El pino silvestre, la especie arbórea más extendida en la provincia de Teruel, está sufriendo una fuerte regresión que los expertos atribuyen al aumento de la temperatura que está trayendo consigo el cambio climático, especialmente en los meses de verano. El calor está confinando al bosque compuesto por este tipo de árbol en las cotas más altas de las sierras turolenses, donde todavía se conserva algo de frescor.

Según ha podido calcular el ingeniero forestal del Servicio Provincial de Medio Ambiente en Teruel, Felipe Rosado, en los últimos 25 años el pino silvestre ha escalado en altura de 200 a 300 metros, lo que supone “un retroceso grande” de la especie. Antes, este tipo de bosque podía encontrarse a una altitud que oscilaba entre los 1.000 y los 1.300 metros, pero ahora se sitúa a partir de los 1.500 metros sobre el nivel del mar.

"El pino silvestre no encuentra buenas condiciones en verano y ‘emigra’ progresivamente a las zonas más altas", explica Rosado. El espacio que deja libre está siendo ocupado por encinas y, a veces, por pino negral. La escasa altitud de las sierras turolenses, con una cota máxima de 1.800 metros, hace temer que este tipo de árbol se extinga en las próximas décadas, al no encontrar terreno a mayor altura en el que refugiarse. “A este ritmo, a lo largo de este siglo el pino silvestre podría desaparecer en Teruel”, advierte el ingeniero forestal.

El problema afecta a toda la provincia de Teruel, pero es más patente en las sierras de Gúdar, Javalambre y Albarracín, donde laderas enteras están perdiendo el pino silvestre en favor de la encina. Así ocurre en localidades como Royuela, Tramacastilla o Frías de Albarracín, en cuyos montes es visible la desaparición de este tipo de árbol.

Se da la circunstancia de que el pino silvestre proporciona importantes ingresos económicos al sector maderero implantado en la Sierra de Albarracín y en general en la parte sur de la provincia de Teruel. Desde el Servicio Provincial de Medio Ambiente analizan la posibilidad de anticipar la tala de los árboles que comienzan a estropearse antes de que se sequen por el cambio climático y pierdan rentabilidad.

"Es una pena, el monte se seca"

Algunos empresarios madereros de la provincia de Teruel no ocultan su preocupación por el retroceso que experimenta el bosque de pino silvestre, cuya madera es la más valiosa y fácil de trabajar en el sector de la carpintería. Es el caso de Mateo Bielsa, propietario de un aserradero en la capital turolense y para quien la debilidad provocada en los árboles por las altas temperaturas y la falta de lluvia en los últimos años hace que estos sean atacados por plagas –entre ellas el múerdago–, agravando el problema.

"Es una pena, el bosque se seca; algo habrá que hacer", reivindica Bielsa, quien reclama un mayor control sanitario de las plagas para, al menos, minimizar los daños en la madera. "Puesto que no podemos hacer que llueva más o bajen los termómetros, es importante que cuidemos la salud de los árboles, y no solo por su rentabilidad, sino también por el valor del medio ambiente", subraya. En su serrería –una de las ocho que funcionan en la provincia– son transformadas cada año de 6.000 a 7.000 toneladas de madera de pino silvestre.