Alberto Villalba, el joven herido al estallar una bomba, tendrá unas manos biónicas en un mes

El accidente, el pasado septiembre, desató una oleada de solidaridad con el joven sin precedentes en la capital.

Alberto Villalba, el joven que el pasado mes de septiembre perdió sus manos y uno de sus ojos al estallarle accidentalmente una granada de la Guerra Civil mientras limpiaba el garaje de una vecina, contará en el plazo aproximado de un mes con unas prótesis biónicas de última generación que aportarán normalidad a su vida.


La adquisición de estas manos, de tecnología alemana y valoradas cada una en 45.000 euros, está siendo posible gracias a la colaboración de la población turolense, que se volcó en ayudar al joven desde el primer momento del suceso organizando un sinfín de actividades en las que se recaudan fondos para esta causa. Alberto viajará el próximo día 28 al Centro Ortopédico Tecnológico de Barcelona –donde están tratando su caso– para someterse a las últimas pruebas y, si todo va bien, pocos días después podrían serle implantadas las prótesis.


Estas manos artificiales, pertenecientes al modelo denominado ‘Michelangelo’ y cuyo coste no asume la Seguridad Social, son las más avanzadas que existen en el mercado. Permiten la reposición del pulgar con el primero y segundo dedo, lo que hace posible coger una tarjeta de crédito o un billete. Cuentan también con flexión dorsal y palmar y giro de muñeca.


Alberto podrá, entre otras acciones, coger una botella para llenar un vaso, teclear en el ordenador, pasar las páginas de un libro, estrechar la mano a un amigo –la prótesis se abre y se cierra con movimiento de todos sus dedos–, coger un cepillo de dientes y extender la crema y, muy importante, manejar una cuchara o un tenedor para comer. Dieciocho personas en España llevan este tipo de manos biónicas y 14 de ellas han sido implantadas en el centro catalán al que acude el joven de Teruel.

«Se defiende muy bien»

El director del Centro Ortopédico Tecnológico, David Llobera, destacó esta semana que Alberto, el cual ha sido sometido también a un transplante de córnea para que mejore su visión en el ojo que conserva, está «muy animado» y «se defiende muy bien» en el transcurso de los ensayos realizados hasta ahora. Una vez implantadas las manos, Alberto tendrá que entrenar durante un tiempo hasta aprender a moverlas y conseguir su propia percepción y destreza.


Es el paciente el que envía la orden del cerebro al músculo del brazo a través del sistema nervioso. Ese impulso neuromuscular es el que mueve la mano, dotada con electrodos o sensores que recogen esa pequeña corriente eléctrica. La prótesis está formada por componentes robóticos recubiertos de silicona y resina.


La madre de Alberto Villalba, Pilar Perales, expresó su deseo de que las prótesis permitan a su hijo, con el tiempo, conducir un vehículo. «La mecánica y la conducción son su mayor pasión; siempre quiso poder dedicarse profesionalmente a ello», remarcó Pilar, quien añadió que su hijo «se supera día a día para poder llevar una vida como la del resto de las personas».

Demanda judicial

Por otro lado, la familia estudia interponer una demanda judicial contra la propietaria del garaje que, como favor, limpiaban aquel 18 de septiembre Alberto Villalba y su padre. Este último también resultó herido por la explosión de la granada, pero sus lesiones revistieron mucha menos gravedad que las de su hijo. Ambas partes han intentado llegar a un acuerdo sin haberlo logrado, al menos hasta la fecha.


«Esto ha sido una tragedia que ha golpeado muy duro a mi familia y yo voy a luchar por mi hijo con todas mis fuerzas», declaró Pilar Perales. La madre de Alberto explicó que la granada –recogida en el monte por un hermano de la propietaria de la cochera ya fallecido– se encontraba en una plaza de aparcamiento sin puerta, «y eso es un peligro para cualquiera».