emigración

El doble sueño americano de una familia de Libros

El matrimonio Atienza-Aldana emigró a los EE. UU. en 1920 para regresar en 1933, pero dos décadas después sus hijos desanduvieron el camino.

El matrimonio formado por Florentino Atienza y Avelina Aldana, con tres de sus hjos en Johnstown (Pensilvania).
El matrimonio formado por Florentino Atienza y Avelina Aldana, con tres de sus hjos en Johnstown (Pensilvania).
Emilio Maicas Atienza

Los Estados Unidos eran, hace un siglo, el país de las oportunidades para inmigrantes de todo el mundo, incluidos los turolenses. En 2020, se cumplen cien años del momento culminante de las salidas desde la provincia camino del gigante norteamericano. Entre los emigrados, figuró un matrimonio de Libros formado por Florentino Atienza y Avelina Aldana y su hijo José, de un año. La familia regresó a España en 1933 tras pasar una serie de penalidades en Johnstown (estado de Pensilvania), pero los hijos de la pareja protagonizaron una segunda oleada migratoria dos décadas después tras comprobar que la España de las posguerra no podía ofrecerles una vida digna. Lilia, Matilde y Arturo, tres hijos de Florentino y Avelina, hicieron las maletas para regresar a los EE. UU. entre 1953 y 1955 con la esperanza de encontrar un trabajo y un mejor porvenir, y allí se quedaron y formaron sus familias.

En 35 años, dos generaciones de la misma familia intentaron hacer realidad el sueño americano. La peripecia de los Atienza ha sido recopilada por un nieto de Florentín y Avelina, Emilio Maicas Atienza, en el relato ‘Una historia de inmigrantes’, que ha distribuido a todos los miembros de esta extensa saga a ambos lados de Atlántico. Emilio explica que ha querido dejar por escrito la odisea familiar, con sus idas y venidas a través del océano, porque "toda esta información se iba perder y la familia en el futuro no iba a saber nada de sus tragedias y sufrimientos".

El relato del éxodo familiar arranca con la pareja formada por Florentín Atienza y Avelina Aldana en Libros, aunque él era natural de Villastar y ella de Fuentes de Jiloca (Zaragoza). Su precaria situación, rozando la indigencia, les hace volver la vista hacia los EE. UU. "Reclutadores" de trabajadores llegaron a la zona para ofrecer trabajo Nueva York "construyendo rascacielos", según relata Emilio Maicas.

Un amigo del matrimonio, Emiliano Calomarde, había emigrado al estado de Coneecticut y se ofreció para ser su "contacto" en el país, un requisito imprescindible para emprender la aventura americana. Tras vencer las reticencias de Avelina, la familia partió hacia Nueva York. Previamente, tuvieron que hacer un largo viaje por tierra hasta el puerto francés de Le Havre, el punto de embarque preferido por los emigrantes turolenses. El 7 de diciembre de 1920 tomaron el barco italiano Leopoldina que les condujo, después de 18 días de penosa navegación a causa de las tormentas, el hacinamiento y la falta de higiene, al ansiado destino. En el mismo buque, viajaban otros desheredados de la comarca: 7 vecinos de Villastar, 3 de Libros y 5 de Castielfavib.

Avelina y el pequeño José tuvieron que permanecer hospitalizados en la isla de Ellis durante cinco días antes de poder unirse a Florentino para dirigirse a Johnstown, donde se asentaron. ‘Una historia de inmigrantes’ repasa las penurias para encontrar trabajo sin hablar inglés –finalmente Florentino encontró empleo en una acería– y sin apenas cualificación profesional y las estrecheces impuestas por la Gran Depresión. Además, los niños sufrieron rechazo escolar –a José se sumaron otros siete hermanos– porque les reprochaba llevar la ropa sucia y "oler a ajo". Sin tiempo de integrarse en la sociedad estadounidense, la familia volvió a hacer las maletas y regresó a Teruel en 1933 porque a Florentino le ofrecieron un buen trabajo.

La Guerra Civil golpeó con dureza a la familia, que, por entonces, se había establecido en Villaspesa. José Atienza murió en un oscuro enfrentamiento don la Guardia Civil durante la posguerra mientras que un cuñado de Matilde, Lorenzo Maicas, fue ejecutado con otros tres vecinos de Villastar en la represión de la retaguardia franquista. Uno de los hijos de Florentino y Avelina pereció en un accidente laboral.

En la década de los 50, la solución de emigrar a los EE. UU. vuelve a calar en la familia Atienza, quizá por una "visión idealista de lo fácil que sería ganar dinero en los Estados Unidos", según aventura Emilio Maicas. Los hermanos Atienza 0Aldana tenían "muy pocas oportunidades" de conseguir un buen trabajo en el Teruel de los años cincuenta y deciden desandar el camino que habían hecho 20 años antes para "rehacer sus vidas". En tres años, dos hermanas y un hermano parten rumbo a Nueva York desde puertos españoles. Esta vez el traslado, facilitado por la presencia de una tía en Coneccticut, es definitivo y una parte de la familia echó raíces al otro lado del Atlántico.

Mil emigrantes en treinta años

Un millar de turolenses emigraron a los Estados Unidos en el primer tercio del siglo XX, según ha constatado el investigador Raúl Ibáñez. Esta oleada migratoria en busca de una vida digna partió, fundamentalmente, de las tierras altas de la provincia y en particular de La Puebla de Valverde y de Jabaloyas, una localidad de la que salieron 132 vecinos con destino, principalmente, al estado de Utah. Recientemente, la revista de historia oficial del Gobierno de Utah publicó un extenso reportaje de Ibáñez rememorando los lazos con Teruel. Otras localidades con salidas importantes fueron Teruel capital, con más de un centenar de casos, y Camarena de la Sierra. De Libros partieron rumbo a los EE. UU. 19 personas.

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