Teruel

Un fraile franciscano de Teruel expone más de 100 cuadros que pintó en año y medio de pandemia

La muestra, de temática religiosa, puede verse hasta el próximo mes de diciembre en el claustro de la iglesia de San Francisco de la capital mudéjar

El fraile franciscano Alfredo Colás, ante alguno de los cuadros que ha pintado en los últimos meses.
El fraile franciscano Alfredo Colás, ante alguno de los cuadros que ha pintado en los últimos meses.
M. A. M.

El fraile franciscano Alfredo Colás dibuja y pinta desde que era un niño, pero la pandemia de covid y, sobre todo, los meses de confinamiento vividos en 2020 le dieron la oportunidad de desarrollar todo el talento artístico que lleva dentro, así como su gran capacidad para producir obras. En apenas un año y medio, desde marzo de 2020 al pasado mes de agosto, realizó 120 cuadros -algunos de grandes dimensiones-, lo que arroja una media de cuatro creaciones y media al día.

Este amplio conjunto de obras, todas de temática religiosa con un protagonista indiscutible que es San Francisco de Asís, está expuesto en el claustro de la iglesia y convento de los Franciscanos de Teruel y puede verse hasta el próximo mes de diciembre. La prolífica obra de Alfredo Colás llena tres de las cuatro galerías acristaladas del patio abierto de este templo gótico.

“Al no poder salir a la calle, tuve más tiempo y decidí aprovecharlo bien pintando cuadros”, explica Colás. En el monasterio viven cinco religiosos que tienen entre sus cometidos la asistencia espiritual a enfermos ingresados en el hospital Obispo Polanco y la celebración de misas en algunas iglesias de la ciudad, tareas que decayeron por culpa de la pandemia. Colás, además de ser el administrador de la congregación, se ocupa habitualmente de decorar los templos de acuerdo a la época litúrgica y también de realizar intervenciones artísticas con diversos materiales para Semana Santa y Navidad, un trabajo que tampoco fue necesario al cerrarse las parroquias para evitar contagios.

Alfredo Colás, en otro punto del claustro de la iglesia de los Franciscanos de Teruel, donde muestra las obras que realizó durante el confinamiento.
Alfredo Colás, en otro punto del claustro de la iglesia de los Franciscanos de Teruel, donde muestra las obras que realizó durante el confinamiento.
M. A. M.

La exposición se ha convertido en un memorial por los duros y extraños momentos vividos en la pandemia. El hermano Alfredo puntualiza que toda su actividad pictórica se ha transformado “en una oración”. Algunas de las obras han salido ya de Teruel con destino a algunas residencias de mayores y de mujeres maltratadas, un regalo de Colás a centros que desempeñan una labor impagable.

“Yo no siento que los cuadros sean como mis hijos; son míos mientras los realizo, pero luego son de quien los observa”, explica este artista de formación autodidacta que, no obstante, estudió en la Escuela de Artes y Oficios. La naturaleza y los animales, con los que tan estrecha conexión tuvo San Francisco de Asís, están también muy presentes en la exposición.

Colás tiene tras de sí una larga trayectoria como autor de performance. Fue el artífice del Monumento de Semana Santa de este año en la iglesia de los Franciscanos, que giró en torno a la ausencia de las personas fallecidas en los hospitales y para el cual utilizó mobiliario y material sanitario real. Muchos conocen sus escenificaciones de pasajes del Evangelio, con las que quiere invitar a la reflexión. Aún recuerda la sorpresa que causó entre los fieles ver ante el altar los restos de un botellón que él mismo recogió de la ribera del río Turia para representar la parábola de los dos hijos, en la que uno de ellos dice al padre que irá a trabajar a la viña, pero luego no acude, “quizá porque se fue de botellón”, explica el hermano Alfredo.

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