Un equipo antimareos de bajo coste 'made in' Teruel

Frank Alberto Betances es uno de los dos otorrinos que hace 15 días dejó su plaza en el hospital Obispo Polanco de Teruel. Antes de partir hacia tierras gallegas, su nuevo destino, diseñó un prototipo de aparato para determinar el origen de los vértigos que tiene un coste mucho más bajo que los equipos comerciales y ofrece –asegura– similares prestaciones.

Según explica, su máquina, todavía en fase experimental aunque ya probada con éxito en 10 pacientes, cuesta 70 euros frente a los 15.000 que vale el aparato que está en el mercado "y esta –destaca– es la principal causa de que el equipo no esté disponible en la mayoría de los hospitales".

Este joven médico dominicano especialista en oído, nariz y garganta lamenta que esta herramienta no esté al alcance de los médicos de urgencias "para ayudarles a llegar a conclusiones más exactas". En el Servicio de Otorrinolaringología de Teruel, evitaría derivar a medio centenar de pacientes cada año a Zaragoza.

Para elaborar su prototipo contó con la colaboración de otro otorrino, Héctor Vallés, del hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza, así como con la ayuda de un equipo de la Escuela Universitaria Politécnica de Teruel (EUPT) integrado por Inmaculada Plaza, Carlos Medrano y Víctor Rodríguez. Betances considera que la EUPT "es una cantera de jóvenes excelentes".

Su dispositivo consiste en una carcasa fabricada con una impresora 3D que alberga una cámara de vídeo que capta los movimientos oculares en completa oscuridad gracias a leds infrarrojos. Incorpora sensores para medir el impulso de la cabeza. Los datos son enviados a un ordenador con un programa informático específico para su análisis.

Betances resalta que la patología relacionada con el vértigo es una de las causas más frecuentes de consulta en atención primaria. Puede ocurrir a cualquier edad, pero predomina de los 40 a los 60 años y es más común en mujeres.