Teruel

La producción de trufas y setas genera unos ingresos anuales de 18,5 millones en la provincia

Un estudio del CITA destaca el potencial del sector y sobre todo de las plantaciones truferas que "crecen años tras años" y ya ocupan 7.200 hectáreas.

Un truficultor muestra las trufas recolectadas en una plantación de encinas de Gúdar-Javalambre.
Un truficultor muestra las trufas recolectadas en una plantación de encinas de Gúdar-Javalambre.
Antonio García/Bykofoto

La recolección de trufas y setas genera al año 18,5 millones de euros en la provincia de Teruel, según un estudio realizado por el Centro de Investigación y Tecnología Agraria (CITA) de la DGA. La principal fuente de ingresos derivada de la micología es, con mucha diferencia, la comercialización de trufas, con un valor anual de 9,2 millones de euros. Le siguen la venta de setas, con 4,6 millones; el turismo micológico, con 2,9; y la recolección para el autoconsumo, con 1,8 millones de euros.

Tras estudiar la situación micológica de la provincia, el CITA concluye que existen algunos ejemplos de éxito que avalan su potencial económico, empezando por la pujante truficultura. Señala también como factores positivos la tradición provincial en la recolección de este producto, su gran extensión boscosa productiva y la diversidad de especies obtenidas.

El estudio Potencial Micológico de la Provincia de Teruel analiza la capacidad productiva de las setas más codiciadas, como el porro, el robellón, la colmenilla, la seta de cardo o la babosa negra. En total, la provincia tiene capacidad para producir 11.453 toneladas anuales de estos hongos comestibles, destacando por su productividad las comarcas de Gúdar-Javalambre y la Sierra de Albarracín. Otras zonas con alta capacidad son las zonas altas de la comarca del Matarraña, el Maestrazgo y el este de las Cuencas Mineras y de la Comunidad de Teruel.

Pujante truficultura

La investigación dedica una atención especial a la producción trufera. Señala que la provincia dispone de 201.840 hectáreas aptas para obtener este hongo y otras 394.019 hectáreas para la trufa de verano, menos cotizada que la anterior.

Las tierras adecuadas para cosechar trufa negra se reparten por todas las comarcas, salvo el Bajo Martín. Pero los mejores montes corresponden a la Comunidad de Teruel, Gúdar-Javalambre, Sierra de Albarracín y Jiloca.

El CITA señala que las plantaciones truferas "aumentan año a año" en la provincia hasta totalizar 7.200 hectáreas, de las que solo la mitad están en producción. Estima la cosecha anual procedente de los cultivos en 76.600 kilos, aunque reconoce que es "difícil" saber los rendimientos por su gran variabilidad.

El dossier evalúa también el impacto económico de la afición a la recolección de setas. Considera que existen 27.250 recolectores turolense, de los cuales solo el 9% se dedica a esta actividad con fines comerciales. La especie más buscada es el robellón, con un volumen que cuadruplica a la siguiente, la seta de cardo, y que supera al resto de las que se venden juntas. La mitad oriental de la provincia y la Sierra de Albarracín son las mejores productoras de esta seta.

En torno a la mitad de los robellones recogidos en la provincia se destinan a la comercialización y el resto, al autoconsumo. Entre todas las especies comercializadas y sin contar las trufas, se venden 440 toneladas de hongos al año.

Otra actividad generadora de recursos económicos es el turismo para recoger setas, una afición que practican cada año 129.600 visitantes de la provincia, aunque la cifra varía mucho en función de la cosecha. El 5% de los usuarios de las oficinas de turismo de Teruel se declararon "micoturistas".

Para aprovechar y, a la vez, regular este sector se han creado en la provincia los cotos micológicos, que limitan la cantidad que se puede recoger, establecen una cuota y realizan una labor de control y asesoramiento de los recolectores. Existen zonas acotadas en el Maestrazgo, la Sierra de Albarracín, Nogueruelas y Mosqueruela. El CITA señala que estas experiencias reguladoras tienen "tienen un escaso bagaje" para valorar sus resultados.

Entre los aspectos negativos de la micología turolense, el análisis destaca la recolección incontrolada, la posible incidencia del cambio climático, la "gobernanza complicada" del sector, falta de gestión forestal y la inaplicación de la legislación.

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