Excursión por los Estrechos del río Mijares

Esta excursión nos introduce en el sector más occidental de la sierra de Gúdar, llevándonos hacia los abruptos, algunas veces inaccesibles, estrechos del río Mijares, en un entorno agreste de gran belleza natural.

El río Mijares discurre encajonado entre paredes rocosas que superan los 100 m de altura.
El río Mijares discurre encajonado entre paredes rocosas que superan los 100 m de altura.
Archivo Prames

A poco más de tres kilómetros de Formiche Alto, en la carretera que lleva hacia El Castellar, una pista a la izquierda indica el camino a los estrechos del Mijares, a cuyo comienzo dejaremos el coche. Iniciamos el recorrido por la pista, entre carrascas, junquillos, tomillos, linos y estepas; algunos cultivos y sabinas aisladas completan el paisaje de este primer tramo.

Pronto la pista sube y el carrascal es sustituido por el sabinar; pasamos un mas en ruinas y llegamos a un cruce en el que una tablilla de madera nos indica la dirección hacia los estrechos, a nuestra derecha. Seguimos subiendo hasta llegar a un pequeño alto, en el que encontramos nuevos cultivos y, a la izquierda, una balsa ganadera. El arbolado nos proporciona buena sombra para reposar y escuchar los sonidos de los numerosos animales que nos rodean (ranas, perdices, tórtolas, palomas torcaces, cucos, etc.).

Retomamos el camino y la pista enseguida comienza el descenso hacia el río. Delatados por las agallas que cuelgan de sus ramas, la presencia de algunos quejigos nos indica que nos adentramos en un ambiente de mayor bonanza.

Nada más iniciar el descenso pasamos junto a la masía de la Hoya Alta, casi comida por una maraña de endrinos y ortigas. A la derecha tenemos un muro de piedras; si miramos por encima de él a lo lejos vemos los estrechos a los que nos dirigimos.

Ahora la pista se introduce en la agradable sombra del pinar de pino silvestre, habitado por herrerillos capuchinos, reyezuelos listados y carboneros garrapinos. En la orla del bosque encontramos hermosos ejemplares de agracejo, de flores amarillas y tallos espinosos.

En los barrancos más umbríos, pequeñas islas de frescor permiten a los arces adueñarse del terreno, constituyendo pequeños rodales de vegetación eurosiberiana en un entorno típicamente mediterráneo.

El camino baja decidido hasta el nivel del río Mijares, que anuncia su proximidad con el fluir de sus aguas. Caminamos un tramo paralelos al cauce hasta llegar a una mesa de información, en la que podemos leer que existen tres zonas de estrechos, todas ellas de difícil acceso. Una breve historia nos acerca a la famosa 'Sabina Pinera', curiosidad botánica formada por un pino que ha nacido en el interior de una vieja sabina.

Los primeros estrechos los tenemos ya en frente, anunciados por paredones calizos de gran verticalidad, en los que cría el halcón peregrino. No será difícil verlo volar y, aún menos, escuchar su grito.

Para acceder a los estrechos debemos cruzar el río, para lo cual es posible que tengamos que remojarnos los pies. En verano éste es el momento de ponerse el bañador y disfrutar de las aguas del Mijares, repletas de pequeños pececillos.

Si el estiaje es acusado podemos continuar por el cauce del río remontando sus aguas. Según las ganas que se tengan de remojarse, podremos llegar hasta la Sabina Pinera, situada a la salida de los segundos estrechos. Nosotros nos damos la vuelta y continuamos un poco el ascenso por la pista. Los márgenes del camino están repletos de saponarias de vivos tonos rosas; el calor favorece el movimiento de lagartijas y numerosos insectos, entre los que destacan las mariposas (algunas tan hermosas como la chupaleches) y los extraños neurópteros de contrastado color negro y amarillo. Pronto vuelve a dominar la sabina sobre el pino.

Cruzamos el barranco de la Abuela, en el que nos podemos detener a observar las aguileñas de flores violetas colgantes, y seguimos subiendo un poco hasta que la pista hace una curva pronunciada a la izquierda. En este punto abandonamos su compañía para asomarnos, con cuidado, hacia los estrechos. Los paredones calizos que los custodian recuerdan, desde esta panorámica, los famosos Órganos de Montoro. Disfrutamos de la vista e iniciamos el regreso.

DATOS ÚTILES

Acceso: por la A-132 desde Huesca

Desnivel: 81 metros.

Horario aproximado: 2 horas y 15 minutos.

Época recomendada: todas.

Recomendaciones: en verano llevar gorro, agua, bañador y protector solar. Evitar los días y las horas más calurosas.

Punto de salida/llegada: a poco más de tres km de Formiche Alto por la carretera que lleva hacia El Castellar, encontraremos una pista a la izquierda que indica los estrechos del Mijares, a cuyo comienzo dejaremos el coche.

Teléfonos de interés:

Oficina de turismo de Mora de Rubielos: 978 806 132.

Ayuntamiento de Formiche Alto: 978 670 100

Textos extraídos de: Rodrigo Pérez, '150 paseos en familia por Aragón', Prames.

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