Teruel

Los nuevos otorrinos de Teruel piden realizar más técnicas y operan a pacientes de Zaragoza para aligerar listas de espera

Su llegada pone fin a casi cuatro años de altibajos en la plantilla y ha venido acompañada de una actualización del aparataje

Yolanda Lois, Guillermo Gil y Fernando García -en el centro-, flanqueados por las enfermeras Cristina Hernández y Elena Salvador.
Yolanda Lois, Guillermo Gil y Fernando García -en el centro-, flanqueados por las enfermeras Cristina Hernández y Elena Salvador.
Jorge Escudero

Tras casi cuatro años de altibajos en la plantilla, que obligaron incluso a cerrar 12 días las consultas, el Servicio de Otorrinolaringología (ORL) del hospital Obispo Polanco de Teruel parece iniciar una nueva etapa marcada por la llegada de tres jóvenes especialistas que han obtenido la plaza por oposición y que, al menos por ahora, han venido para quedarse.

La entrada de los tres médicos –Fernando García, Guillermo Gil y Yolanda Lois, todos licenciados en Zaragoza y con la residencia hecha en el Hospital Clínico de esa ciudad– ha venido acompañada de una renovación del aparataje. La medida les fue anunciada antes de elegir destino, convirtiéndose en uno de los alicientes para decidirse por Teruel.

Se han comprado nuevos microscopios con luz led y óptica de última generación que sustituyen a los anteriores, fabricados hace 30 años. Pronto llegará un equipo endoscópico que permitirá realizar biopsias y extraer cuerpos extraños de la garganta en la consulta, al mismo tiempo que se lleva a cabo la exploración. También se ha adquirido un aparato para valorar la función de la trompa de Eustaquio que reemplazará al que estaba estropeado e irreparable por su antigüedad. “Estaba todo obsoleto y lo normal es que estas máquinas ya hubieran estado en las consultas”, puntualiza la doctora Lois.

El recién llegado equipo médico ha solicitado además incorporar nuevas técnicas. Quieren realizar implantes de audífonos en el hueso, evitando que los pacientes tengan que desplazarse varias veces a Zaragoza para beneficiarse de este avance en la mejora de la audición. Pedirán también los medios para practicar en el Obispo Polanco la dilatación de la trompa de Eustaquio con un balón, un tratamiento contra la congestión crónica del oído.

“No es una condición como tal, pero si vemos que aquí nos dejan hacer cosas que sabemos hacer y son un beneficio para el paciente, estaremos más a gusto en Teruel”, afirma Fernando García. “Queremos desarrollar la actividad como pensamos que debe ser. La idea es no estancarnos y que el servicio vaya a más; no nos gusta hacer cuatro cosas y el resto mandarlo fuera, porque si sabemos realizarlo ¿por qué no hacerlo?”, apostilla Guillermo Gil.

Con la plantilla al completo, el Servicio de ORL del Obispo Polanco ha empezado a operar pacientes derivados desde Zaragoza para ayudar a reducir las listas de espera de hospitales aragoneses. Ya han sido intervenidos dos enfermos –quedaron ingresados en Teruel una noche– y a partir de noviembre la unidad contará con turnos de quirófano adicionales para continuar con esta práctica implementada por el Salud para acortar la demora en las operaciones. El único requisito planteado por los otorrinos es que la medida no interfiera en la lista de espera turolense. “A nosotros nos gusta operar, si nos quieren enviar pacientes, no hay problema”, subraya García.

"Esperamos estar aquí cuando se abra el nuevo hospital"

Los tres especialistas confían en seguir trabajando en Teruel cuando se abra el nuevo hospital, cuya finalización está prevista para los últimos meses de 2023, si bien entonces aún estará pendiente el equipamiento del centro. “Estamos a gusto; hay un número de pacientes suficiente para poder ejercer y progresar y existe muy buen ambiente en el hospital, con muchos médicos jóvenes después de que todos los servicios hayan renovado gran parte de la plantilla a raíz de las oposiciones”, explica uno de los especialistas, Fernando García.

Admiten que el sector del ocio “se queda un poco escaso”, pero que, pese a ello, salen juntos siempre que pueden "a cenar o a tomar algo y a disfrutar de la ciudad". Como señala otro de los médicos, Guillermo Gil, uno de los problemas de Teruel es la falta de transporte público, con un único tren que tarda casi tres horas en ir a Zaragoza –171 kilómetros– y dos horas y media en llegar a Valencia –144 kilómetros–. Por su parte, la otorrino Yolanda Lois plantea otra queja: “No puedo pasear a mi perro por el parque ni entrar con él a una tienda o un restaurante, mientras que en otras ciudades, como Zaragoza, a partir de las ocho de la tarde es posible soltar a las mascotas en el parque o al menos pasar por allí”.

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