La Vía Perimetral de Teruel, que comunica los dos extremos de la ciudad por el borde oriental, se ha reabierto al tráfico esta tarde tras una reparación integral que ha costado 620.000 euros. El Ayuntamiento ha tenido que acometer las obras ante el deterioro prematuro del firme por el uso de una grava que, aunque en su día cumplía los parámetros de calidad exigidos, se desintegra con las temperaturas extremas del invierno y con el contacto de la sal utilizada para disolver el hielo.

Las obras, ejecutadas por la empresa Emipesa, se han podido afrontar con financiación municipal gracias a la mejora de la situación económica del Consistorio en los últimos años. La Perimetral se inauguró en 2008 tras una inversión de 16,5 millones de euros para mejorar el tráfico y las comunicaciones urbanas. El deterioro de los áridos empleados en el pavimento ha obligado a la sustitución del firme. El problema se repite en la autovía A-23, donde Fomento lleva a cabo también proyectos de renovación de la calzada.