El cura de Báguena ocultó sus antecedentes al obispo y alegó que sufría una campaña de acoso

Los feligreses de Luis Fernando Nieto, que desconocían su historial al volante,le defienden: "Como sacerdote es de 10".

Seminario de Zaragoza.
Seminario de Zaragoza.
Oliver Duch

Educado, respetuoso y comprometido son tres de los adjetivos que más repiten los vecinos de Báguena y el resto de pueblos del arciprestazgo de Calamocha para referirse al que era su párroco hasta hace doce días. La entrada en el centro penitenciario de Teruel de Luis Fernando Nieto Vilora para cumplir una condena de seis meses y 20 días de cárcel  por conducir, en repetidas ocasiones, bajo los efectos del alcohol y sin carné, sigue generando muchas preguntas una semana después entre sus feligreses.

"Como sacerdote es un ‘súper 10’: cuida todos los detalles de la homilía. Se las prepara muy bien. Es culto y tiene mucha vocación", comenta una de sus feligresas de Lagueruela. "Estamos para lo que necesite. Nos ha ayudado mucho, mi familia no puede decir ni una palabra mala y un fallo lo tiene cualquiera", manifiesta otra mujer del pueblo que quiere cerrar filas en torno al religioso, de 29 años, que lleva cerca de un año y medio destinado en los pueblos del Jiloca. "Queremos que sepa que no está solo", agrega otro conocido.

A la mayoría de los vecinos de la zona, la noticia de los problemas de su párroco les ha pillado por sorpresa. Otros, reconocen que habían escuchado comentarios sobre sus problemas con la justicia y ahora buscan respuestas a las preguntas que se les surgen. Una parte de los feligreses creen que a Luis Fernando Nieto, hijo único y natural de Colombia, donde residen sus padres, la soledad en su primer destino como párroco podría haber hecho mella en su ánimo y de alguna forma eso le habría empujado a la bebida. "En España siempre ha estado en destinos con más gente, como el seminario de Zaragoza. Ahora quizás se ha visto algo solo", confiesa un vecino que prefiere mantener el anonimato.

"Me gustaría implorar a la señora jueza, o a quien tenga capacidad para solicitarlo, que al amparo del artículo 80 del Código Penal, se interrumpa la pena de prisión por la realización de una terapia adecuada para las circunstancias de don Luis", manifiesta Óscar Gracia, alcalde de Ferreruela de Huerva. "En la cárcel no se va a corregir la situación que le ha llevado a cometer los delitos y parece estar muy afectado psicológicamente", añade.

Ocultó los hechos al obispo

Los comentarios que aludían a la situación del religioso, que cometió hasta cinco infracciones de seguridad vial en solo ocho meses, no solo se escucharon en los pueblos de la comarca del Jiloca: llegaron a oídos del obispo de Teruel y Albarracín, Antonio Gómez Cantero, tal y como informan desde la Oficina de Comunicación de la Iglesia en Aragón.

En cuanto supo de estos comentarios, el obispo habló con él, precisan las mismas fuentes, para ver qué había de cierto en ellos y con ánimo de ofrecerle ayuda, si es que la necesitaba. Pero negó la mayor. "Dijo que no tenía ningún problema y que todo obedecía a una campaña de desprestigio orquestada contra él", apuntan desde Oficina. Durante algunos meses, el cura se movía por los pueblos del Jiloca solicitando a los vecinos que lo trasladaran, pero a ninguno les confesó la razón por la que no utilizaba su coche.

Debido al revuelo generado por el suceso, el obispo de Teruel se ha visto obligado a emitir un comunicado público sobre el "triste" suceso. Cuando el párroco cumpla su condena, explican fuentes de la Iglesia en Aragón, le prestarán toda la ayuda que necesite para solucionar sus problemas, "como se haría con cualquier persona". De momento, continuará apartado del sacerdocio, que no expulsado.

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