GUERRA CIVIL

Teruel lidera la retirada de bombas de la Guerra Civil con 3.693 artefactos eliminados desde 1985

Según un informe de la Guardia Civil al Senado, suponen el 10% de los 35.149 explosivos desactivados en toda España.

Un agente de la Guardia Civil, durante la destrucción de las granadas halladas en Monreal en 2017.
Un agente de la Guardia Civil, durante la destrucción de las granadas halladas en Monreal en 2017.
Luis Rajadel

Teruel es, con diferencia, la provincia en la que han aparecido más bombas de la Guerra Civil durante los últimos 34 años. Acumula en este plazo la desactivación de 3.693 explosivos, un 10% del total eliminado por la Guardia Civil en el conjunto de España, 35.149. A continuación, aparecen Asturias, con 2.283 artefactos, Madrid, Tarragona y Castellón.

Los datos proceden del informe remitido por el Gobierno al Senado en respuesta a una pregunta parlamentaria. En su contestación, el Ejecutivo incluye el listado de hallazgos de explosivos de la Guardia Civil desde 1985. Aclara que, aunque "la práctica totalidad" de las bombas proceden de la Guerra Civil –de 1936 a 1939–, no puede asegurarse que sea la totalidad.

La respuesta parlamentaria no puede precisar el número de víctimas como consecuencia de la explosión accidental de obuses y granadas de la contienda. Entre los heridos, figura el turolense Alberto Villalba, que el 19 de septiembre de 2013, cuando tenía 22 años, sufrió la amputación de la mano derecha y de los dedos de la izquierda al estallar una granada italiana mientras limpiaba un trastero de la ciudad con su padre, que también resultó malherido. El joven perdió, además, la visión de ambos ojos como consecuencia de la explosión.

Durante las últimas cuatro décadas, la provincia registró, además, algunos de los hallazgos de explosivos más voluminosos del país, una circunstancia vinculada al paso del frente de guerra y, muy especialmente, a la batalla de Teruel, una de las más cruentas del conflicto.

Entre los ‘polvorines’ localizados, destacan las 534 granadas de mortero que aparecieron en 2017 sumergidas en los Ojos del Jiloca, en Monreal del Campo. Los explosivos fueron localizados casualmente por los buzos de la Guardia Civil cuando buscaban a un vecino desaparecido, Ángel Gimeno, que dos años después sigue en paradero desconocido.

El alcalde de Monreal, Carlos Redón, explicó que al conocer el peligroso descubrimiento reaccionó "con sorpresa y preocupación". Los expertos aseguraron que no había riesgo de explosión accidental con un manejo adecuado de las granadas. Redón recordó que el descubrimiento provocó "sorpresa" entre los vecinos por sus grandes dimensiones, aunque es frecuente que en el pueblo aparezcan bombas de la Guerra Civil. De hecho, en el listado remitido al Senado, Monreal aparece citado en 13 ocasiones.

Carlos Redón dijo que el peligro de una explosión accidental quedó conjurado cuando, tras el rastreo del humedal, los guardias civiles le aseguraron que no quedaba ningún artefacto sumergido. Se atribuyó el inquietante vertido a un contingente militar que ocultó las granadas para que no cayeran en manos del enemigo. El arsenal de los Ojos es el cuarto más numeroso desactivado en todo el país desde 1985 tras los de León –1.252 granadas en 1994–, Llanera (Asturias) –825 granadas en 1994– y Manuel (Valencia) –599 granadas en 1994–.

El mortífero acopio de explosivos de Monreal no es el único desmantelado en la provincia. En Sarrión, se retiraron 286 bombas entre granadas y obuses en 2000; en Villastar, 136 entre granadas de mano y de mortero, espoletas y obuses en 2014; en Celadas, 66 entre granadas, espoletas y obuses en 2010; y, en Calaceite, 29 entre granadas y obuses en 2008.

Teruel es la localidad de la provincia más repetida en el listado de hallazgos bélicos con 132 referencias, seguida de Sarrión con 81, La Puebla de Valverde con 51, Alcañiz con 34, Celadas y Alfambra con 33 y Corbalán y Albarracín empatadas a 28 menciones. Los artefactos más frecuentes son las granadas de mano, pero también hay proyectiles de artillería y bombas de aviación –las menos frecuentes–.

La Guardia Civil recuerda la extrema peligrosidad de estos objetos a pesar de su aspecto deteriorado por el paso del tiempo. Insta a quienes los localicen a señalizar el lugar y comunicar la incidencia a las fuerzas de seguridad para que procedan a su destrucción controlada. Recomienda no mover ni manipular en ningún caso el explosivo.

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