Un año después de los crímenes de Andorra, la Guardia Civil refuerza su plantilla en Teruel pero mantiene el 17% de las plazas sin cubrir

En el último año el número de efectivos ha crecido un 10% hasta los 687 guardias.

Desfile de la Guardia Civil en la Comandancia de Teruel.
Desfile de la Guardia Civil en la Comandancia de Teruel.
Antonio García/Bykofoto

La evolución de la provincia de Teruel en materia de seguridad en el último año ha estado marcada por la llegada de refuerzos a las plantillas de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, aunque la valoración del impacto que estas incorporaciones ha tenido en la vigilancia de la calle es dispar. Mientras que la Subdelegación del Gobierno señala que “objetivamente” la situación de las fuerzas de seguridad ha mejorado, desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) tachan las llegadas de “poco significativas” respecto a la carencia de medios humanos que soporta este cuerpo armado.

Las principales novedades experimentadas por los cuerpos de seguridad desde que se produjeron los dramáticos sucesos de Albalate del Arzobispo y Andorra han sido la incorporación de 67 agentes a la Guardia Civil y 15 a la Policía Nacional, que de este modo pasan a tener cubiertas sus plantillas en un 83% y 93%, respectivamente. Además, la Benemérita puso en marcha el pasado mes de mayo la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Comandancia (Usecic), especializada en labores de prevención de la delincuencia en torno a acontecimientos multitudinarios. Este servicio cuenta con 14 agentes y, aunque tiene su base en el cuartel de Teruel, actúa en toda la provincia.

El subdelegado del Gobierno, José Ramón Morro, resalta la “mejora de las plantillas” que ha tenido lugar en el último año. Señala la llegada de nuevos agentes a la Guardia Civil tras un concurso de traslados que, el pasado octubre, incrementó la dotación provincial en un 10% pasando de 620 a 687, un incremento que se ha repartido “por toda la provincia” y con un destino principal a labores de seguridad ciudadana.

Más critica es la visión del portavoz de la AUGC -mayoritaria en la Guardia Civil-, Cristóbal Soria, para quien el refuerzo ha sido “muy básico” y no cubre las necesidades de una provincia tan extensa como Teruel. Señala que los guardias destinados a seguridad ciudadana han pasado en el último año de 280 a 310, porque el resto de las incorporaciones han ido a parar a otros servicios.

Soria considera que la provincia precisa de una plantilla de 900 agentes frente a los 687 actuales. El refuerzo experimentado en 2018 le parece “minúsculo”. La compañía de Alcañiz, con una demarcación que se extiende por el norte de la provincia ha pasado de 107 guardias destinados a seguridad ciudadana a 110, Calamocha de 54 a 61, Mora de Rubielos de 60 a 65 y Teruel de 51 a 60.

El portavoz de la AUGC recuerda que las escasez y dispersión del personal comporta que la mitad de los 32 cuarteles de la provincia solo abran sus puertas un día a la semana de 9.00 a 14.00. Las tres cabeceras de compañía -Alcañiz, Calamocha y Mora de Rubielos- abren todos los días, salvo el fin de semana y, solo las puertas de la Comandancia están abiertas de forma permanente.

José Ramón Morro resalta la importancia de la seguridad “como quinto pilar del estado de bienestar”, pero reconoce que es difícil una política de ampliación de plantillas e inversiones si el Gobierno no puede aprobar unos nuevos presupuestos. Este inconveniente mantiene atascados los planes de levantar un nuevo cuartel de Utrillas, con proyecto y terrenos disponibles -aportados por el Ayuntamiento- pero sin dotación económica de la Dirección General de la Guardia Civil. Morro dice que, en materia de infraestructuras de seguridad, Utrillas es “la prioridad” provincial, seguido del puesto de Calanda. Pero, de momento, sin presupuestos para 2019, ninguno de los dos se prevé acometer.

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