La visita de la ministra

Teresa Ribera anuncia la firma del primer convenio para la transición ecológica del país, que debería servir para actuar en Andorra, pero no concreta medidas para paliar los efectos del cierre de la térmica.

La ministra de Transición Energética, Teresa Ribera, en Andorra
La ministra de Transición Energética, Teresa Ribera, en Andorra
L. R.

La ministra Ribera ha acudido a Andorra para hablar cara a cara con los afectados por el cierre de la central térmica. Ha podido constatar su angustia y ha respondido con el anuncio de un convenio, pero no ha concretado qué alternativas laborales al carbón tiene el Gobierno. Se agradecen sus buenas palabras y su visita, pero Teruel necesita medidas concretas, efectivas y urgentes.

La máxima responsable del Ministerio para la Transición Ecológica no ha precisado las actuaciones que el Ejecutivo de Pedro Sánchez llevará a cabo para compensar a Andorra y su comarca por el cierre de la central eléctrica de Endesa en junio de 2020. En medio de las vivas protestas de los turolenses, Teresa Ribera no ha pasado de las referencias genéricas a una voluntad de «acompañamiento» para generar alternativas laborales que no dejen «a nadie atrás». Es cierto que ha anunciado la firma del primer convenio para la transición ecológica del país, que debería servir para actuar en la cuenca andorrana, pero no ha precisado ni los contenidos ni el importe económico de este acuerdo. Además, la ministra no se ha querido pronunciar, a pesar de haber sido interpelada insistentemente, sobre las posibilidades de alargar el tiempo de funcionamiento de la térmica o sobre si el Gobierno puede rechazar el plan de cierre.

Más allá de gestos dignos de reconocimiento, como el de acudir en persona a Andorra para escuchar las reclamaciones de sus gentes y autoridades, la ministra y todo el resto del Gobierno tienen que reaccionar ya para detener la desertificación humana de buena parte de Teruel y de casi todas las demás provincias de la España interior. Urge, pues, que se concrete un plan de choque que evite el éxodo rural y active las economías locales. Solo así se podrá frenar la sangría poblacional. Esta es la auténtica oportunidad de progreso para Andorra, para Aragón y para el conjunto del país.