TERUEL

Embargan a dos vecinos de Libros sancionados por quejarse del peligro de la carretera a Cuenca

El Gobierno los considera organizadores del corte de la N-330 hace dos años, en el que participaron 200 personas.

La concejala Maribel Cortés, que fue sancionada inicialmente, cruza el paso de cebra de la travesía de Libros
Embargan a dos vecinos de Libros sancionados por quejarse del peligro de la carretera a Cuenca
ANTONIO GARCÍA

En medio de la polémica surgida por la negativa del Ejecutivo central a construir la autovía Teruel-Cuenca alegando motivos medioambientales, la Subdelegación del Gobierno en Teruel ha dado orden de embargar los bienes de dos de los cinco vecinos de Libros que en agosto de 2006 fueron multados por cortar la travesía de la N-330 en esa localidad. La acción tuvo por objeto llamar la atención sobre la peligrosidad de las actuales comunicaciones entre ambas capitales de provincia.


Los dos vecinos, Tomás Cerro y Francisco Daudén, se niegan a pagar la sanción -67 euros- por considerar que la protesta, en la que participaron unas 200 personas entre habitantes de Libros y veraneantes, "fue por una causa justa, como es el mal estado de la carretera entre Teruel y Cuenca, algo que reconoce, incluso, el propio Gobierno central", declaró el primero de ellos. El embargo será en cuantía suficiente para hacer frente a la deuda.


Añaden que en ningún momento hubo desorden en la vía pública ni se realizaron barricadas, pues la manifestación consistió en el paso ininterrumpido de personas durante media hora por uno de los pasos de cebra de la travesía urbana de la N-330 por Libros, lo que obligó, no obstante, a que los coches y camiones que llegaban a la localidad tuviesen que parar. Por último, se preguntan por qué no han sido multados el resto de los participantes en la protesta. "No nos sentimos culpables de nada", subrayó Cerro.


De los otros tres sancionados, a una mujer, la concejala Maribel Cortés, se le retiró la sanción al esgrimir esta que contaba con testigos que podían aclarar que ella no tomó parte en la protesta, según explicó ayer ella misma. Los dos restantes, que forman matrimonio, han decidido pagar la multa para pasar página sobre un incidente cuyas consecuencias duran ya más de dos años.


La abogada de Tomás Cerro, Chelo Calomarde, afirmó que, por los escritos que recibió su cliente, la Subdelegación del Gobierno decidió sancionar a estos cinco vecinos "por considerarlos organizadores o promotores del evento", algo que niega su representado. "Fuimos todos a una. En todo caso, creemos que no hicimos nada malo y llegaremos donde haga falta; a juicio, si es necesario", declaró Cerro.


Fuentes de la Subdelegación del Gobierno señalaron, por su parte, que los cinco vecinos fueron multados "por cortar la carretera y no obedecer a la Guardia Civil cuando esta les pidió que se retirasen". Desde el organismo agregaron que los recursos de alzada presentados contra la sanción por los afectados llegaron fuera de plazo, por lo que fueron desestimados y el procedimiento continuó su curso.


Maribel Cortés, inicialmente multada, relató ayer que el día antes de la manifestación ella misma envió un fax desde el ayuntamiento comunicando a la Subdelegación del Gobierno que la población iba a realizar una protesta. La manifestación se desarrolló sin que la Subdelegación hubiese dado su conformidad. Los vecinos eligieron el 10 de agosto por haber más gente esos días en la localidad y también porque, al ser festivo, no pasarían los 200 camiones que a diario cruzan el pueblo cargados con caolín de las minas de Riodeva.


Tramo complicado


Los 40 kilómetros de la N-330 entre Teruel y Libros, y en particular la travesía urbana de esta carretera en la localidad, constituyen el tramo más peligroso del corredor Teruel-Cuenca, de 150 kilómetros en total. De hecho, cuando el secretario de Estado de Fomento, Víctor Morlán, acudió a Teruel el pasado noviembre para anunciar que no se haría la autovía A-40 entre estas dos capitales de provincia, destacó que, no obstante, de Teruel a Libros habría que modificar el trazado actual por los problemas de sinuosidad y estrechez que presenta.


Al llegar a Libros, los camiones tienen, prácticamente, que cederse el paso unos a otros porque no caben dos al mismo tiempo. La travesía es tan estrecha que apenas hay aceras y muchos trailers han rozado con los balcones. Para los vecinos, el riesgo de atropellos es muy elevado.