Teruel, se sumerge de nuevo en la leyenda de los Amantes

La recreación de la historia de Isabel y Diego levantó este jueves el telón en medio de una gran expectación. Teruel se llena este viernes de vecinos y visitantes vestidos al estilo medieval.

La primera escena de la recreación –en la foto–, con Isabel y otros personajes en el balcón, registró mucho público.
La primera escena de la recreación –en la foto–, con Isabel y otros personajes en el balcón, registró mucho público.
Antonio García/Bykofoto

La plaza de la Catedral de Teruel se transformó este jueves noche en la sala del Concejo donde alcaldes y jueces de las parroquias de la ciudad, en un viaje al pasado que situó a la villa en 1217, analizaron la propuesta del poderoso Señor de Azagra de amañar su boda con Isabel de Segura dos días antes de que se cumpla el plazo para que regrese de la guerra el prometido de la joven, Diego de Marcilla.

En una ciudad que se fue llenando de visitantes por momentos a lo largo del día, la escena que desencadena el drama de los Amantes de Teruel fue seguida por un público muy numeroso que aplaudió entusiasmado a la veintena de actores aficionados que dieron vida a los personajes. El tono de la representación fue jocoso y cómico al principio, pero se tornó trágico cuando Isabel de Segura y su madre escucharon los planes de Azagra. La joven sale al estrado, llora, patalea y suplica a su padre que no permita tal casamiento, pero todo es en vano.

No hay dos ediciones iguales de la recreación de la leyenda de los Amantes y la que este jueves levantó el telón tampoco lo será respecto a la de 2018. De hecho, la primera representación teatral estuvo llena de novedades, entre ellas, el gran realismo imprimido al Concejo de Teruel, en el que estuvieron representados cada uno de los funcionarios que formaban este organismo medieval, y todos ellos con un vestuario fiel a la historia. También aparecieron por primera vez la amiga de Isabel y el amigo de Diego, quienes expresaron su impotencia ante el presagio de que estos no llegarían a casarse.

"Han sido necesarios muchos ensayos y mucho esfuerzo para montar esta escena, que es muy coral y reviste una gran complejidad", explicaba la directora teatral de la Fundación Bodas de Isabel de Segura –entidad que organiza la fiesta–, Marian Pueo.

Pasadas las diez de la noche, 25 mujeres ataviadas al estilo del siglo XIII recorrieron las calles más céntricas del Casco Histórico de Teruel pregonando los nombres de quienes habían fallecido y rezando por las ánimas que van al purgatorio. En su inmersión en el mundo de la Edad Media, Teruel recuperaba así una tradición de los territorios de la Corona de Aragón que todavía se mantiene en alguna ciudad.

Este viernes, las calles de Teruel serán un hervidero de vecinos y visitantes que, vestidos a la usanza del siglo XIII y convertidos en espontáneos figurantes, acompañarán a los personajes Isabel de Segura y Pedro de Azagra en su desfile por la Subida de la Andaquilla y en su boda en el atrio de la Catedral.

El desenlace llegará el sábado, cuando Diego vuelva de la guerra y se encuentre a Isabel casada. Tras pedirle un beso que ella no le dará, el joven morirá de amor. El domingo, en la que se considera la escena más emocionante, también ella fallecerá al darle a su amado el beso que en vida le negó.

Hace días que los hoteles de la capital turolense y los que se encuentran en un radio de 50 kilómetros a la redonda han colgado el cartel de completo, pues la fiesta de Las Bodas de Isabel de Segura convierte a febrero en uno de los meses más turísticos del año para la ciudad mudéjar. Un gran mercado medieval se extiende desde el Centro Histórico hasta el barrio del Ensanche contribuyendo a la ambientación de una ciudad que durante cuatro días revive su historia con la implicación de toda la población.

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