Una veintena de testigos, así como nueve peritos y dos médicos forenses, está previsto que declaren en el juicio contra Pedro Lozano, de 30 años y conocido como el Rambo de Requena, que empieza este martes en la Audiencia Provincial de Teruel. La vista se prolongará, en principio, durante dos días.

Lozano está acusado de haber disparado contra dos guardias civiles –dejando a uno de ellos malherido– cuando estos se disponían a identificarlo en Muniesa el 8 de junio de 2020. Hasta esta localidad había llegado, huyendo de la Policía, en el coche que robó en una casa de El Castellar.

Acorralado en Muniesa en una calle sin salida y tras haber disparado a los agentes, sustrajo una furgoneta y se dirigió a Andorra, donde también su nuevo vehículo se encontró sin salida. Un vecino que lo identificó intentó atropellarlo con su coche, pero no lo logró y el fugitivo le obligó a ayudarle a salir de la localidad. A tres kilómetros del pueblo fue finalmente detenido por la Guardia Civil, que le disparó en una pierna. 

El suceso hizo recordar a los habitantes de Andorra los dramáticos momentos vividos dos años y medio antes, cuando el pistolero serbio Igor el Ruso asesinó a dos guardias civiles y al ganadero José Luis Iranzo tras campar a sus anchas por los montes de la zona durante semanas.

Los jueces deberán determinar si el Rambo de Requena cometió un intento de asesinato –como pide la acusación particular–, un homicidio frustrado –como reclaman la Fiscalía, la acción popular y las compañías de seguros– o se trató de un delito de lesiones graves –como pide su abogado defensor–. Once de los testigos que depondrán son agentes que participaron en la detención de Lozano.