Las últimas lluvias hunden una casa en Alcañiz y vuelven a cortar el acceso a barrios de Olba

Una familia alcañizana tuvo que ser desalojada por la inestabilidad de la casa dañada.La crecida del Mijares inutiliza por segunda vez en menos de un mes el acceso a dos pedanías.

José Miguel Esteban, un vecino desalojado, delante del derrumbamiento de Alcañiz.
José Miguel Esteban, un vecino desalojado, delante del derrumbamiento de Alcañiz.
Beatriz Severino

Las lluvias registradas el pasado jueves, sumadas a los temporales del pasado octubre, provocaron el hundimiento parcial de una casa abandonada de la calle de San Pedro de Alcañiz y obligaron a desalojar a la familia que reside en la vivienda contigua, si bien a última hora de ayer los afectados pudieron regresar a su casa. Las precipitaciones provocaron también una crecida del Mijares que volvió a dejar aislados los barrios de Los Ramones y los Tarrasones, en Olba. Mientras, en Teruel capital, sigue la demolición controlada de un inmueble cuya fachada también se derrumbó a raíz de los recientes temporales.

Los desprendimientos registrados en la fachada del número 72 de la calle de San Pedro, una casa en estado de abandono, obligaron a la Policía Local de Alcañiz a cortar el tráfico por la vía pública y a desalojar la vivienda aneja. Alrededor de las once de la noche del jueves, José Miguel Esteban acababa de meter el coche en la cochera cuando se produjo el derrumbe en la finca contigua. "Escuchamos un ruido pero no vi nada y nos fuimos a dormir. Al poco tiempo, nos llamó la Policía y nos recomendó que pasáramos la noche fuera", explicó Esteban. Mientras inspeccionaban la zona y seguía lloviendo, cayó una gran parte del muro de la casa vecina.

José Miguel, su esposa y su suegra se marcharon a casa de un familiar por precaución y a la espera de noticias para poder regresar a su hogar. Anoche, por fin, fueron avisados de que podían volver a su vivienda. "El problema no era estar fuera de casa, porque si hay que irse para que se arregle la finca vecina, nos vamos. En realidad, estábamos preocupados por saber cuándo podríamos regresar. Lo peor es la incertidumbre", añadía Esteban.

En Teruel capital siguen mientras tanto las labores de derribo de la antigua fábrica de lanas de San Julián, cuya fachada se desmoronó sobre la calle La Florida debido a los recientes temporales.

Las lluvias se extendieron el jueves a la cuenca del Mijares, que experimentó una crecida que volvió a dejar incomunicados por carretera a los barrios de Olba de Los Ramones y Los Tarrasones, en los que viven 30 y 4 personas, respectivamente. La crecida alcanzó sus máximos al mediodía de ayer. Los padres que por la mañana habían llevado a los cinco escolares de Los Ramones a la escuela no podían cruzar el río a primera hora de la tarde para recoger a sus pequeños y tuvieron que esperar a que el caudal descendiera. Una vecina, Sonia Martínez, manifestó su indignación porque esta pedanía volviera a quedarse sin acceso rodado por segunda vez en menos de un mes. El pasado día 18 de octubre otra avenida inutilizó el vado que permite cruzar el cauce.

El problema se repitió en Los Tarrasones, donde viven una pareja y sus dos hijos en edad escolar. Para ir a la escuela, los escolares tuvieron que andar dos kilómetros y cruzar el río por una precaria pasarela peatonal. El padre de los niños, Pascual Barón, explicó que daba "miedo" utilizar el paso para peatones por la fuerte corriente del Mijares. Atravesar con vehículos el vado sobre el cauce fue imposible toda la jornada porque quedó inundado bajo una capa de 60 centímetros de agua.

Barón comunicó la situación a la Diputación Provincial, a la Subdelegación del Gobierno y a la Guardia Civil, que realizó una inspección del lugar. El vecino de Los Tarrasones criticó que "a poco que llueva, se corte el acceso al barrio". Las últimas precipitaciones, moderadas, incrementaron el caudal del río, ya crecido desde la gota fría de los pasados 18 y 19 de octubre.

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