La depuración llega 20 años después de la depuradora

El proyecto para derivar las aguas residuales de Villaspesa a la planta municipal, inaugurada en esta pedanía en 1999, prevé una tubería de 2,5 kilómetros y 231.261 € de coste.

Un grupo de vecinos pasea junto al barranco por el que fluyen las aguas residuales de Villaspesa.
Un grupo de vecinos pasea junto al barranco por el que fluyen las aguas residuales de Villaspesa.
J. escudero

El Ayuntamiento de Teruel acaba de recibir el proyecto para depurar las aguas residuales del barrio rural de Villaspesa. El documento llega cuando están a punto de cumplirse veinte años de la inauguración en 1999 de la planta depuradora que da servicio a la ciudad y que está instalada, precisamente, en Villaspesa.

El proyecto prevé construir una conducción de 2.565 metros y una estación de bombeo para derivar las aguas negras de Villaspesa desde su colector a la planta de la capital salvando un desnivel de apenas 8 metros. La actuación tiene un presupuesto de 231.261 euros y un plazo de ejecución de tres meses.

La derivación se enmarca en un paquete de obras para depurar los vertidos de seis pedanías –El Campillo, Caudé, San Blas, Tortajada, Valdecebro y Villaspesa–, aunque el proyecto más avanzado es el de Villaspesa, un barrio rural que ha experimentado un notable crecimiento poblacional en los últimos años, pasando de los 357 vecinos de 2000 a los actuales 573.

El concejal de Medio Ambiente, Julio Esteban, admitió, no obstante, que no hay plazo para el inicio de las obras, que no arrancarán en ningún caso durante 2018 o 2019 porque todavía está pendiente el complejo proceso de expropiaciones necesario para conseguir el suelo para construir la estación de bombeo y la conducción.

Los vecinos han manifestado reiteradamente su malestar por los problemas de malos olores y mosquitos asociados al colector que transporta las aguas negras a través de un barranco que parte del centro del pueblo hasta el río Turia, donde se vierten sin ningún tratamiento. Los inconvenientes se incrementan en verano con la subida de las temperaturas. Además, la conducción presenta, según reconoce el proyecto, "numerosas roturas a lo largo de su traza, lo que provoca que las aguas residuales fluyan en la superficie generando molestos olores para los vecinos".

La alcaldesa pedánea, Sonia Navarro, denunció que el colector está "muy cerca" del pueblo y constituye "un foco muy molesto de malos olores y de infecciones". A su juicio, el vertido directo de las aguas fecales al Turia es insostenible.

El proyecto para acabar con los vertidos sin depurar contempla la posibilidad de un crecimiento de población futuro, y la planta de bombeo y todo el sistema se dimensionan para un censo máximo de 1.000 habitantes.

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