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Compran el antiguo aeródromo de Calamocha para su aprovechamiento turístico

Una mujer originaria de la localidad adquiere las instalaciones militares que hay en una finca contigua a donde se proyecta el matadero de Tönnies

Los edificios de la antigua base militar, en estado ruinoso, han sufrido los efectos del vandalismo.
J. Lechón

La propietaria de los edificios del antiguo aeródromo de Calamocha, Juana María Ibáñez, planea restaurar las instalaciones militares en ruinas para su uso como establecimiento turístico, aunque tampoco descarta la opción de vender la finca a otro promotor. Defensa desgajó la propiedad del campo de aviación contiguo, destinado a convertirse en el polígono industrial donde se instalará el matadero de la multinacional alemana Tönnies.

Ibáñez, nacida en la capital del Jiloca pero residente en Bélgica, compró las dependencias de la antigua instalación militar a su primo Máximo Turiel, quien, a su vez, las había adquirido al Ministerio de Defensa en 2021 tras un proceso fallido de subastas. La adquisición del complejo –que incluye dependencias militares y también una vivienda– tuvo un importe que rondó los 30.000 euros.

Juana María ‘Tana’ Ibáñez afirma que su prioridad al comprar la finca del antiguo campo de aviación fue asegurarse de que estos inmuebles históricos seguirían en pie. Señala que el conjunto de edificios que levantó el Ejército del Aire tiene un gran valor sentimental para ella porque, entre otras cuestiones, su padre, José Luis Ibáñez, fue "el último soldado que hizo la mili en el aeródromo", lo que tuvo lugar en los años sesenta del siglo XX.

La propietaria recuerda que su progenitor le contaba que se dedicaba a labores de mantenimiento de la instalación militar y también que pasaba "mucho frío". Entre los hitos históricos de la antigua base militar destaca, precisamente, haber registrado la temperatura mínima récord en una población española, los 30 grados bajo cero alcanzados el 17 de diciembre de 1963.

El Ministerio de Defensa entregó al Ayuntamiento el antiguo campo de aviación –con 73 hectáreas de extensión– para desarrollar suelo industrial, pero la finca ocupada por las edificaciones no formaba parte de la donación. Las naves, viviendas, oficinas y pabellones militares se reparten por 14.917 metros cuadrados, divididos en tres parcelas. La propiedad salió a subasta inicialmente por 33.702 euros.

Ibáñez explica que no tiene prisa por aprovechar la finca del aeródromo, pero resalta las grandes posibilidades que tiene para su aprovechamiento como alojamiento turístico por su emplazamiento bien comunicado –la finca es contigua a la autovía A-23– y cercano a parajes atractivos como la laguna de Gallocanta. Se muestra convencida de que la construcción del matadero de porcino de los Tönnies en el contiguo polígono industrial no tiene por qué perjudicar el aprovechamiento de las fincas colindantes, si la planta cárnica cumple con todos los requisitos ambientales.

Recalca que su prioridad fue evitar que "se perdieran" unas instalaciones "históricas". "Hay que restaurar los edificios por la memoria de Calamocha", afirma. Se mostró, no obstante, "abierta" a estudiar ofertas de compra y, si fueran para desarrollar un proyecto turístico, "eso sería ideal". Entre los aspectos que tuvo en cuenta para comprar la finca, destaca que la vivienda incluida podría volver a utilizarse como residencia tras su restauración sin necesidad de ningún trámite urbanístico previo.

Máximo Turiel explicó que compró la parcela del aeródromo al enterarse de que la subasta convocada por el Ministerio de Defensa había quedado desierta. Sin embargo, después de adquirir la finca no tuvo claro qué destino podría darle y llegó a un acuerdo para vendérsela a su prima el mismo día en que asumía la propiedad. A su juicio, la compra "se le escapó" al Ayuntamiento, que desaprovechó la ocasión de adquirir las tres parcelas de los edificios para incorporarlas al polígono industrial.

El Ayuntamiento, por su parte, acaba de adjudicar la urbanización del polígono industrial para generar suelo para Tönnies, que promueve un matadero industrial de porcino que comportará una inversión de 100 millones de euros y generará 1.600 empleos directos. Un proyecto que será un revulsivo para toda la comarca y con impacto en toda la provincia. El alcalde, Manuel Rando, manifestó su intención de reunirse con Juana María Ibáñez para conocer sus planes para la antigua base militar.

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