Aplausos y pitidos por igual al balcón del Ayuntamiento en un sentido Toque del Campanico

Los peñistas abarrotaron la plaza de la Catedral en el inicio de una Vaquilla pospandémica sin el Torico de siempre

La alcaldesa, junto al edil Javier Domingo y los peñistas Nácher y Osorio, muestra el pañuelo.
La alcaldesa, junto al edil Javier Domingo y los peñistas Nácher y Osorio, muestra el pañuelo.
J. Escudero

El de este sábado no fue un Toque del Campanico fácil para la alcaldesa de Teruel, Emma Buj, y su equipo de gobierno. Como se esperaba, los sentimientos ahogados en las últimas semanas al caer al suelo el Torico de siempre justo cuando la Vaquilla regresaba tras dos años de parón por la pandemia, salieron a flote y fueron transmitidos a la Corporación Municipal.

En una plaza de la Catedral abarrotada de peñistas y charangas bajo un cielo tórrido, los aplausos y los chiflidos hacia el balcón del Ayuntamiento se escucharon por igual. Hasta algún tímido "¡fuera!" se quedó flotando en la atmósfera caliente. A la alcaldesa se le partió la voz. Su garganta tembló de emoción contenida al gritar el tradicional "¡Vaquilleros! ¿Queréis que comience la Vaquilla?". Tras el bullicioso y prolongado "sí" del público, la regidora sacó fuerzas y logró pronunciar con entereza las palabras mágicas: "¡La Vaquilla es vuestra!".

Pero la fiesta se impuso en un periquete y los aplausos y la música charanguera acabaron mandando en el inicio oficial de la Vaquilla, en la que los miembros de la Corporación Municipal, como dicta la costumbre, tiraron de una cuerda situada en el balcón consistorial haciendo sonar la pequeña campana ubicada en la parte más alta del edificio.

Nada pudo eclipsar, no obstante, la pasión con que este acto institucional –en el que se cuece la puesta del pañuelico– fue vivido de principio a fin por todos aquellos que tomaron parte en él. Media hora antes de su inicio, el salón de plenos del Ayuntamiento ya era un hervidero de políticos, peñistas destacados y algún que otro curioso. Allí templaban los nervios Senén Osorio, Concha López y Araceli García, todos de El Disloque. El primero cogió el pañuelo rojo de manos de la alcaldesa y lo entregó a las dos siguientes, que iniciaron una frenética carrera del Ayuntamiento a la plaza del Torico, escoltadas por una nube de peñistas, para dárselo a Mamen Ferrer en la base de la columna del Torico. Esta última cedería el testigo a las vaquilleras María Domingo y Belén Martínez antes de que treparan hasta el astado.

La plaza del Torico ya está llena de un público joven y entusiasta deseoso de fiesta. Presidiendo, la réplica del Torico recién fundida en bronce.

También tomaba aire, tras el derrumbe del Torico acaecido el pasado 19 de junio, el presidente de Interpeñas de Teruel, Juan Nácher, con total confianza en que ya nada malo podía pasar al emblemático monumento. Arropado por el Peñista del Año de Calatayud, Armando Pellejer, y el presidente de Interpeñas de esta misma localidad zaragozana, Gerardo Bernal, Nácher emanaba felicidad. Sin voz debió quedarse el Vaquillero del Año de Teruel, Fito Rodríguez, arengando sin parar a los presentes con sonoros "¡Viva la Vaquilla!".

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