Teruel

Albarracín captura su universo sonoro

El ruido del viento en los árboles, el tañer de las campanas y el canto de los ‘Mayos’, integrarán la biblioteca sonora que financia Europa

El público se sumergió en el experimento musical desarrollado este sábado en Albarracín.
El público se sumergió en el experimento musical desarrollado este sábado en Albarracín.
Antonio Garcia/Bykofoto

Albarracín nunca deja de sorprender. Elevando al cubo la exitosa fórmula con la que combina conservación e innovación, y que tan buenos resultados le ha dado en la recuperación de su arquitectura, acaba de grabar con tecnología de última generación los sonidos que flotan en la ciudad y su entorno. El resultado formará parte de los fondos de la biblioteca sonora que financia la Unión Europea dentro del proyecto Sonotomía. El objetivo de este programa es evitar la pérdida de un patrimonio intangible que merecen conocer las gentes del mañana.

Una treintena de vecinos y turistas tuvieron este sábado el privilegio de asistir a la ‘premier’ de las tres grabaciones sonoras realizadas durante toda la semana por otros tantos equipos de jóvenes profesionales creativos del sonido y compositores de música. Hizo las veces de auditorio el Salón de Tapices del Palacio Diocesano de Albarracín, donde los grandes lienzos flamencos que cuelgan de las paredes contribuyeron a una acústica perfecta.

Uno de los trabajos giró en torno al sonido, imperceptible al oído humano, que produce el fluido eléctrico a su paso por Albarracín. Para sus autores, Alberto Quintana, Pedro Vian y Jamei Man, esta realidad electromagnética es la “segunda piel” de la ciudad, pegada siempre a las paredes rojizas de las casas de arquitectura tradicional. Su sonoridad, potenciada por la tecnología, creó un ambiente de gran tenebrosidad en el Salón de los Tapices.

Uno de los equipos preparó una 'performance' que giró en torno al sonido de la electricidad y la tierra rojiza empleada en las construcciones de Albarracín.
Uno de los equipos preparó una 'performance' que giró en torno al sonido de la electricidad y la tierra rojiza empleada en las construcciones de Albarracín.
Antonio García/Bykofoto

Otra de las grabaciones recoge el trino de los pájaros, el tañido de las campanas y el ruido del agua del río; también las voces de vecinos en la calle, la música del órgano de la iglesia y los aplausos que siguieron al concierto. Sus artífices, David Albanés, Úrsula Bravo y Marijn Cinjee, recomendaron al público respirar profundamente cuatro veces, cerrar los ojos y alejar los sonidos del cuerpo, antes de sumergirse en el “paseo sonoro por Albarracín”.

El tercer equipo, integrado por Kim Hernández y Joan Lavandeira, ha captado los sonidos del río al erosionar la tierra, del viento al chocar con las rocas y de las herramientas al limpiar los sillares de piedra. La composición, que incluye la melodía de la dulzaina de un pasacalles y un coro de voces cantando los Mayos de Albarracín, conecta con la cultura vecinal, que ha conservado las casas como eran antes “y celebra haberlo hecho”, explicó Hernández.

Cada equipo ha recogido sonidos durante al menos cinco días consecutivos desde el alba al atardecer. Cerca de un centenar de pilas de botón han sido necesarias para el funcionamiento del conjunto de los aparatos de grabación utilizados. El dato, a juicio del gerente de la Fundación Santa María de Albarracín –coordinadora del proyecto Sonotomía junto con otras organizaciones–, Antonio Jiménez, da cuenta de la intensa actividad desarrollada por los profesionales creativos que han acudido a Albarracín procedentes de distintos puntos de España.

“El proyecto supone descubrir un universo de sonidos que van del silencio que hay en el entorno de la muralla medieval al bullicio de la ciudad, pasando por el ruido de los árboles en movimiento o el eco de un lugar”, explicó Jimenez. Las grabaciones se han extendido hasta algunos parajes de la sierra, como las cascadas de Calomarde o las dolinas de Griegos. Las composiciones elaboradas en Albarracín se sumarán al trabajo realizado ya en Portugal en torno al sonido marítimo, mientras la capital húngara, Budapest, ha sido elegida para aportar ruidos urbanos.

El público se dejó envolver por la sonoridad de Albarracín rescatada ahora con la más avanzada tecnología. “Me encanta escuchar, pero esto ha sido una experiencia nueva”, afirmó Luis Ibarra, que tiene en la ciudad su segunda residencia. Pilar Puerto, vecina del municipio, se mostró “encantada” con el experimento y afirmó que el sonido es un mundo “aún por investigar”.

El presidente de la Diputación Provincial de Teruel, Manuel Rando, consideró que el paisaje sonoro es “otra de las maravillas de Albarracín” y apostó por la protección del mismo. Por su parte, el alcalde del municipio, Michel Villalta, recordó que el turismo de experiencias va al alza y que la sonoridad de un lugar es un complemento más para el patrimonio arquitectónico o natural de un espacio.

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