Un brote de la covid-19 detectado en la prisión provincial de Teruel afecta a 51 internos, la mayoría de ellos asintomáticos. Este foco de contagio ha obligado a realizar pruebas para la detección de la enfermedad a 146 reclusos, de una población reclusa total de 185 presos. Por el momento, no ha sido necesaria la hospitalización de ninguno de los infectados. 

Una fuente de la Delegación del Gobierno explica que, siguiendo los criterios del Salud, se han sometido a PCR todos los funcionarios que han mantenido "contacto estrecho" con los presos contagiados así como los que presentan síntomas de la enfermedad. 

Debido a la amplia disponibilidad de locales en la cárcel, se ha procedido al aislamiento de los presos infectados por la pandemia. Este centro penitenciario fue sometido a un ambicioso proyecto de renovación y ampliación con una inversión de 20 millones de euros, pero cuatro años después de que se completarán las obras, uno de los dos módulos nuevos sigue vacío, lo que facilita ahora la separación de los internos con la covid-19.

El pasado mes de mayo, Pedro Marcos Olivas, de 62 años y jefe de Servicios del centro penitenciario, falleció a causa del coronavirus tras haber permanecido en la uci del hospital Obispo Polanco de Teruel durante 52 días luchando contra la enfermedad.