El perímetro de la central de Aliaga, vallado para evitar accidentes y el acceso incontrolado

El Ayuntamiento, que compró la planta en 2017, pretende rehabilitarla para actividades culturales pero carece de fondos.

Antigua central termica de Aliaga cerrada con nuevo vallado. foto Antonio Garcia/Bykofoto. 18/12/20[[[FOTOGRAFOS]]]
El Ayuntamiento ha vallado la central para evitar accidentes por la entrada de curiosos.
Antonio Garcia/Bykofoto

El Ayuntamiento de Aliaga ha vallado la antigua central eléctrica, cerrada y abandonada desde 1982, para evitar el acceso incontrolado a este inmueble con grave riesgo de que se registren accidentes. La cerca perimetral, de 400 metros, rodea los principales edificios de la planta y ha costado 10.000 euros.

La compra de la térmica en 2017 por el Ayuntamiento tenía con fin la restauración de este monumental inmueble para su reutilización con fines culturales y de ocio. Sin embargo la falta de recursos ha paralizado la intervención. El Consistorio ha iniciado el procedimiento para aplicar alguna figura de protección del patrimonio aragonés al edificio y recabará fondos del 1,5% cultural del Ministerio de Transportes para reparar la central y reutilizarla.

Pero hasta que llegue la rehabilitación, el vallado cortará el paso a los visitantes que llegaban solo para curiosear o para cometer algún acto vandálico. El alcalde, Sergio Uche, explicó que, aunque desde la adquisición por el Ayuntamiento se colocaron carteles informativos en los accesos para advertir de la prohibición de entrar en la central, «la gente seguía entrando».

Con el fin de evitar accidentes, se colocó el cercado metálico en torno a los edificios. Uche señaló que, aunque la estructura de la central está relativamente bien conservada, la cubierta está en malas condiciones. El vallado no significa que se prohíba el acceso en todos los casos. El alcalde aclaró que se facilita el paso siempre bajo la responsabilidad de los organizadores de la visita y si está justificada por trabajos de investigación, actividades culturales o artísticas –como rodajes de documentales o cortometrajes–.

El objetivo a largo plazo es la reutilización del inmueble para fines culturales. La licenciada en Bellas Artes y restauradora María Giménez, natural de Aliaga, trabaja en el informe que servirá de base para la catalogación de las instalaciones y también en una tesis doctoral para rescatar su historia y plantear su aprovechamiento.

Giménez explicó que la central, con un diseño arquitectónico monumental, podría ser un buen lugar para instalar un museo nacional de la industria o un centro de interpretación del rico patrimonio geológico de la localidad. Señaló que por su voluminoso espacio interior diáfano –toda la maquinaria se desmontó– sería ideal para desarrollar trabajos artísticos que requieren el manejo de grandes volúmenes. Aclaró que cualquier intervención debería ir precedida de un proceso especializado de «descontaminación» por la presencia de azufre y amianto entre otros residuos de su actividad.

María Giménez, nieta de un trabajador de la central, explicó que su puesta en servicio comportó la transformación económica y social de Aliaga y su entorno. La llegada de esta industria estimuló la minería carbonífera y mejoró las condiciones de vida de la población. En los años cincuenta del siglo XX, fue la planta que más electricidad generaba de todo el país.

Giménez señaló que sería «estupendo» para Aliaga contar con un centro cultural de primer nivel en la antigua térmica. Abogó por un proyecto «ambicioso» similar a los que se han puesto en marcha en zonas industriales de Alemania afectadas por procesos de descarbonización o como el desarrollado en la central de Compostilla de Ponferrada (León), al adaptar una antigua central como Museo Nacional de la Energía.

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