Teruel

Carlos Casas, ingeniero de Caminos en Teruel: "Solo Calamocha se preparó para la Autovía Mudéjar"

Nació en Pamplona en 1954, trabajó 34 años en la Unidad de Carreteras del Estado en Teruel y ha escrito el libro 'Camineros, de la senda a la autovía'

Carlos Casas, con su libro bajo el brazo, en el Viaducto 'Fernando Hué' de la capital turolense.
Carlos Casas, con su libro bajo el brazo, en el Viaducto 'Fernando Hué' de la capital turolense.
Jorge Escudero

Cuenta en su libro ‘Camineros, de la senda a la autovía’ que fueron necesarios 71 años, de 1791 a 1862, para hacer la carretera Teruel-Sagunto. ¿La provincia turolense se quedaba ya rezagada?

Las carreteras tardaron mucho en toda España. Hasta 1761, con el real decreto de Carlos III para hacer una red radial desde Madrid, el país era un papel en blanco, con cuatro caminos buenos y el resto, de mala muerte. El problema de Teruel es que sus corredores naturales, Sagunto-Teruel-Zaragoza y Vinaroz-Alcañiz-Zaragoza, fueron transversales a Madrid. La Guerra de la Independencia y las Guerras Carlistas, devastadoras en Teruel, no ayudaron.

La Autovía Mudéjar o A-23, de Sagunto a la frontera francesa por Aragón, ¿ha sido tan trascendente para la Comunidad Autónoma?

Ha más que duplicado el paso de tráileres con mercancías y eso impulsa la economía. Viví su construcción y el único municipio que se preparó fue Calamocha, que construyó dos polígonos industriales. Vio que el negocio ya no era un restaurante para que los camioneros parasen, algo que han asumido las áreas de descanso.

¿Estas áreas de descanso han acabado con las típicas ventas de las carreteras, según relata, llenas de historias?

La motorización acabó con ellas. El aumento de la velocidad y de la distancia diaria recorrida las hizo innecesarias. Su nombre solía ser el mote del propietario. En Teruel, curiosamente, ninguna lleva nombre de santo. La única con denominación espiritual es la del Diablo, en Portalrubio. Dicen que un gracioso asustó a los presentes moviendo el cadáver de la ventera o que los destrozos de la Guerra Civil inspiraron el apelativo.

Menciona hasta 13 bandoleros que asaltaban los carros en los caminos de Teruel en el siglo XIX.

El nivel en Teruel fue similar al del resto de España, quizá agravado por la intensidad de las Guerras Carlistas y sus peores posguerras, el empobrecimiento de la población y la orografía del terreno. El Greñicas, de Montalbán, fue un mito, no era sencillo escaparse de las prisiones de Ceuta y Melilla.

Narra que la señalización invernal viaria se inició después de que el rey Felipe II, en 1585, se perdiera con su séquito yendo de Madrid a Zaragoza.

Les cayó una nevada en la zona de Guadalajara y, de no ser por los lugareños, se habrían perdido. Felipe II debió tener una experiencia muy mala y dos o tres años después sacó la primera pragmática dedicada a que se pongan pilones en los sitios. Venía a Aragón con toda su corte porque se casaba una de las infantas en Zaragoza y, además, a jurar los Fueros a la Corona de Aragón.

Aunque ya jubilado, ha trabajado 34 años en la Unidad de Carreteras del Estado en Teruel. ¿También ahora las comunicaciones de Aragón se arreglan solo cuando tienen que pasar los de Madrid?

Bueno, de mi experiencia pasada puedo decir que ya no era bachear una carretera porque venía el rey, sino porque iba a venir la vuelta ciclista y salía todo en la tele. Se ha perdido todo eso, pero en tiempos era así. Al propio Felipe II, en el río Gállego, cuando sigue de Zaragoza a Barcelona, le hacen un puente de madera para que pase.

Hay gente en el Bajo Aragón que hace apuestas sobre si verá la autovía A-68 hasta Vinaroz.

De Zaragoza a las Ventas de Valdealgorfa, está ya en un momento de no retorno, pero de ahí a Vinaroz, ¡si ni siquiera se ha dado el pistoletazo de salida iniciando los estudios! Y entre empezar informes, licitar y contratar, pasan diez años hasta ver un trocito de infraestructura. Eso, si la voluntad política es continua.

¿Las autovías deben ser de pago?

Entiendo que no. Conservar bien todas las carreteras del país costaría 4.500 millones de euros al año, he hecho el cálculo. Solo por el impuesto de combustibles, el Estado ingresó 12.500 millones en 2019.

Creó un museo sobre las carreteras de Teruel que se ha quedado pequeño para todas las donaciones que recibe. ¡Qué afición a las curiosidades viarias!

Bastante. Nos traen máquinas y aparatos. Es único en España. Su verdadera joya es el aula para que los niños conozcan, a través de experimentos, cómo se hace una carretera. Ya han pasado 3.500 escolares.

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