Rubén Sáez, historiador: "La expansión mediterránea enfrentó a Aragón con el mundo"

El historiador turolense publica un libro sobre el periodo en que la corona aragonesa fue la potencia hegemónica del Mediterráneo y puso de rodillas al Imperio Bizantino.

El historiador Rubén Sáez, delante de la muralla medieval de Teruel.
El historiador Rubén Sáez, delante de la muralla medieval de Teruel.
Antonio Garcia/Bykofoto

El historiador turolense Rubén Sáez repasa en su último libro, ‘La Corona de Aragón en el Mediterráneo. Siglos XIII-XV’, el periodo de mayor protagonismo aragonés en el escenario internacional. ¿Qué tuvo de particular ese momento histórico?

Fue el periodo de los mayores éxitos de la Corona. Buena parte de los dominios que se incorporan en este momento se mantienen después con el reino de España y, la mayor parte, no se pierden hasta el tratado de Utrecht, en 1715. Es el germen de la expansión mediterránea de España. Buena parte las claves del reinado de los Reyes Católicos y Carlos I está en la expansión aragonesa por el Mediterráneo.

¿Le atrajo el exotismo de la expansión hacia oriente?

Para los historiadores militares, más que el exotismo, nos atrae que un pequeño reino como Aragón se expanda hasta ser la potencia hegemónica en el Mediterráneo. La batalla de Muret en 1213 supone la muerte del rey, Pedro II, lo que descabeza el reino. Es curioso como en menos de dos siglos Aragón pasa de estar descabezado a ser la potencia hegemónica en el Mediterráneo.

¿Cómo lo consigue?

Al morir Pedro II en Muret se cierra una de las principales líneas de influencia de Aragón, el sur de Francia, y las energías se reorientan hacia el Mediterráneo. Otra clave son los gobernantes de la corona en este periodo, que tienen una iniciativa enorme, como Pedro III, y también disponer de unas tropas excepcionalmente cualificadas en el campo terrestre y en el naval. El ejército aragonés afronta todas las batallas en una inferioridad numérica extraordinaria, la mayoría de las veces de 5 a 1, y enfrente tiene a Carlos de Anjou, apoyado por su hermano el rey de Francia. En 1285, el papa, que apoya a los franceses en su pugna con los aragoneses, declara una cruzada contra Aragón, que entonces entra en liza con el mundo, porque en la campaña participan cruzados de toda Europa.

¿Qué papel juegan los almogávares en la expansión mediterránea?

Son unas tropas de infantería muy cualificadas y acostumbradas a la guerra de guerrillas que se practicará en las campañas de Sicilia o Nápoles. Aragón opta por las guerrillas por su inferioridad numérica y los almogávares son decisivos.

¿Quiénes eran?

Eran gente acostumbrada a vivir en la frontera y a la guerra, que era un buen negocio en la Edad Media. Viven un poco al margen de la ley, como en el lejano oeste. Entran en territorio enemigo para capturar prisioneros y reses y luego defienden el territorio cuando el enemigo reacciona. Acostumbrados a una vida dura y de combate, los reyes de Aragón los aprovechan para el ejército.

¿De dónde eran?

Había de todas las zonas fronterizas, incluso castellanos y algún musulmán. Pero los líderes en la campaña bizantina pertenecen a casas nobles de Aragón y Cataluña.

¿Eran héroes o villanos?

En dos o tres años consiguieron para Bizancio algo que no habían conseguido sus ejércitos: expulsar a los turcos de Anatolia. Al valorarlos hay que tener en cuenta qué fuentes se manejan, porque los autores griegos suelen hablar mal de ellos.

En Grecia, todavía hoy, se habla de la «venganza catalana» y se les considera sucios y salvajes.

La leyenda negra también existe en Flandes con el Duque de Alba. Es habitual identificarlos con una imagen negra, pero estamos mediatizados por las fuentes. En un primer momento, prestaron un servicio increíble al imperio bizantino, pero cuando este no les pagó lo que les debía y asesinó a Roger de Flor se tomaron venganza. Los últimos años de la compañía son convulsos, se desmandaron y vivieron del saqueo.

¿De ahí su mala imagen?

Sobre todo se debe a la leyenda negra creada por los autores griegos. Pero tendemos a ver los hechos históricos con la óptica actual. En la Edad Media eran habituales los ejércitos mercenarios y también existen hoy en día. No hacían nada que no hicieron sus enemigos bizantinos. Una embajada mandada al emperador fue ejecutada y despedazada. La violencia extrema no era exclusiva de los almogávares. Todos los ejércitos hacían lo mismo. Los excesos se cometieron en las guerras, se cometen y se seguirán cometiendo.

¿Qué queda de esa época de dominio mediterráneo de la Corona de Aragón?

Hay que tener en cuenta que la presencia en Grecia fue limitada, solo duró 70 años y no han quedado evidencias. En el resto de las posesiones, sí. Nápoles está muy unido a España, al igual que Sicilia y Cerdeña, donde ha quedado un patrimonio monumental muy considerable y una historia en común. Sicilia estuvo unida a Aragón y a España desde 1282 hasta 1713. Es una vinculación más amplia de la que se ha vivido con América, de 300 años.

Pero esos vínculos no se aprovechan políticamente, como sí ocurre con Hispanoamérica.

No. La corona de Aragón no ha generado una identidad compartida ni se potencia lo que nos une con estos lugares del Mediterráneo, como se ha hecho con América.

¿En qué medida esa vocación mediterránea responde al impulso aragonés o al catalán?

El reino de Aragón y el condado de Barcelona tienen distintos enfoques. Aragón es tierra de interior mientras que Cataluña está orientada al Mediterráneo, pero en la conquista de las Baleares hubo participación aragonesa y catalana, así como en todas las campañas del Mediterráneo. Fue una política compartida.

¿A qué atribuye la vigencia popular de los almogávares, por ejemplo con su participación en Las Bodas de Isabel de Teruel o su presencia en la literatura?

Los almogávares siempre han sido algo muy especial entre las tropas aragonesas. Llaman la atención por su organización, su capacidad en combate, por la aventura en el Imperio Bizantino y por crear los ducados de Atenas y Neopatria. Sin ese punto de exotismo oriental, despertarían menos interés en el público.

¿Quizá su popularidad responde a la crónica de uno de sus protagonistas, Ramón Muntaner?

Sí, con sus episodios heroicos, y grandes batallas en las que derrotan a ejércitos muy superiores en número. Era miembro de la compañía almogávar. No sé hasta que punto hizo propaganda, pero las cifras que da de contendientes en las grandes batallas hay que tomarlas con cautela.

¿Cuestiona el mito de su inferioridad numérica?

No. Sus integrantes rondaron como máximo los 7.000, pero formaban un eficaz cuerpo de combate. El número de rivales turcos habría que revisarlo a la baja, pero eso no merma el mérito al arrinconarlos en un extremo de Anatolia.

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