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El inicio más ansiado, apoteósico como siempre

Dos vaquilleras de El Disloque ponen el pañuelo a la copia del Torico para empezar La Vaquilla. "¡Sí se puede!" gritaba el público entusiasmado en el acto que ha estado esperando tres años.

Fiestas de La Vaquilla 2022.
Fiestas de La Vaquilla 2022.
H. A.

Belén Martínez y María Domínguez, dos vaquilleras de la peña El Disloque, colocaron este sábado a la par, en medio de delirio de las 10.000 personas que llenaban la plaza más emblemática de Teruel y sus aledaños, el pañuelo rojo al Torico, un acto que marca el inicio la las fiestas de La Vaquilla más deseadas tras los dos años en blanco por la pandemia. El multitudinario evento se desarrolló con la copia de la estatua que simboliza a la ciudad –fundida en bronce hace escasos días– como mudo protagonista en medio de la algarabía general.

Belén y María treparon por la torre humana construida en torno a la columna del Torico por los compañeros de El Disloque, saludaron al respetable, se abrazaron y besaron la escultura antes de ponerle el pañuelo, un gesto que hizo estallar de alegría a toda la concurrencia. Recibieron la prenda festiva de manos de Mamen Ferrer, quien, a su vez, la obtuvo de Araceli García y Concha López, que la trajeron a duras penas desde el Ayuntamiento en medio de la muchedumbre y ante la expectación acumulada tras dos años sin fiestas.

La plaza del Torico estaba llena a rebosar desde una hora antes a la coloción del "pañuelico" y los enfervorizados vaquilleros no perdieron el tiempo para divertirse a base de bailar, saltar y corear consignas festivas. Hasta hubo amago de ‘pogos’, que el hacinamiento abortó. Tras la colocación del pañuelo, sonó el himno de las fiestas por megafonía y las peñas, encabezadas por sus respectivas pancartas, se desparramaron por toda la ciudad para anunciar la buena nueva de que La Vaquilla del reencuentro había empezado.

La única referencia, aunque indirecta, al azaroso episodio en el que está inmerso el Torico después de que, el pasado día 19, se estrellara contra un bolardo de la fuente, fue el grito de "¡Sí se puede, sí se puede!", que coreó la muchedumbre cuando vio llegar a la plaza el "pañuelico" destinado a la estatua. El grito de guerra de las garantas concentradas recordó que, a pesar de los contratiempos, el acto más multitudinario y emotivo de las fiestas se pudo celebrar con relativa normalidad, aunque con un sustituto del original –todavía en proceso de restauración– y con la columna repuesta a toda prisa para llegar a tiempo.

"Eufórica y pletórica" fueron las palabras con las que María Domínguez describió la experiencia vivida junto a su compañera Belén, una vivencia en la que ambas coinciden en que permanecerá en su corazón de por vida. María apuntó que quería compartir este momento con toda su familia y amigos, pero sobre todo con sus compañeros de El Disloque, que fueron el pilar que las condujo hasta lo alto de la fuente del Torico.

Tras el rito del inicio festivo, se permitieron aconsejar a sus compañeros que en la noche del próximo lunes retirarán el pañuelico del cuello del toro para simbolizar el fin de las fiestas, que disfruten el momento porque la experiencia es algo que no se puede contar con palabras, sino que "hay que vivirla para poder entenderla".

Impacientes y con una sonrisa que les ocupaba todo el rostro, los turolenses aguardaban como agua de mayo en torno a la columna del Torico la colocación del pañuelo. La muchedumbre se extendía hasta las adyacentes calles del Tozal, Nueva, Ramón y Cajal y Hartzembusch. Tras el "pañuelico", el público coreó "¡Qué bote Teruel!" mientras la masa humana se agitaba por la plaza y sus aldeaños.

Dos vaquilleras han trepado por la columna recién restaurada en el día grande para los turolenses, que han salido a la calle de forma masiva.

Gran parte de los peñistas fueron convocados junto a sus respectivas charangas alrededor de las 15.00. Todos llegaron predispuestos a teñir sus ropajes de morado –el color del calimocho–. Desde los balcones muchos vecinos apoyaban a la muchachada echando agua para refrescarla y ayudarla a soportar las altas temperaturas de un sol intenso que no dio ningún respiro.

Los asistentes no se impacientaron en salir de la plaza entre aglomeraciones. Muchos fueron los que se quedaron escuchando el himno de La Vaquilla, entremezclado con las canciones de las charangas que se disponían a comenzar sus desfiles hacia los remojones.

Algunos turolenses vitoreaban con orgullo a su guardián astado al grito de "¡guapo!", mientras que otros, entre sollozos, decían para sí mismos: "¡Por fin!". Y es que espera festiva se ha hecho eterna para muchos de ellos. 

Otras de las frases más repetidas durante la jornada fue: "Esto es una locura". Los visitantes que jamás habían vivido la celebración vaquillera quedaron sorprendidos con la energía con la que Teruel recibe a La Vaquilla. Algunos venían por primera vez, como por ejemplo Mar Garrido, una chica de Valencia que vivió la puesta del pañuelico con mucho entusiasmo. «La emoción de la gente es algo contagioso. Mi estómago estaba en un puño cuando he visto que comenzaban a trepar por el fuste de la fuente», dijo la valenciana.

Desde Andalucía

Por otro lado, muchos otros repetían, tal y como es el caso de Javier Hernáez, un joven sevillano que vive por tercera vez La Vaquilla. "No importan los trenes o aviones que tenga que coger para venir hasta aquí, estas fiestas son únicas en España", apuntó este andaluz cuyo sentimiento vaquillero le ha llevado a ser socio fundador de una peña, El Rescate.

Por la plaza del Torico no solo asomaron la cabeza jóvenes, también algún adulto asistía a la tradicional puesta. José Ibáñez, de 60 años de edad asistió para disfrutarla como uno más. Aunque, eso sí, se refugió en los porches de la tormenta de líquidos que se desató a cielo abierto. "Soy vaquillero desde que tengo uso de razón. Vivo en Valencia y a día de hoy no me he perdido ningún año las fiestas del Ángel".

Lágrimas de alegría resbalaban por las mejillas de muchos turolenses, que tras dos años pudieron por fin dar rienda suelta a estos tres días de alboroto.

Y solo es el comienzo

La colocación del pañuelo al Torico fue solo el inicio de La Vaquilla, que se prolongará hasta el pròximo lunes con la previsión que durante los tres días de celebración pasen por la ciudad en torno a 60.000 personas. Los inicios festivos apuntan a una afluencia muy numerosa de visitantes en 2022.

La alcaldesa, Emma Buj, explicó que ya desde el viernes por la noche, en los prolegómenos de los días grandes, se detecta la presencia multitudinaria de público llegado de Aragón y la Comunidad Valenciana, principalmente. De Calatayud llegarán a Teruel en torno a 1.000 jóvenes en busca de diversión y de la vecina Segorve (Castellón) 500 personas en autobuses fletados por el Ayuntamiento. Con estos prolegómenos, Buj augura una edición vaquillera "extraordinaria". De paso, invitó a los participantes a un consumo "responsable" de alcohol en caso de beberlo. "Tenemos por delante muchas horas de fiestas. ¡Vamos a por ellas!", concluyó.

Sigue el minuto a minuto sobre las Fiestas de la Vaquilla.

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