aproximación es corta, el retorno prácticamente inmediato y al lado de una población como Broto, con todos los servicios. Esconde preciosos rincones selváticos en una pequeña garganta excavada en el flysch. Además, está perfectamente equipado pues es frecuentado por empresas de guías. Conviene evitar fechas de aglomeración... o tomárselo con calma. Eso sí, hay que tener en cuenta que tiene rápeles más largos (de hasta 22 m), por lo que convendrá valorar la edad y el arrojo de los pequeños, quizá descendiendo junto a los más impresionables en el rápel.

Barranco de Ascaso (Boltaña)

- Dificultad: baja

- Horario: 20-30 min. aproximación; 1-1.30 h descenso y 15 min. retorno

- Longitud: 320 m

- Desnivel: 70 m

- Material: neopreno completo, arnés, descensor, casco y una cuerda de 15 m (no hay rápeles obligados, pero la cuerda será necesaria para ayudar a los pequeños en algún destrepe de hasta unos 7 m) /

- Periodo aconsejado: primavera y principio del verano; luego acusa el estiaje y deja de correr el agua.

- Acceso: a unos tres kilómetros de Boltaña en dirección a Broto, desvío a la derecha para llegar a Ascaso por cuatro kilómetros de pista asfaltada. Aparcar al final de la pista, junto al pueblo. En la plazoleta de la entrada a Ascaso, tomar camino a la izquierda y seguir carteles del sendero PR-HU 185 a Morillo de Sampietro. A los pocos minutos se bifurca, ignoramos el ramal descendente (por el que volveremos) y seguimos en ascenso hasta un puente de piedra que cruza el barranco. Nada más cruzarlo, abandonamos el sendero principal y subimos por unas rampas de roca paralelas al cauce, remontándolo unos 250 m lineales. Conviene que un adulto adelantado encuentre un acceso sencillo al fondo del barranco, poco antes de la bifurcación del barranco en su doble cabecera.

El de Ascaso es una muy buena opción como primer barranco para los más pequeños. Soleado y poco encajado, con posibilidad de escape a mitad de su corto recorrido. Es una sucesión de pequeñas marmitas con toboganes, destrepes y pequeños saltos. Tres de ellos están equipados para asegurar el paso con la cuerda, obligatoria para los más pequeños. Unas pozas por debajo del puente finalizaremos el descenso y abandonaremos el barranco a la derecha, por el sendero de subida hacia el pueblo.

Barranco de La Glera (Bergua)

- Dificultad: baja.

- Horario: 45 min aproximación; 2 h descenso y 20 min retorno.

- Longitud: 1.940 m.

- Desnivel: 136 m.

- Material: neopreno completo, arnés, descensor, casco y una cuerda de 30 m (el único rápel obligado es el de entrada, de unos 13 m).

- Periodo aconsejado de descenso: julio-septiembre.

- Acceso: desde Fiscal (Broto), tras unos 7 km de pista asfaltada hasta el pueblo de Bergua, donde se aparca junto a los contenedores antes de entrar al pueblo, que cruzaremos para seguir luego las marcas del sendero PR-HU 3, en descenso por bosque hasta llegar a un primer barranco, el de la Pera, que se cruza por pasarela metálica para girar de inmediato a la derecha y cruzar una segunda pasarela, ya sobre el que aguas arriba será nuestro barranco de La Glera de Otal. Tras esta segunda pasarela, giramos hacia la izquierda y remontamos el barranco, en general paralelos al cauce, siguiendo las indicaciones ‘Otal por barranco’. Cruzamos dos barrancos principales (Bergazo y Corbera), y hacia el final, el antiguo camino se pierde y seguimos a tramos entre campos abandonados. Cruzamos el barranco d’os Güertos y, poco después, llegamos al sendero que une Basarán y Escartín. Desde este cruce, ya podemos bajar ya al río para iniciar el descenso en la primera cascada, donde estuvo el puente ‘d’as Crabas’.

El barranco de La Glera o Forcos es uno de los descensos más estéticos del Pirineo, con muy escasas dificultades técnicas en caudal de estiaje. Se aconseja su descenso con niños en pleno verano, pues al principio de la temporada el caudal puede ser un poco alto. La aproximación no presenta grandes desniveles de subida salvo pendientes puntuales. Tras ella llegaremos a la bellísima entrada del barranco, con una bonita cascada que se puede descender en un rápel de 13 m, saltable desde varias alturas. A partir de allí, una preciosa garganta estrecha y sin dificultad excavada en flysch y en un entorno selvático hará las delicias de la familia.

Más información sobre descenso de barrancos en la misma zona, algunos también para realizar con niños, en el libro ‘Senderos de agua del río Ara. Barranquismo en Sobrarbe’ (Prames, 2014).

Consejos básicos para la actividad (con niños):

- Formación. Es totalmente indispensable que el responsable del grupo tenga formación específica en barrancos (técnicas de descenso, aseguramiento y rescate). Los niños deben siempre rapelar asegurados por un adulto, ya sea descendiendo con ellos en tándem o similar.

- Material. En perfectas condiciones y revisado por el líder del grupo (cuerdas, material de autorrescate, botiquín, agua y comida, manta térmica, teléfono móvil…); especial atención al tallaje adecuado del equipo que van a usar los más pequeños (arnés con descensor y dos cabos de anclaje con mosquetón de seguro, calzado con suela antideslizante, casco, escarpines y neopreno).

- Conocimiento del barranco. Conocer perfectamente el barranco y haberlo descendido antes sin los pequeños. Pequeños obstáculos, irrelevantes para un adulto y que no merecen una reseña en guías y blogs, se pueden convertir con niños en un problema serio. Además, conocer el barranco nos facilita una mejor valoración de su caudal.

- Caudal. Asegurarnos de que el barranco tiene un caudal bajo que no representa ningún problema para el progreso de los pequeños. Estamos en un medio tremendamente cambiante y barrancos ‘de iniciación’ se pueden convertir en descensos muy técnicos con tan sólo un pequeño incremento del caudal.

- Previsión meteorológica. Evitaremos siempre entrar a un barranco si la previsión meteorológica es inestable o puede haber tormentas en la zona o en la cabecera. Tampoco entraremos en barrancos que todavía conserven nieve en su cabecera o cuenca hidrográfica en días calurosos y soleados de primavera en los que puede producirse un deshielo que provoque incremento del caudal durante la actividad.

- Edad para iniciarse. Es muy difícil apuntar una edad idónea para dejar que los niños tengan una primera experiencia en un barranco, pues cada niño es un mundo. Como mera referencia, en torno a los 7-8 años podría ser una buena edad para iniciarse.

- Valoración del esfuerzo global. Ponerse en la piel de los más pequeños y valorar el esfuerzo global que les supondrá todo el descenso, incluyendo aproximación y retorno. Todos los años hay rescates de grupos con niños agotados o bloqueados en algún punto del barranco.

- Evitar aglomeraciones y respetar el entorno. En la medida de lo posible, evitaremos previsibles aglomeraciones en barrancos muy concurridos, fechas y horas señaladas. Aprovecharemos la actividad para la educación medioambiental de los pequeños.

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