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Ana López Hernández: “Para educar en igualdad hace falta toda la tribu, no basta con la escuela, la familia o los amigos”

Aún hay voces en contra, pero la equiparación en derechos y dignidad entre hombre y mujer avanza imparable. Así lo cree esta profesora turolense

Ana López Hernández, en la Escuela de Adultos de Teruel, donde ha dado clase y ha trabajado como orientadora en los últimos años.
Ana López Hernández, en la Escuela de Adultos de Teruel, donde ha dado clase y ha trabajado como orientadora en los últimos años.
Antonio García/Bykofoto

¿Está contenta con el Premio Meninas que le ha otorgado el Gobierno por su esfuerzo en educar en la igualdad?

Muy contenta y agradecida, sobre todo de que exista este reconocimiento. Supone hablar en positivo de la igualdad y dar a conocer que son muchas las personas dispuestas a realizar acciones que contribuyan a acabar poco a poco con la violencia contra la mujer.

Ha trabajado en varios centros educativos como profesora y orientadora, siempre defendiendo la equiparación de derechos entre hombre y mujer. ¿Qué les dice a los alumnos?

Se trata de educar en valores y eso no se hace solo con la palabra sino también con la actitud. Un profesor no puede decir que hombres y mujeres son iguales y luego subordinar a estas últimas en las tareas escolares. Tampoco puede decir a un niño ‘los chicos no lloran’ ni a una niña que tiene que ser más fina en su comportamiento.

¿Ocurre eso en clase?

Cada vez menos, pero los enseñantes tenemos que pararnos a reflexionar. La sociedad es machista y los centros son un reflejo de la sociedad. Corregir ese error es ir contracorriente, lo que requiere de un esfuerzo. Se han dado grandes pasos, si bien faltan otros muchos por dar.

Ha enseñado a niños, jóvenes y adultos ¿Quién de ellos tiene más asumidos los estereotipos sociales?

Difícil pronunciarme. Los niños llegan a la escuela con algunos clichés, como ‘este juego es de chicos’ o ‘el rosa es de niñas’. En la adolescencia, quienes han vivido en un medio más proclive a la igualdad se distancian del resto. También en adultos hay diferencias dependiendo de su grupo social. Si solo la escuela es igualitaria, ya hemos hecho mucho, pero no suficiente. Para educar hace falta toda la tribu, no solo el colegio, la familia o los amigos.

¿Hay diferencias entre el medio rural y el urbano?

Cada vez menos. Hace años se podía decir que a determinados puntos no llegaba la información, pero ahora esa diferencia ha desaparecido. Los chicos del medio rural son iguales a los de Teruel o Madrid porque todos ellos y sus familias tienen acceso a los mismos medios de comunicación.

¿Los gobiernos se implican en la lucha contra la desigualdad o lo suyo es puro márquetin?

Se implican. No se trata de algo voluntario. La Declaración Universal de Derechos Humanos recoge la igualdad y de ahí pasa a nuestra Constitución y a las normativas europeas, que obligan a los estados. El problema es que muchas desigualdades aparecen en el ámbito privado y son más difíciles de detectar y atajar.

¿El camino a la igualdad está allanado o aún hay obstáculos?

Aún hay voces en contra y muy peligrosas, porque hacen que nuestros pasos sean más cortos y con retrocesos. He de decir que la desigualdad perjudica a todos; más a ellas, pero también a ellos, que se ven constreñidos a unos papeles impuestos que no siempre sienten. Si ahora aparece un ratón, como mujer, puedo permitirme subir a una silla, pero si fuera hombre, quizá no lo haría para que nadie pensara que no soy un hombre de verdad.

¿Son efectivas las protestas contra la violencia machista?

Son necesarias, aunque no bastan. Hay que decir ‘aquí estamos’ y crear una opinión pública. Es importante que todos lleguemos a pensar que eso no está bien.

Fue, de 2007 a 2012, la primera jefa de la Unidad de Violencia sobre la Mujer en Teruel. ¿Cómo ha cambiado todo?

No podemos cantar victoria, pero algo está cambiando. Es una barbaridad que en 2022 hayan sido asesinadas 38 mujeres a manos de hombres, pero otros años ha habido más de 70.

¿Qué le pide a 2023?

Que desaparezca la violencia de género y demos grandes pasos hacia la igualdad. Conseguirlo nos hará a todos mejores personas y más felices. Viviremos más tranquilos en la sociedad.

¿Quién es?

Profesora. Maestra, licenciada en Pedagogía y doctora en Ciencias de la Educación, Ana López Hernández ha trabajado siempre con la vista puesta en conseguir la igualdad entre hombres y mujeres. Además de docente, fue la primera jefa de la Unidad de Violencia sobre la Mujer en la provincia de Teruel y este año ha recibido uno de los premios Meninas por su labor en defensa de los derechos de la mujer. La clave, dice, es educar en valores.

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