Endesa insiste en que la térmica funcionará hasta 2020 entre dudas de los trabajadores

Una decena de empleados de las subcontratas se encerrarán este fin de semana dentro del Ayuntamiento de Andorra para exigir "alternativas serias de futuro".

Manifestación en Andorra contra el cierre de la térmica.
Manifestación en Andorra contra el cierre de la térmica.
Laura Castel / Antonio García

Endesa insistió este miércoles en que la central térmica de Andorra "tiene carbón suficiente" y operará "con normalidad" hasta junio de 2020. Lo hará sujeta "a las condiciones del mercado nacional de generación", un ‘pero’ que hace que los trabajadores teman una rebaja drástica de la producción que fuerce los primeros despidos en las subcontratas.

El comité de empresa calcula, en contra del criterio de la eléctrica, que al ritmo actual "solo quedaría carbón hasta Semana Santa" y no descarta expedientes de regulación de empleo por la disminución de la carga de trabajo. Desde Endesa, en cambio, subrayaron que "ni siquiera ha empezado a hablar con las contratas sobre previsiones de actividad" y que la situación "continúa como hasta ahora".

La empresa, que aún necesita el ‘sí’ del Ministerio para la Transición Ecológica para proceder al cierre de la planta en 2020, recalcó que las 800.000 toneladas de mineral autóctono almacenado serán suficientes. Sus estimaciones se basan en la producción de la central durante los últimos ejercicios, la evolución prevista de la demanda en los próximos meses y la estimación del precio del mercado nacional de generación hasta junio de 2020, marcado por la "fuerte penetración" de las renovables.

A través de un comunicado, confirmó que seguirá necesitando "de los servicios que requiera la operación de la planta, tanto del personal propio como del personal de empresas auxiliares". Y adelantó, aunque sin dar detalles, que parte de las inversiones anunciadas en su plan de compensación, calificado de insuficiente por el Gobierno de Aragón, alcaldes, sindicatos y empresarios, podrían ponerse en práctica antes del 30 de junio de 2020. Esto, en todo caso, dependerá de la obtención de los permisos necesarios, autorizaciones que el presidente aragonés, Javier Lambán, pidió expresamente no otorgar hasta que la eléctrica presente "alternativas reales" que garanticen el futuro de la zona.

Endesa también se refirió a la situación de los regantes del Guadalope, que temen que el coste del agua se triplique una vez que cierre la central. A este respecto, anunció una próxima reunión "para estudiar conjuntamente los efectos que el cese de actividad de la central tendrá sobre este colectivo y analizar propuestas conjuntas que se puedan proponer a las Administraciones, a fin de tratar de mitigarlos".

También este miércoles, la Federación Aragonesa de Municipios, Comarcas y Provincias (Famcp) aprobó una moción por unanimidad para expresar su rechazo al cierre de la central y exigir a Endesa "que se implique activamente en el desarrollo de las comarcas mineras con un plan económico cuantificado y negociado con los actores sociales". La entidad insiste en alarga la vida de la central más allá de 2020 "para evitar los efectos traumáticos" del fin del carbón.

Nuevas protestas

Una decena de trabajadores de las subcontratas de la térmica de Andorra se encerrarán este fin de semana en el Ayuntamiento de la localidad para exigir alternativas de futuro ante el cierre de la central en junio de 2020. Inocencio Lorenz, portavoz de la plataforma, anunció ayer que la protesta comenzará a las 17.00 de mañana y terminará a las 17.00 del domingo.

Serán 48 horas en las que los empleados denunciarán la "falta de garantías", ya que Endesa ha anunciado la recolocación de sus 153 trabajadores pero, según critican, no tiene planes para ellos más allá de decir que se priorizará su contratación de cara a las tareas de desmantelamiento.

La propia plataforma comunicó el miércoles esta decisión –que será apoyada por el Ayuntamiento de la localidad, según adelantó la alcaldesa, Sofía Ciércoles–, en una asamblea abierta en la localidad. Allí aseguró que ya se están estudiando nuevas movilizaciones en Aragón y en Madrid. Estos trabajadores ya hicieron ver su malestar en las Cortes y durante la reciente visita de Pedro Sánchez. El problema, recalcó Lorenz, es que más allá de las promesas "no hay ningún compromiso por escrito", de ahí que teman por el futuro del territorio.

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