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Endesa intensifica las recolocaciones en la térmica con 40 traslados a partir de enero

El ritmo estará marcado por la actividad de la planta. Una vez salgan estos trabajadores, la plantilla de la central se habrá visto reducida en más de un tercio.

La central térmica de Andorra, en la que actualmente trabajan dos grupos.
La central térmica de Andorra.
Beatriz Severino

Endesa intensificará la recolocación de los trabajadores de la central térmica de Andorra con alrededor de 40 nuevos traslados a partir del 31 de diciembre. Hasta la fecha se han producido diez y en noviembre están previstos cinco más. El ritmo, según confirmó la empresa a los sindicatos en la última mesa de seguimiento, celebrada esta semana, se incrementará en función de la actividad de la planta, que hasta hace una semana almacenaba unas 800.000 toneladas de carbón.

La salida de estas personas hará que la plantilla de la térmica, formada por 153 empleados, se vea reducida en una tercera parte. Por el momento no ha trascendido cómo y cuándo se recolocará al resto de trabajadores. La clave está en el carbón. Al ritmo actual –desde principios de septiembre trabajan dos grupos entre semana y uno los fines de semana– se agotaría a finales de año, según los sindicatos, pero si la actividad se redujese, la central podría continuar un tiempo más.

Hasta ahora se han ofertado plazas en Aragón, Cataluña, Madrid y Melilla. A ellas, apuntan desde CC.OO. y UGT, se han acogido sobre todo trabajadores «de entre 30 y 40 años». El problema, dicen, es que salen «a cuentagotas» y que las pocas vacantes «están ya cubiertas». Endesa recuerda que el compromiso es recolocar «a toda la plantilla», ya sea en otros centros de trabajo de España, al frente de las labores de operación de la central, o en los trabajos de desmantelamiento. La intención es que la gente pueda quedarse en zonas próximas a su actual puesto de trabajo, aunque todo dependerá de las plazas que queden vacantes y de los perfiles que se precisen.

Los propios trabajadores recuerdan que, una vez se proceda al cierre definitivo, «todos aquellos cuya edad ordinaria de jubilación no esté comprendida entre 2020 y 2024 serán declarados disponibles» a no ser que se llegue a otro acuerdo por convenio.

Para Hilario Mombiela, presidente del comité de empresa, «todo se ha hecho deprisa y corriendo». «Si tuviésemos convenio, esto estaría ya arreglado. La situación se ha enquistado. Llevamos ya más de 70 reuniones», explicó.

Al margen de estas plazas, Endesa ha ofertado tres cursos de formación –dos en Zaragoza y uno en Andorra– en los últimos meses.Además, explican desde la eléctrica, se están cerrando las fechas para realizar uno más en la villa minera «en las próximas semanas».

Estos cursos, centrados en la operación de plantas eléctricas y fotovoltaicas, están abiertos –de acuerdo con Endesa–, a gente de Andorra y de otras localidades. La previsión es formar a un total de 90 personas en las provincias de Zaragoza y Teruel para que en un futuro puedan trabajar en los proyectos fotovoltaicos en desarrollo en Aragón.

La situación de las subcontratas

En las subcontratas ha habido ya al menos 36 salidas entre despidos, marchas voluntarias y prejubilaciones. Según datos de la plataforma, que agrupa a alrededor de 200 trabajadores, se han producido nueve despidos en TSI y otros tantos en Maessa, a los que habría que sumar otras cuatro personas que han dejado la compañía. De Cerezo han salido seis y de Maitel, tres. En Nervión Industries, explican desde la plataforma, se han producido ya tres prejubilaciones por enfermedad. A estos despidos habrá que sumar otros cinco en Maessa a principios de noviembre.

El colectivo teme que el ritmo se intensifique de cara a final de año. Sobre todo teniendo en cuenta «cómo van los acopios de carbón en la central». «El problema es que, sin el convenio de transición justa, no tenemos nada a lo que atenernos», apuntaron fuentes de la plataforma.

El Ministerio para la Transición Ecológica todavía no se ha pronunciado acerca del plan de acompañamiento presentado por Endesa en diciembre de 2018, en el que se compromete a impulsar un proyecto fotovoltaico de 800 millones de euros para sustituir la potencia térmica de la central y asegura que priorizará la contratación de estos trabajadores.

La compañía calcula que las tareas de construcción darán trabajo a alrededor de 130 personas, con picos de 200, si bien una vez termine el montaje la cifra se verá reducida a 60 empleos durante más de 25 años «en las actividades de operación y mantenimiento de las instalaciones».

Una transición sin impás

La eléctrica espera que todas las dudas se despejen cuanto antes, ya que de la resolución del Ejecutivo central depende el desmantelamiento –en el que trabajarán empresas especializadas, trabajadores de Endesa e integrantes de las subcontratas–, y la construcción de los nuevos parques. Su intención es que ambos procesos se desarrollen a la par y que no haya un impás entre uno y otro. Pero para eso, Endesa tendrá que hacerse con la gestión de los alrededor de mil megavatios de potencia fotovoltaica, una decisión que todavía está en el aire y a la que se ha opuesto el Gobierno de Aragón, contrario a que Endesa tenga prioridad.

La compañía ha superado esta semana el informe de impacto ambiental del desmantelamiento, en el que se descartan afecciones a la flora, la fauna y las masas de agua y se confirma que durará unos 36 meses, pero aún tendrá que pasar otros trámites antes de recibir el ‘sí’ definitivo del Ministerio para la Transición Ecológica.

Este próximo jueves, representantes de la eléctrica se reunirán con el alcalde de Andorra a fin de profundizar en el plan de acompañamiento y la cesión de la vía férrea que conecta la central térmica con el puerto de Tarragona, una infraestructura que la localidad considera«clave»de cara a atraer nuevas empresas al territorio.

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