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Juan José Omella: "Tenemos la responsabilidad de prevenir el contagio con la reanudación del culto"

El cardenal y arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, nacido en Cretas, fue elegido presidente de la Conferencia Episcopal Española el pasado marzo.

Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española enel, Palau Episcopal de Barcelona.
Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española enel, Palau Episcopal de Barcelona.
Pere Virgili, Arzobispado de Barcelona

¿Cómo afronta la Iglesia la reanudación del culto dentro del proceso de desescalada que acaba de arrancar?

Desde la Conferencia Episcopal Española hemos elaborado un documento con las medidas sanitarias y litúrgicas para tener en cuenta en cada una de las fases de desescalada previstas por el Gobierno. El inicio efectivo del culto público dependerá del momento en el que las autoridades dicten el inicio de la fase 1 en cada provincia –está previsto para el 11 de mayo–. No podemos olvidar que el coronavirus continúa propagándose por España. Todos tenemos la gran responsabilidad de prevenir el contagio de la enfermedad. En todo caso se trata de unas medidas generales que cada Diócesis deberá concretar en su territorio. En la diócesis de Barcelona contamos con un equipo de voluntarios jóvenes que ayudarán a los sacerdotes en la aplicación de las medidas higiénico-sanitarias en sus respectivas parroquias.

¿Añora las misas presenciales frente a las televisadas o emitidas por canales telemáticos?

Sí, claro. La posibilidad de participar presencialmente y recibir el cuerpo de Cristo en la Eucaristía nunca se podrá suplir por el seguimiento telemático, detrás de una pantalla. Afortunadamente, esta situación de ayuno eucarístico de muchos fieles se va a ver progresivamente superada gracias a las medidas de desescalada propuestas por el Gobierno.

¿Cómo vivió la primera Semana Santa sin misas ni procesiones, ni ningún otro acto litúrgico?

Fue una Semana Santa excepcional. Las misas y las celebraciones litúrgicas que presidí en la catedral de Barcelona fueron sin asamblea y con muchas restricciones, incluso entre los concelebrantes. La situación de emergencia sanitaria nos obligaba a extremar las precauciones para no poner en riesgo la salud de nadie. Afortunadamente, los medios de comunicación y las redes sociales nos acercaron a fieles y ministros alrededor de la Mesa del Señor.

¿Qué papel está jugando la Iglesia en la crisis del coronavirus?

La Iglesia se ha movilizado ante la emergencia sanitaria y sus consecuencias sociales y ha dispuesto todos sus recursos materiales y humanos para ofrecer atención humana, espiritual y material a todos los afectados. Desde el primer momento hemos puesto a disposición de las autoridades sanitarias personas, locales y recursos. La labor de la Iglesia en estos momentos es promover la comunión y la cohesión social, y trabajar intensamente para complementar la acción de las administraciones públicas con el fin garantizar unas condiciones de vida dignas para las personas que saldrán más malparadas de esta crisis.

La residencia de Valderrobres, con residentes y trabajadores de Cretas, su pueblo natal, ha sido el principal foco de contagio en el Matarraña. ¿Cómo ha vivido esa situación?

Lo vivo con dolor y sufrimiento. Pienso en muchas familias que han perdido seres queridos y algunas que incluso no han podido ni despedirse de sus difuntos. A pesar de todo, no hay que perder la esperanza, el Señor no nos abandona nunca y, menos aún, en el momento de nuestra muerte.

¿Cómo valora la gestión de la Administración en esta epidemia?

Estamos frente una situación de emergencia sanitaria sin precedentes. Ante este escenario, debemos trabajar todos unidos por el bien común, más que nunca. Ahora no es momento de reproches y buscar culpables. Los ciudadanos no lo entenderían. Políticos, agentes sociales, servidores públicos, la Iglesia... ¡todos! Cada uno de nosotros tiene que contribuir solidariamente para acabar con esta pandemia y con las consecuencias económicas y sociales de la misma. Por tanto, ahora toca remar juntos y ya llegará el momento de valorar los posibles errores para aprender de ellos y evitar que no vuelvan a suceder.

¿Los errores han influido para que la pandemia se haya cebado las residencias de mayores?

La cantidad de víctimas mortales que está dejando esta crisis sanitaria es dramática. Estamos frente una pandemia que nos ha igualado. Todos somos susceptibles de contagio si bien, como todo virus, ataca de una manera particular a los mayores y a los enfermos crónicos. Como sociedad, debemos afrontar el reto de garantizar la misma asistencia sanitaria a todas las personas, independientemente de su edad o condición social. 

La Iglesia no ha podido acompañar a los enfermos en sus últimos momentos ¿Le ha dolido como responsable eclesiástico?

Comparto el dolor de miles de familias ante los fallecimientos causados por esta pandemia. Todos los católicos hemos orado por su eterno descanso y por el consuelo de familiares y amigos. Como ya le he dicho, cada domingo en la Catedral de Barcelona celebramos una Eucaristía orando de manera particular por cada uno de los difuntos de la semana. Además, en la diócesis de Barcelona hemos creados equipos de sacerdotes y agentes de pastoral para la atención en el duelo a las familias. Asimismo, algunos de nuestros sacerdotes han podido acompañar a un grupo reducido de familiares en el momento de la sepultura en el cementerio. Tal como hemos manifestado recientemente desde la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal, nuestra voluntad sería celebrar en las próximas semanas las exequias con quienes lo soliciten en cada parroquia, y, más adelante, en una celebración en cada una de las diócesis donde poder confiar nuestros difuntos a Dios, compartir el dolor de muchos hermanos nuestros y fortalecer la esperanza que nos ofrece el Resucitado.

Su nombramiento como presidente de la Conferencia Episcopal se presentó como la victoria de los sectores más progresistas de la Iglesia española. ¿Comparte ese diagnóstico?

Los obispos me eligieron. Desde entonces, solo trato de coordinar en comunión con todos los obispos, especialmente a través de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal, el trabajo que hacemos en las distintas diócesis españolas, siendo fiel al Evangelio.

¿Está justificado vincular su elección a una apuesta del papa Francisco?

Intento trabajar en comunión con mis hermanos obispos y, por supuesto, con el Papa. Difícilmente se puede evangelizar si no es a través de la comunión. Misión y comunión van siempre unidas.

¿Se siente una persona cercana al pontífice?

Como cardenal, miembro de la congregación para los Obispos y Presidente de la Conferencia Episcopal, se puede entender que mantenga un contacto cercano con el Papa. Mi relación con él es de admiración a su persona y de colaboración leal en el ejercicio de su ministerio petrino.

¿Cómo es la relación de la Iglesia con el primer gobierno de coalición de izquierdas de la historia democrática reciente?

Cordial y respetuosa, como no podría ser de otra manera. Todos trabajamos por el bien común de una misma sociedad.

¿Y con una Generalitat presidida por un político que aboga por la secesión de Cataluña?

Por encima de todo, nos une el trabajo por el bien común de todas las personas. Eso es lo más importante en cualquier tipo de relación institucional.

¿Vislumbra alguna solución para la crisis separatista?

Seguro que todo acabará solucionándose. Espero que se resuelva pensando en el interés general.

¿Ha mediado entre los gobiernos central y catalán durante el ‘procés’?

Solo traté de promover la concordia y evitar cualquier tipo de confrontación. Nada más. Como miembros de nuestra sociedad tenemos el reto de trabajar para el bien común. 

Usted es natural de un pueblo catalanoparlante de Aragón y ejerce su pastorado al frente del arzobispado de Barcelona. ¿Le ayuda esa doble condición a tender puentes entre las dos comunidades?

Son dos tierras estupendas a las que quiero mucho. La una me vio nacer y la otra me ha acogido muy bien durante estos últimos cinco años, que es el tiempo que llevo como arzobispo de la diócesis de Barcelona. Todo obispo, todo pastor de la Iglesia, está llamado a tender puentes en medio de una familia enorme donde los hijos e hijas son diversos y cada cual con sus opiniones. Afortunadamente para ello contamos con la indispensable ayuda del Espíritu Santo una de cuyas misiones principales es hacer posible la comunión.

¿Por qué no se resuelve de una vez el conflicto de los bienes religiosos de Aragón retenidos en Cataluña?

Siempre digo que en un Estado de derecho debemos dejar que la Justicia actúe. Estoy convencido que la Justicia lo resolverá y velará porque se aplique la ley.

¿Tiene planes de volver a Cretas?

Me encanta mi pueblo. Es muy bonito y la gente es muy buena. Suelo pasar unos días en agosto. Ojalá que pueda hacerlo también este año. Pero ya sabe que el hombre propone y Dios dispone.

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