El Ayuntamiento de Teruel saca a concurso por tercera vez el arreglo del puente de la Equivocación

La mejora de uno de los principales accesos a la ciudad está pendiente desde hace dos años, tras renunciar la adjudicataria y quedar desierta la segunda licitación.

El puente de la Equivocación presenta un notable deterioro en sus elementos.
El puente de la Equivocación presenta un notable deterioro en sus elementos.
Jorge Escudero

La reparación del puente de la Equivocación, uno de los principales accesos a la capital turolense y la vía de conexión más utilizada entre el casco histórico y los barrios del Pinar y Jorgito, sale a concurso por tercera vez en un plazo de dos años tras haber fracasado las dos licitaciones anteriores. Las obras fueron adjudicadas por primera vez en 2017, pero la empresa renunció al contrato y hubo que abrir un nuevo proceso que quedó desierto.

Según aprobó este miércoles el Ayuntamiento de Teruel en una Junta de Gobierno, los trabajos salen de nuevo a concurso por 300.000 euros con un plazo de ejecución de tres meses. Durante este tiempo se mejorará el pavimento, las aceras, las barandillas y el alumbrado, elementos todos ellos que están muy deteriorados. Aunque estructuralmente no corre peligro, el puente ofrece un aspecto vetusto y presenta daños puntuales en arcos, vigas y pilares.

Además, un muro de contención del estribo del lado del barrio de Jorgito está muy estropeado y, en el extremo opuesto, hay una grieta preocupante, según advierten los estudios técnicos realizados sobre el puente de la Equivocación por encargo del Ayuntamiento. La principal causa de los daños son las filtraciones de agua de lluvia debido a un deficiente desagüe y a problemas de aislamiento de los materiales con que fue construido.

La alcaldesa, Emma Buj, responsabilizó este miércoles del retraso en la remodelación del puente de la Equivocación a la renuncia de la adjudicataria a mediados de 2017. Según dijo, se trató de un grupo de tres empresas radicadas en Galicia que rechazó el contrato "al darse cuenta de que no les salía rentable desplazarse a Teruel para realizar estas obras". Buj destacó que al grupo empresarial le fue incautada la fianza y, además, se le aplicó una sanción de 21.000 euros, pero nada pudo hacerse para evitar tener que iniciar un nuevo proceso de licitación. El pasado mes de noviembre, el segundo concurso convocado para reparar la infraestructura, cuyo coste se financiará con cargo al superávit de las arcas municipales, quedó desierto.

Permiso de Fomento

Para poder llevar a cabo la intervención en el puente ha sido necesaria la autorización del Ministerio de Fomento y ello debido a que por debajo discurre la línea de ferrocarril entre Zaragoza,  Teruel y Sagunto. El desarrollo de las obras obligará a cortar el tráfico durante el plazo de ejecución, en torno a tres meses. No obstante, el Ayuntamiento de Teruel plantea la posibilidad de dejar abierto un pasillo peatonal para que los vecinos puedan acceder del Centro Histórico a los barrios situados al otro lado del río Turia –el Pinar y Jorgito– y a la inversa.

La alcaldesa lamentó que las vicisitudes que están afectando  a la reforma del puente de la Equivocación parecen querer hacer honor a este nombre popular con el que los turolenses bautizaron a mediados del siglo XX esta infraestructura. "Es como si esta obra estuviera gafada", afirmó Emma Buj.

Casi una década de obras

Oficialmente, esta infraestructura iba a llamarse ‘Puente Nuevo’, pero los problemas surgidos a partir del inicio de su construcción en 1945 hicieron que la población le cambiase el nombre por el de ‘Puente de la Equivocación’. Según relata el cronista de Teruel, Vidal Muñoz, una vez que las obras estaban en marcha, Renfe pidió que bajo su arco principal pudieran circular tres vías electrificadas, lo que obligó a rectificar el proyecto para atender la demanda de la compañía ferroviaria, si bien en la actualidad el tren de Teruel sigue siendo de vía única sin electrificar.

Vidal explica que los trabajos de construcción se paralizaron a raíz del problema con Renfe y se reanudaron en 1950, inaugurándose la obra, por fin, en 1954. "Este puente, cuya estética quería recordar a la del Viaducto Viejo, se empezó dos veces", subraya Vidal. El cronista de Teruel añade que tampoco fue muy acertado el arranque del puente en su unión con la rotonda de la calle San Francisco, pues tiene una pronunciada pendiente "y debió hacerse con mayor horizontalidad".

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