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Una mala temporada: "El boletus no volverá a salir, y la seta de cardo y el rebollón necesitan lluvia"

Desde las comarcas turolenses en las que se han instaurado los permisos aseguran que prácticamente todas las personas adquieren el suyo, pero que todavía falta concienciación a la hora de llevarse los residuos que se generan.

Gran recolección de boletus y rebollones en la Sierra de Albarracín
Recolección de boletus y rebollones en la Sierra de Albarracín
F. S.

La temporada de setas casi no había empezado en la provincia de Teruel y casi se da por acabada. “Es difícil que los boletus edulis vuelvan a salir; la seta de cardo necesitaría, además de días nublos, que lloviese y que no bajen mucho las temperaturas, y los rebollones, estos, son los que más aguantan, y si llueve podemos volver a coger”. Con estas palabras, Pedro Blanco, experto en Micología, resume cómo se encuentra el panorama en la provincia de Teruel, donde la temporada micológica atrae a centenares de personas.

“La temporada, que arrancó hace unas tres semanas, empezó bastante bien”, explica Puri Villarroya, la técnico de turismo de la comarca Gúdar-Javalambre. “Pero la venta de permisos se ha frenado esta semana”, anota Alba Lucea, alcaldesa de Mosqueruela, localidad que junto a Nogueruelas son los dos únicos municipios de esta comarca donde está regulado el coto micológico. De la misma forma, se expresa Begoña Sierra, gerente de la Asociación de Empresarios Turísticos de la Sierra de Albarracín: “la venta de permisos en la comarca, donde prácticamente el 100% de los municipios cuentan con la regulación, ha sido bastante alta durante los dos últimos fines de semana, pero se ha cortado y nos encontramos a esperas de la previsión”. En la comarca del Maestrazgo, donde muchas de las zonas también cuentan con un coto, explican “que ha llovido tarde”.

Y es las condiciones meteorológicas parecen tener la culpa. “Arrastramos un verano muy seco, donde prácticamente no ha habido tormentas, cuando llovió algunos hongos como el boletus aereus o la amanita caesarea, que salen a finales de agosto, principios de septiembre, ya no lo hicieron; y ahora, los hongos que más se recolectan en esta zona y que salieron por las tormentas de septiembre vuelven a sufrir carencia de precipitaciones”, indica Blanco. “Además, las altas temperaturas están provocando que muchos ejemplares jóvenes estén agusanados”.

A esto se une la afición por ir a por setas. “Conozco a gente que ha ido a por boletus y que han cogido entre ocho y diez ejemplares; y es que a la falta de hongos (pues tan apenas se ven setas de las que no cogemos por no ser comestibles, lo que indica que no se están dando las condiciones idóneas) se une el hecho de que ahora cada vez vamos más personas al monte”, apunta este experto en Micología.

Por eso, con el fin de controlar la explotación de este recurso las zonas más ricas en los hongos más cotizados han elaborado una regulación. En todas ellas se distingue entre el visitante y el vecino y/o propietario de una vivienda en la zona. Todos ellos, aunque con distintas condiciones, deben adquirir un permiso para poder recolectar, que indica también la cantidad de kilos que se pueden coger. “Ahora la gente se cura en salud ante la posible multa y lo compra”, afirman desde la comarca de Gúdar-Javalambre. “Contamos con vigilantes y carteles que advierten de que necesitan adquirir el permiso”, explican desde el Maestrazgo. A lo que añade Begoña Sierra que “aunque todavía quedan algunos pocos que son reticentes a pagar, la mayoría ya viene informada y concienciada”.

Una conciencia que todavía no ha llegado hacia el respeto por el medio. “Este último fin de semana, en el que ha habido mucha gente, se ha notado. Cuando se ha subido esta semana el monte estaba sucio. No es la mayoría, pero con unos pocos que lo hagan el daño es mucho”, anotan desde la Asociación de Empresarios Turísticos de la Sierra de Albarracín. “Falta concienciación”, señala Lucea, que añade: “Muchos no se llevan la basura que generan y a pesar de que cada vez hay más concienciación sobre llevar navaja, utilizar las cestas o incluso limpiar las setas en el monte, todavía queda por aprender, pues a la basura se une el entrar en propiedades privadas o el molestar a los animales que están pastando”.

A estos problemas se unen los grupos de buscadores de setas que no cumplen la normativa. “En época de abundancia, algunas cuadrillas buscan la comercialización de los hongos, práctica que está limitada para vecinos y propietarios”, explica Lucea, que añade que este año hubo un pequeño número de cuadrillas contra las que se actuó de forma rápida y efectiva. “Esta temporada no se ven tanto”, ratifica Sierra, “pero en muchos casos son estos los que para recolectar utilizan rastrillos o remueven el suelo”, prácticas no autorizadas.

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