Un ceremonial para convertirse en caballero

La asociación Fidelis Regi levanta un campamento medieval para recrear el ambiente caballeresco del siglo XIII

Escenificación del entrenamiento de dos caballeros en la plaza del Seminario.
Un ceremonial para convertirse en caballero
Jorge Escudero

Diego de Marcilla pasó la noche de ayer en vela para hacerse acreedor al título de caballero antes de partir a la cruzada en la que piensa enriquecerse. El campamento levantado por el grupo recreacionista Fidelis Regi en la plaza del Seminario sirvió de marco para escenificar la prueba que tenían que superar los hombres que pretendían entrar en la orden de caballería.


El aspirante debía permanecer despierto en una iglesia o capilla sin más vestimenta que una camisola para mostrar así ante Dios la "pureza de su corazón y de sus intenciones", como explicó Carlos Polite, de Fidelis Regi. Con la única compañía de su espada, aguardaba el amanecer asumiendo el compromiso de respetar las reglas de la caballería, detalladas por el escritor medieval Ramon Llull. 


La recreación de la vela de armas se enmarcó en un escenario medieval que incluía media docena de jaimas, una de las cuales esta destinada a capilla. Durante toda la jornada se escenificaron entrenamientos de esgrima, de combate con lanzas o juegos militares. Tras el nombramiento de los caballeros, que se representa hoy en el mismo escenario, los turolenses partirán en busca de fortuna en la guerra.


Un heraldo animaba ayer a los hombres de la ciudad a alistarse en el ejército de Pedro II para combatir a los musulmanes. Para convencer a los reticentes, anunciaba que "el sueldo es bueno y el botín, a repartir en partes iguales". Entre los alistados, un combatiente honorífico, el cronista oficial de la ciudad, el historiador Vidal Muñoz.