Teruel

Teruel es la provincia española más propensa al tipo de tormenta que genera los tornados

El Maestrazgo, Gúdar-Javalambre y Andorra fueron las comarcas españolas con más supercélulas entre los años 2011 y 2020

Teruel
Tornado generado por una supercélula en Urrea en 2018.
J. A. Gallego

Teruel es la provincia que registra más supercélulas, un tipo de supertormenta que se caracteriza por poseer en su eje una corriente de aire que asciende en espiral con flujos descendentes en las zonas delantera y posterior y, sobre todo, por sus efectos dañinos. Según el estudio realizado durante la última década por un grupo de meteorólogos, la mitad oriental de Teruel es la zona del país donde se registran más este tipo de fenómenos atmosféricos, que tienen como un elemento distintivo las fuertes granizadas, pero que son también los responsables de los tornados, mucho más insólitos en la provincia. Las áreas turolenses más castigadas superan de media las 1,7 supercélulas anuales mientras que la mayor parte del país se queda por debajo de 0,1 al año.

La investigación, titulada ‘Climatología de Supercélulas en España’, ha procesado datos sobre un millar de supercélulas desde 2011 a 2020, ambos inclusive, y ha constatado que estos fenómenos extremos se dan en el país con mucha más frecuencia de la sospechada. Según Yago Martín, uno de los autores del estudio, cada año se registran en la Península Ibérica 150 supercélulas, aunque la inmensa mayoría se concentran en el cuadrante nororiental.

Según el catálogo, la zona más castigada es, con diferencia, la provincia de Teruel, que tiene cuatro grandes áreas de acumulación de estos procesos con incidencias que superan, de media, una supercélula al año durante la última década. Las zonas más propensas se sitúan en el Maestrazgo, Gúdar-Javalambre, Andorra-Sierra de Arcos y el Bajo Martín. Los meses más proclives son julio y agosto.

El punto de mayor densidad de todo el Estado se sitúa en la confluencia del Maestrazgo turolense con el castellonense, con epicentro en Villafranca del Cid (Castellón), que alcanza el récord de 1,7 a 1,8 supercélulas al año. Este foco se extiende hasta Cantavieja, con mas de una al año. El siguiente núcleo por intensidad de estas grandes tormentas se sitúa al sudeste de Andorra, donde se superan anualmente las 1,3 supercélulas.

Teruel
El mapa muestra la mayor concentración de supercélulas en el cuadrante oriental del país desde 2011 a 2020.
Heraldo

Yago Martín explica que el oriente de Teruel es particularmente propenso a supercélulas porque se trata de un área de gran altura donde confluyen las masas de aire cálido y húmedo procedentes del Mediterráneo con las frías y secas que llegan del interior de la Península. 

Para que se den, el ingrediente clave son los vientos fuertes en altura. Este tipo de fenómeno meteorológico extremo es el responsable en los Estados Unidos de los temibles tornados, un efecto que apenas producen en España, donde el principal riesgo asociado es el granizo de gran tamaño. Un ejemplo fue la granizada registrada en Rubielos de Mora el 23 de julio de 2017, que dejó pedrisco del tamaño de pelotas de tenis y destrozó los tejados de la localidad además de abollar todos los vehículos aparcados en la calle. El inventario de la última década recoge otras dos supercélulas con pedrisco de más de ocho centímetros de diámetro, en septiembre de 2018 en Híjar y en agosto de 2020 en Obón.

El equipo investigador trabaja en crear un “modelo” meteorológico que simula la formación de supercélulas con el objetivo de poder avanzar en su predicción para evitar daños a la población. Yago Martín advierte de que, aunque esta línea de investigación, liderada por Roberto Granda, todavía está en desarrollo, ofrece resultados prometedores.

Martín explica que, al poner en marcha la investigación, se pensó que las supercélulas eran muy escasas en España, pero el trabajo sobre los últimos diez años evidencia que se trata de fenómenos frecuentes en el país aunque no se asocien a tornados. La principal fuente de información son las imágenes de radar de la Aemet, aunque los investigadores apelan también a la “colaboración ciudadana” para recibir imágenes de vídeo y fotos que ayudan a confirmar las características de las supercélulas y a conocer sus efectos.

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