El arreglo del precario puente de la Equivocación en Teruel, a concurso por cuarta vez

Los contratiempos parecen perseguir al puente de la Equivocación de la capital turolense, que ya debe su nombre popular –el oficial es puente de los Franciscanos– a un error en su construcción en 1954 que obligó a modificar uno de sus tres vanos porque el tren no podía pasar por él. El último percance fue anunciado este lunes por la alcaldesa de Teruel, Emma Buj, y supone que el ansiado arreglo de esta infraestructura, en precario estado por el paso de los años y el continuo tráfico rodado al ser uno de los principales accesos a la ciudad, tendrá que esperar.

La empresa que estaba realizando las obras de mejora ha decidido rescindir el contrato con el Ayuntamiento tras haber sido aprobado un modificado del proyecto que supone un incremento del coste total de casi un 37%, muy por encima del 20% que da derecho a una constructora a abandonar unos trabajos sin que por ello sea penalizada.

Se trata del tercer fracaso que sufre el proyecto de reparación del puente de la Equivocación. El primero, en 2017, se produjo porque la adjudicataria no formalizó los trámites necesarios para iniciar las obras, lo que motivó la resolución del contrato, una medida cuya conveniencia fue ratificada por la Junta Consultiva de Aragón. El segundo concurso para acometer la mejora quedó desierto.

Tras salir a licitacion nuevamente las obras y ser adjudicadas a una empresa con garantías, la iniciativa ha quedado otra vez truncada, en esta ocasión, por el aumento del importe. Los trabajos estaban, de hecho, en marcha, y han sido paralizados. La constructora ha tenido tiempo de reparar el vano que presentaba más deficiencias, que es por el que discurre la vía del tren y en cuyas pilastras había quedado al descubierto el armazón metálico ante el deterioro y pérdida de la cubierta de hormigón.

Buj explicó que la modificación del proyecto responde a la necesidad de cambiar los materiales del conducto por el que discurre el cableado eléctrico instalado bajo las aceras del puente de la Equivocación. En este sentido, el concejal de Infraestructuras del Ayuntamiento de Teruel, Juan Carlos Cruzado, abundó en que la medida, establecida por la compañía eléctrica que presta el servicio a los barrios próximos al puente, supone que en lugar de un tubo de poliuretano, como se había previsto, debe haber dos tubos de acero.

La alcaldesa anunció que, “en pocas semanas”, saldrá a licitación, por cuarta vez, el proyecto de mejora del puente de los Franciscanos, pero no ocultó que los plazos en los que las obras podrían ser una realidad escapan a su conocimiento, pues ahora habrá que desarrollar de nuevo todo el proceso concursal hasta poder llegar a la selección de una empresa adjudicataria. El coste final de los trabajos supera los 300.000 euros, si bien el Ayuntamiento ya aprobó la financiación necesaria para llevarlos a cabo.

Cruzado subraya que el puente “es seguro” y no ofrece ningún riesgo para el tráfico rodado ni para los peatones, si bien reconoce que tras más de tres años de intentos por reparar la infraestructura, está se encuentra “un poco peor que antes”.

El concejal de Infraestructuras explica que la zona más estropeada es el tablero, por el que circulan los coches, pues el asfalto está agrietado y presenta ondulaciones. Además, el agua de lluvia –caída en grandes cantidades este invierno y durante la primavera– se cuela hasta llegar a las pilastras, en las que está ocasionando “un lavado” de los materiales áridos con que están rellenos estos elementos de soporte del puente. Cruzado destaca, no obstante, que la estructura de estos pilares, con armazón metálico y hormigón, no está afectada.