Teruel

21 días confinados por el Covid-19 y por la crecida del Mijares

Una familia de Olba soporta estos días un doble aislamiento, el prescrito por culpa de la pandemia y el que le impone el aumento del caudal del río

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Los hijos de Pascual Barón, Aran y Laia, caminan por el único sendero que une el barrio de Los Tarrasones con el resto del pueblo de Olba.
Heraldo

La angustia se ha apoderado de Pascual Barón, único vecino, junto con su pareja y los dos hijos de ambos –una niña de cinco años, Laia, y un niño de 8, Aran– del barrio Los Tarrasones de Olba. Al confinamiento prescrito por las autoridades sanitarias para hacer frente a la pandemia del coronavirus se suma, en su caso, el que les ha impuesto la crecida del Mijares provocada por las intensas lluvias de las últimas semanas.

El abundante caudal del río Mijares ha anegado por completo el único paso que permitía a esta familia de Olba utilizar su coche para llegar hasta el centro del pueblo y comprar comida, medicamentos o la bombona de butano que necesitan para cocinar a diario. Desde que hace 21 días –casi los mismos que llevamos de aislamiento por culpa del coronavirus– el nivel del agua aumentara, solo pueden llevar provisiones hasta su casa a pie, a través de caminos.

Y tampoco la comunicación por estos caminos está del todo resuelta. El agua, que baja con fuerza por el cauce del Mijares, amenaza con cubrir una pasarela peatonal de madera con barandillas de cuerda que permite cruzar el río y llegar al pueblo. La familia tiene que utilizar como vía de entrada y salida a Los Tarrasones un sendero de apenas cuarenta centímetros de ancho y un kilómetro y medio de longitud que discurre entre exuberante vegetación con algunos tramos abiertos a un barranco.

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Aran y Laia, en casa, entreteniéndose con juegos durante el largo confinamiento.
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"Si me pasara algo a mí o a alguien de mi familia, tendrían que venir a buscarnos con un helicóptero; eso es lo que me ha dicho la Guardia Civil cuando les he contado nuestro problema, porque no hay otra vía de acceso", explica con preocupación Pascual Barón.

Este vecino de Olba padece cefaleas que alivia con la ayuda de bombonas de oxígeno medicalizado. Aunque por ahora dispone de suficientes reservas que él mismo ha transportado a mano hasta su vivienda, teme que si la situación se prolonga, pueda sufrir algún tipo de desabastecimiento de este medicamento.

El problema de aislamiento que sufre el barrio de Los Tarrasones no es nuevo. Desde hace años, esta familia reclama a las Administraciones que reparen y ensanchen un antiguo camino por el que podrían transitar los vehículos, al menos aquellos que son todoterreno. Otra opción es la mejora del vado que discurre sobre el río. Su estado actual hace que, en cuanto crece el Mijares, quede inundado por las aguas y totalmente inservible.

Pascual Barón lamenta que la incomunicación que sufre el barrio de Los Tarrasones ha obligado a su único vecino, un anciano de 103 años, a mudarse a una residencia. "No le deseo a nadie esta inquietud que padecemos mi familia y yo en estos momentos", afirma.

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