La Partida de Diego arranca sin los agobios de público de las Bodas de Isabel

La declaración de amor mutuo de los protagonistas inicia la recreación teatral de la leyenda de Los Amantes.

Isabel de Segura y Diego de Marcilla se declaran amor mutuo a la puertas de la catedral.
La Partida de Diego arranca sin los agobios de público de las Bodas de Isabel
Jorge Escudero

La recreación teatral de La Partida de Diego arrancó ayer con la declaración de amor mutuo entre los dos protagonistas de la obra, Diego de Marcilla e Isabel de Segura, personajes interpretados por Gabriel Fuertes y Carmen Jara López. Unas doscientas personas se dieron cita en la plaza de la Catedral para asistir al inicio de la representación que, como indicó el alcalde, Manuel Blasco, supone «un aperitivo» de las multitudinarias Bodas de Isabel de Segura, que se celebran en febrero. 


La modesta presencia de espectadores y la noche apacible permitieron al público contemplar cómodamente las evoluciones de los actores. Los protagonistas del triángulo amoroso que centra el argumento de la leyenda de Los Amantes -Diego de Marcilla, Isabel de Segura y Pedro de Azagra- entraron en escena sobre el atrio de la Catedral.


La Partida de Diego, ya consolidada, se ha convertido, con Las Bodas de Isabel, en la mejor tarjeta de visita para la ciudad de Teruel. De hecho, como explica la gerente de la Fundación Bodas de Isabel -entidad que organiza los actos-, Raquel Esteban, el interés por esta recreación se ha multiplicado año tras año, como demuestran la multitud de consultas que registra actualmente la página web sobre el evento.


La clave del éxito, a juicio de Esteban, es «la enorme fuerza» que posee en sí misma la leyenda de Los Amantes de Teruel, que atrae a todo el mundo. La sintonía entre todos los actores y la experiencia teatral que algunos de los protagonistas atesoran, hacen el resto.


Si ayer Isabel y Diego se declararon su amor, hoy tendrá lugar la pedida de mano de Isabel y la promesa del Amante de que regresará en cinco años para casarse con ella. De forma gradual, la recreación se va tiñendo de negro para anunciar el trágico final que se avecina y que llegará el próximo mes de febrero con la muerte de ambos por el dolor de no poder culminar en vida su pasión.


A dar realismo a esta historia de amor truncada por la guerra y los condicionamientos sociales de la Edad Media contribuyen enormemente los grupos recreacionistas que participan en la fiesta llenando de ambiente de época los espacios públicos. Hay campamentos militares en la plaza del Seminario y en la de la Marquesa; La plaza de las Monjas se ha convertido en un lugar de juegos infantiles medievales mientras que las calles ofrecen la posibilidad de conocer cómo era un mercado en el siglo XIII. 


La Partida de Diego es una fiesta viva que evoluciona cada año. La escena conocida como ‘La mujer que espera’, una despedida de madres, prometidas y esposas hacia los hombres que se van a la batalla, ofrece este año tres coreografías y otras tantas voces distintas.