El destino trágico de los aragoneses en los campos de refugiados de Francia

Los precarios campos de refugiados del sur de Francia que acogieron a medio millón de republicanos huidos de España al terminar la Guerra Civil se cobraron 1.685 vidas entre 1939 y 1940 como consecuencia de las heridas de guerra, las enfermedades, la falta higiene y la mala alimentación. Los fallecidos aragoneses fueron los segundos más numerosos tras los catalanes, según se desprende del listado de víctimas que elabora la Generalitat de Cataluña a partir de distintas fuentes. La mayoría de las personas recogidas en la relación aparecen solo con nombres, apellidos, edad y lugar de fallecimiento, aunque, de los que aparecen identificados con el lugar de nacimiento o residencia, la procedencia más repetida tras Cataluña y es Aragón.

La investigación parte como fuente principal de los listados de refugiados que publicó a partir de marzo de 1940 el Boletín Oficial del Estado a instancias del cónsul español en Perpiñán, Román Oyarzun. Aquella relación se ha complementado con otras fuentes, como informaciones aparecidas en el diario 'La Vanguardia' y el periódico 'El Socialista de Toulouse' (Francia), además del trabajo realizado por el turolense Juan Manuel Calvo. Se ha confirmado el lugar de nacimiento o de residencia de cerca de 600 víctimas, de las cuales 47 son aragonesas.

La investigación desarrollada por un equipo formado por Jordi Oliva, Martí Picas y Noemí Riudor, sigue abierta y en continúa revisión y ampliación, como explica Oliva. La publicación de la relación sirve, según este investigador, para que los familiares de los fallecidos “respondan” con correcciones o con la ampliación de la información disponible. En torno a cien personas se han puesto ya en contacto con los autores del trabajo para aportar informaciones que enriquecen el trabajo.

47 aragoneses entre los 15 y los 82 años 

La lista de los 47 aragoneses que perecieron en los campos de refugiados se ampliará con las informaciones que permitan determinar el origen de las más de mil víctimas cuya procedencia está pendiente de concretar. Según el investigador, Javier Rubio, el 18% de los refugiados republicanos eran de Aragón, lo que elevaría la cifra de fallecidos de esta procedencia a unos 300. Los orígenes de los aragoneses que murieron como consecuencia, entre otras causas, de las penosas condiciones de alojamiento -en algunos casos, los campos no eran más que un recinto cerrado sobre la arena de las playas- se reparten entre las tres provincias de la Comunidad.

Las edades de los aragoneses oscilan entre los 15 años de Ramiro Ariño, de Los Olmos (Teruel), y los 82 de Antonio Vallés, de Calanda (Teruel). Entre los fallecidos había soldados republicanos, pero también ancianos, mujeres y adolescentes pertenecientes a familias que huían de los franquistas. La población con más casos registrados es Zaragoza, con seis, mientras que Huesca, Calanda y Mazaleón empatan a dos.

Respecto al lugar de fallecimiento, el campo de Bram se lleva la palma con 18 muertes, seguido del Antiguo Hospital Militar de Perpiñán, con nueve decesos. También hay defunciones en Vernet, Septfonds y Argelés. Jordi Oliva explica que el hospital militar de Perpiñán, que se reabrió para atender la avalancha de refugiados, registró una “mortalidad impresionante”.

La directora general del Memoria Democrática, Gemma Domenech, explica que el objetivo de la Generalitat al poner en marcha el inventario es disponer de un banco de datos de las víctimas que pueda ser consultado por las familias, conocer mejor el periodo del exilio republicano y, en una fase más avanzada, “dignificar” los enterramientos en los que yacen los refugiados. 

Domenech también confía en que la divulgación de los nombres y el lugar de fallecimiento pueda ayudar a conocer el origen de más refugiados. Añade que el programa persigue la reparación de las víctimas y sus familias y el fomento de "los valores democráticos".

Archivo Centelles/CDMH Ministerio de Cultura y Deporte.

Los niños menores de 10 años concentran el 9% de todas las defunciones entre los expatriados españoles durante los dos primeros años de la posguerra. Por edades, entre los aragoneses fallecidos, destacan por su número elevado, 17, los hombres de más de 50 años, lo que hace pensar en que no se trata de combatientes sino de familiares de soldados o militantes y simpatizantes de organizaciones republicanas.

En el grupo de los fallecidos de 50 años o más figura Juan Piedrafita Sanclemente, nacido en Ipiés y residente en Casbas de Jaca, ambas localidades de Huesca, y que como explica su nieta, Carmen Martínez-Raposo Piedrafita, simpatizaba con la CNT aunque no tuvo ningún cargo de responsabilidad durante la II República ni fue movilizado por el ejército republicano.

Su buen conocimiento de los pasos pirenaicos le sirvió para hacer durante la contienda el trabajo de pasador para evacuar a fugitivos “de los dos bandos” y, probablemente, también a desertores de ambos ejércitos. Ante el empuje franquista huyó con su mujer y una hija de corta edad a Francia, donde, según le contaba a Carmen su abuela, “separaron a los hombres de las mujeres y los niños". "Las mujeres y niños se los llevaron hacia el interior y centro del país, a trabajar en las granjas. Mi abuela nunca volvió a ver ni saber nada más de su marido", señala.

La nieta explica que la familia no supo con precisión el lugar de fallecimiento de Juan Piedrafita hasta que lo averiguó Juan Manuel Calvo. Entre los lugares barajados, figuraron Perpiñán, Argelés, Montreal o Montpellier. El inventario de la Generalitat sitúa la muerte del oscense en el campo de Bram a los 50 años. “En este campo, al parecer iban los heridos y enfermos. Fue uno de los más duros”, cuenta Carmen. La familia cree que pereció como consecuencia de alguna enfermedad, pero solo es una suposición porque no disponen de ningún documento que acredite los pormenores de aquella muerte. La nieta se ha propuesto como prioridad para cuando la evolución de la pandemia lo permita visitar el lugar en el que, el 10 de diciembre de 1939, falleció su abuelo

Aragoneses fallecidos en los campos de refugiados de Francia