El Museo de Teruel data el Torico en 1855 y cree que no hubo ‘cambiazo’ en la Guerra Civil

El Torico no fue cambiado fraudulentamente en la Guerra Civil. De esta forma tan categórica se expresó este jueves el director del Museo Provincial de Teruel, Jaime Vicente, quien afirmó que la estatua, símbolo de Teruel, que el pasado 19 de junio cayó de su pedestal accidentalmente quedando partida en nueve trozos, es "la misma" que presidía la plaza que lleva su nombre durante el conflicto bélico de 1936.

Vicente, que ofreció una conferencia en el salón de actos del Museo Provincial de Teruel sobre la conservación y restauración del Torico, fue muy claro al señalar que, pese a las dudas que se sembraron sobre la autenticidad de la pieza a raíz del siniestro ocurrido el año pasado, "no hubo cambiazo en la Guerra Civil". La existencia de fotografías antiguas de aquella época en las que la escultura aparece bajada de su columna también contribuyeron a alimentar el error de que la estatua accidentada podría ser una falsificación de la original.

Respecto a la cronología de la obra, el director del Museo admite que hay "alguna duda sobre su origen", si bien sostiene que, cruzando los datos históricos y los documentos existentes, el resultado permite afirmar "con bastante probabilidad" que el Torico que aguarda ahora en el Museo a que llegue la hora de su restauración "es el que se construyó en 1855 y pensamos que es el mismo Torico el que desde el primer momento está".

Dos ubicaciones

La obra tuvo una primera ubicación en la plaza que se encontraba próxima a la calle del Tozal, trasladándose después, entre 1885 y 1886, al emplazamiento actual, en un punto más céntrico del emblemático espacio urbano turolense. A partir de 1886 en adelante, hay mucha información sobre cambios en el soporte o en el resto del monumento, pero ni una sola mención a que el Torico ha sido cambiado o que se ha hecho un nuevo ejemplar. "Se puede concluir con bastante fiabilidad que el Torico es el mismo", remacha Jaime Vicente.

Cuando faltan tres meses para que se cumpla un año del accidente, la obra, de autor desconocido, aún no está reparada y deberá ser el Ayuntamiento, como propietario del monumento, el que decida si se restaura o no. Posteriormente, también el Consistorio, si bien junto con la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno aragonés, resolverá sobre la ubicación idónea para la pieza.

La situación arroja dudas sobre la posibilidad de que el Torico esté listo para la próxima fiesta de la Vaquilla, en julio, y pueda optarse por devolverlo a su ubicación original. El año pasado, los vaquilleros ya colocaron el pañuelo a una réplica de la escultura, que es la que ahora preside la plaza.

En hierro fundido

Según explicó Pilar Punter, restauradora del Museo y que participa en la elaboración de un estudio y propuesta de restauración de la pieza por encargo del área de Patrimonio Cultural de la DGA, el Torico sigue fragmentado, si bien se ha avanzado un planteamiento de tratamiento. La obra fue hecha en hierro fundido –un material muy habitual en las esculturas de la época– y revestida de pintura verde para imitar el bronce, un metal más noble que el hierro. A juicio de Punter, sería posible restaurar la estatua en un plazo de tres meses, pero es algo que depende del propietario de la obra.

La restauradora admitió que no está siendo fácil trabajar con el Torico al estar toda la ciudad pendiente de este símbolo. Confesó que ha sentido "pena, tensión y presión", sensaciones superadas por el fin último de tratar a ese bien, como a todos, "con respeto".