medio ambiente

El exceso de nitratos persiste en el acuífero de Gallocanta tras 25 años de planes de mejora

Según un estudio, en el 65% de los controles de calidad del agua subterránea este contaminante supera el tope fijado para el agua de boca, una cifra similar a 1997.

Grullas en la laguna de Gallocanta.
Grullas en la laguna de Gallocanta.
Laura Uranga

La presencia de nitratos en el agua de la cuenca de Gallocanta, que se reparte entre las provincias de Teruel, Zaragoza y Guadalajara, se mantiene estable a pesar de la declaración de este espacio como zona vulnerable a los nitratos (ZVN) en 1997 y de la aplicación de un programa de "buenas prácticas" a partir de 2001. Un reciente estudio evidencia que los niveles de este contaminante de las aguas subterráneas apenas han descendido en los últimos 25 años, a pesar de las medidas aplicadas por la Administración.

La tesis doctoral de José María Orellana "Evaluación de la hidrogeología y análisis del riesgo de contaminación por nitratos del agua subterránea en la cuenca de Gallocanta", que obtuvo la máxima calificación en la Universidad de Zaragoza, revela que el 65% de los 26 puntos de control de calidad del agua superan los 50 milígramos de nitratos por litro –el máximo permitido para el agua potable–, mientras que antes de la implantación de la ZVN el porcentaje era del 67%, lo que supone un descenso de solo un 2%. La investigación plantea propuestas para una mejor evaluación de los riesgos derivados del nivel de nitratos al considerar que los indicadores actuales no son realistas.

La tesis reconoce, no obstante, pequeños avances. Durante la etapa previa a la declaración de zona vulnerable –la cuenca de Gallocanta fue la primera ZVN de Aragón, con el acuífero Jalón-Huerva–, el 22% de los puntos de control de la calidad de las aguas subterráneas tendían a incrementar la concentración de nitratos, mientras que tras la aplicación de las medidas de control el porcentaje ha bajado al 18%. Además, en el 24% de los sensores se ha constatado un descenso del contaminante mientras que antes de 1997 no había ninguna estación de seguimiento a la baja.

Previamente a la ZVN, el 78% de los puntos de control tendían a la estabilidad de los nitratos, pero actualmente la estabilidad se da en el 42% mientras que en una cuarta parte tienden a decrecer. Son avances modestos que, según el estudio, evidencian que las medidas aplicadas para alcanzar niveles de contaminantes aceptables han "fallado".

Orellana agrega que con el ritmo actual de descenso serán necesarias décadas para alcanzar las concentraciones de nitrato que persigue la normativa europea y prevé que se repetirán los cortes de suministro de agua de boca por superar las máximas concentraciones permitidas.

Uno de los codirectores de la tesis, Jesús Causape, científico del Instituto Geológico y Minero de España vinculado personalmente con la cuenca de Gallocanta, achaca a los criterios "laxos" derivados de la ZVN los escasos resultados en cuanto a descenso de la contaminación del acuífero. La principal causa de la acumulación son los fertilizantes utilizados en la agricultura, centrada en el cereal de secano. Causapé reconoció, no obstante, que es "difícil" acompasar el abonado a las necesidades de los cultivos de la cuenca para evitar que el exceso de nitrógeno acabe en las aguas subterráneas.

Una de las consecuencias "más evidentes" de que la contaminación por nitratos apenas mejora es, según Causapé, la no potabilidad del agua del grifo de Gallocanta y los problemas similares que han tenido otras poblaciones del entorno, como Bello.

La tesis doctoral alerta de que la dependencia de las localidades de la cuenca de Gallocanta de su acuífero para abastecerse es "muy alta", aunque la baja población de la zona reduce "la vulnerabilidad social". Orellana aboga por una nueva definición de la ZVN y de sus consecuencias, una revisión que considera "urgente" en el actual escenario de cambio climático.

Transferencia subterránea a los ríos Piedra y Jiloca

Además de evaluar la tendencia de la cuenca de Gallocanta en cuanto a concentración de nitratos, la tesis de José María Orellana estudia el funcionamiento hidrológico de su acuífero. Aunque se trata de una cuenca endorreica –sin desagüe a ríos que desembocan en el mar–, se constata una transferencia subterránea de caudales al sistema del río Piedra por un volumen anual de 4,05 hectómetros cúbicos y de 1,19 hectómetros a la cuenca del Jiloca, dos fugas que suman un 90% de toda la recarga de la cuenca y que derivan también contaminantes arrastrados por el agua. A estas salidas hay que sumar la extracción a través de pozos para riego y abastecimiento de poblaciones.

El estudio matiza que la laguna de Gallocanta se recarga principalmente de aguas superficiales de barrancos y escorrentías y que está relativamente desvinculada del acuífero subterráneo. La investigación señala que el 90% de los caudales que recibe el humedal proceden de la lluvia. Esta circunstancia limita notablemente el papel de los 99 pozos catalogados en la zona respecto al nivel del agua lagunar.

La tesis de José María Orellana fue la primera de la Universidad de Zaragoza que se defendió en el territorio objeto del estudio, al exponerse en Gallocanta el pasado 8 de abril. El documento también se presentó una semanas después ante la CHE, responsable del control de calidad de las aguas en la zona.

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